El mundo se extiende más allá de lo que uno ve. Todo lo que se me presente, aquí y ahora son oportunidades de aprendizaje.

Javier Ghersi

Aprox. 7 años desde su incursión en la industria del café como barista, a la edad de 17 años, Javier ha experimentado diversidad de posiciones como: barista jefe, responsable de gestión de calidad, encargado de compras de granos de café verde, instructor autorizado por la Asociación de Café de Especialidad, así como la operación de un bar de café de especialidad y vino, entre otras. Pero a Javier Ghersi no le bastaba todo esto, fue por ello que bajo el deseo de participar en todos los eslabones de la cadena de suministro del café que entró a formar parte de TYPICA en octubre de 2024.

En la actualidad, a los 24 años de edad, el objetivo de Javier, quien hasta la fecha ha vivido una vida a alta velocidad, es el de “Conectar todos los eslabones de la cadena de café, con el fin de hacerlo especial para el mundo”. Para él, quien su día a día es una constante repetición de prueba y error, incluso en un nuevo entorno, no habrá nadie quien lo detenga en su objetivo de aproximarse aún más a hacer su objetivo realidad.

Una empresa algo peculiar

Javier conoció sobre la existencia de TYPICA cuando trabajaba como responsable de gestión de calidad en Hola Coffee Roasters en Madrid, España. Gracias al trato de Samuel, miembro de TYPICA, que le atendió de forma precisa y sincera, se llevó una buena impresión de nuestra empresa.

Eso sí, lo cierto es que a Javier le inquietaba el por qué a diferencia de otras empresas importadoras normales en las que los granos de café verde llegaban inmediatamente tras su pedido, los pedidos a TYPICA solían retrasarse más de la fecha de entrega estimada. Hasta que le preguntó a su superior al respecto, quien le explicó que estos retrasos se debían a que el mecanismo con el trabaja TYPICA es diferente. Fue al conocer que en TYPICA se trabaja manteniendo una relación estrecha con los caficultores, que llegó a comprenderlo. Se sintió como si se le hubieran abierto los ojos frente a la realidad de la industria.

Dentro de Javier, quien seguía en la búsqueda de un nuevo lugar en donde desempeñarse centrándose en empresas importadoras de granos de café verde, TYPICA se presentaba como una empresa algo peculiar. En el sitio web de TYPICA se recogían fotografías y artículos narrativos sobre los caficultores. Una profundidad de contenido que sobrepasa un simple material de relaciones públicas. A la par que apreciaba los lazos y la filosofía detrás de todo este contenido, dentro de Javier brotó un mayor interés por TYPICA.

Y desde entonces, pasaron varios años. Hasta que un día, un amigo le avisó a Javier de que en TYPICA se había abierto una oferta de empleo. Sin pensarlo, Javier decidió enviar su solicitud. De forma natural, sin darse cuenta, su corazón latía rápida y fuertemente al pensar en salir de su zona de confort, para enfrentarse a un nuevo entorno y un nuevo trabajo.

Las cosas siempre tienen dos caras

Javier, quien entró en TYPICA con la idea de hacerse cargo de la gestión de calidad, aprovechando su experiencia, ha acabado también desempeñando el puesto de responsable de comunidad. Es decir, una posición más cercana al ámbito comercial, un ámbito inexplorado para Javier hasta la fecha. Sin embargo, Javier no tomó este cambio como algo negativo. Más bien, este desarrollo reforzó el componente de aventura, en su cuerpo brotó la adrenalina.

Por otro lado, Javier quedó sorprendido con que el equipo de TYPICA estuviera formado solo por 4 miembros. Teniendo en cuenta el contenido de sus actividades, la impresión que queda de puertas para afuera de la organización es de que debe tener una dimensión mayor.

Sin embargo, una vez más, Javier afrontó esta realidad con positividad. Para él tener que hacerse cargo de diversidad de funciones, así como tener que brindar apoyo con frecuencia a otros equipos, era algo que sentía con dinamismo, y lo encontraba emocionante.

Pienso que toda empresa tiene su propio organigrama y estilo, por lo que no sentí necesario entrar en evaluar si funciona como una organización formal o no. En caso de que, por ser pocos miembros en el equipo, deba trabajar más allá de lo establecido dentro de los límites del equipo, creo que es algo que debo aceptar también para mi propio crecimiento personal.

Yo, normalmente, no soy de los que ve el vaso medio vacío, sino que siempre intento verlo medio lleno. Soy optimista.El haberme decidido a abandonar España, país en donde pasé 7 años, para mudarme a Ámsterdam, también se debe a que estoy apostando a enfrentarme a nuevos retos en TYPICA.Porque yo creo que cuando uno trabaja en cosas en las que uno no está acostumbrado, en un entorno nuevo, el aprendizaje es mayor, así como la velocidad de aprendizaje también se acelera.

¿Qué deseo hacer en mi vida?

Desde que era pequeño, Javier siempre había querido hacer algo diferente de los demás. En el año 2017, a la edad de 17 años, y a punto de graduarse del bachillerato, Javier comenzó a trabajar como barista en una cafetería de Caracas, capital de Venezuela.

Sin embargo, su trabajo de barista difería enormemente de profesiones convencionales como abogado, ingeniero, entre otras. No fueron pocas las ocasiones en que alguno de sus amigos reaccionaba cuestionándole como “¿De veras que trabajas como barista?”. Debido a esto, Javier era incapaz de creer del todo si su decisión fue la correcta.

Fue un año más tarde, en el año 2018, que junto con su familia, Javier emigró a España a causa de la grave crisis económica y política que asola Venezuela. Javier ingresó en el Doble Grado en Derecho y Economía de la Universidad Carlos III de Madrid.

Mientras que se esforzaba en sus estudios universitarios, a la par Javier estaba obsesionado por el mundo del café. Para él la satisfacción de haberlo hecho por sí mismo, que obtenía como barista al preparar cafés, era una enorme recompensa.

Más tarde, al acumular conocimientos y experiencias, y alzarse en la posición de enseñar a otros, cada vez se sentía más atraído por el mundo del café. Para Javier, que otros aprendieran de él, le servía también para aprender algo de los demás. La consecución de este tipo de sensaciones, despertaban aún más su curiosidad y ambición por aprender más ampliamente.

Pero, por otro lado, Javier se enfrentaba a una lucha interna, invisible a los ojos de los demás. Él era consciente de que a él le infravaloraban por trabajar en la industria del café, y se comparaba con su hermano, 10 años mayor, quien además de ser para él un modelo a seguir, que le servía de inspiración,  era respetado por trabajar como abogado. Sentía una presión emocional muy intensa de que no debía traicionar las expectativas de sus familiares ni de las personas de su entorno.

Logró liberarse de tal presión cuando aprendió sobre el método de medición de concentración del café en un curso formativo. Ser barista no se trata simplemente de preparar café. En el trabajo del barista interviene la ciencia, una profundidad que la mayoría de las personas desconoce. Fue cuando fue consciente de esto, que sintió que podía perdonarse a sí mismo por querer seguir persiguiendo una carrera profesional en el mundo del café.

Pero aún así no era capaz de sentirse listo para dejarlo todo, apostar por apretar a fondo el acelerador del control de su vida hacia un solo camino. Dudaba entre seguir el camino de la abogacía, o el camino del café. Por mucho que en lo más hondo de su corazón sí sabía qué senda quería elegir, desde algún rincón de su cabeza surgía un murmullo ininterrumpido de voces contrarias que le bloqueaban. Si se decidía a abandonar la universidad para seguir un camino menos formal, estaba seguro de que avergonzaría a las personas de su entorno. ¿De veras que quieres dedicarte al café hasta el punto de traicionar las expectativas de tus familiares? Este conflicto interno estaba destrozando su corazón.

El momento de la decisión

El día decisivo para su futuro llegó cuando era estudiante de primer año en la universidad. Javier, quien dedicaba sus esfuerzos para prepararse a los exámenes finales de la carrera de derecho, se enteró de la celebración de una competición de cata de café, que coincidía con el día de sus exámenes.

Era una oportunidad única, venían a esa competición en Madrid, tostadores de Dinamarca. Estaba convencido de que si participaba no solo sería capaz de crecer obteniendo nuevos aprendizajes, sino que también crearía lazos con las personas ahí presentes.

Pero, lo cierto es que si no obtenía los créditos de las asignaturas que se jugaba en esos exámenes, debería volver a cursas múltiples materias. Esto significaría que habría echado a perder por completo su año universitario. Su pasión por el café le estaba poniendo verdaderamente a prueba.

Finalmente, la mañana del mismo día de los exámenes y la competición fue que tomó su decisión. Decidió ir a la competición. Y justo cuando se encontraba participando en ella, le llegó a su teléfono un correo electrónico “Debido a su ausencia en el examen, está suspendido automáticamente”. Javier lo leyó tranquilo mientras disfrutaba de un café, convencido de que había tomado la decisión correcta.

Pero lo cierto es que participando en esa competición de cata de café no tuvo ningún encuentro decisivo para cambiar el rumbo de su vida. Ni siquiera cató algún café que le provocara alguna revelación. Lo cierto es que con solo escuchar sobre el hecho de que participó en una corriente competición de cata de café, en vez de ir a rendir sus exámenes universitarios, seguramente 99 de cada 100 personas piensen que Javier tomó una estúpida decisión.

Pero a Javier esto le traía completamente sin cuidado. Dejando a un lado los prejuicios y las opiniones de terceros, tomó la decisión que le dictaba su propia voz interior. Ese era su mayor logro.

Poco después, al informarle al dueño de la cafetería en la que estaba trabajando sobre su decisión de abandonar sus estudios universitarios, este le regañó “¿De veras, Javier? ¿Has decidido echar a perder tu propia vida? Deberías graduarte y recuperar esa oportunidad”.  Sin embargo, la respuesta de Javier fue tácita: “Qué va, en absoluto. Voy a construir mi vida siguiendo mi propio método, y haciendo lo que realmente me gusta”. Pero, detrás de su ferviente decisión, a Javier le recorría el miedo y la ansiedad de haberse quedado sin una vía de escape.

¿Estás viendo la imagen al completo?

La senda que había caminado hasta ese momento era todo un acto de haber sabido predicar con el ejemplo. ¿Qué clase de carrera profesional quiero lograr en la industria del café? De acuerdo con la imagen de su devenir, que él mismo se había fijado, Javier, al igual que todos los años, logró enfrentarse a su nuevo trabajo y funciones. Todas las experiencias que había vivido en estos cerca de 7 años como barista jefe, responsable de gestión de calidad, encargado de compras de granos de café verde, asistente de procesamiento en un cafetal, entre otros, se basaban en su plan fríamente calculado a la inversa a partir de sus objetivos.

Soy de personalidad, un inconformista, no me basta por mucho que haya logrado mis objetivos. Mi deseo de seguir aprendiendo, seguir cambiando, con el paso del tiempo cada vez es mayor. En el café me pasa lo mismo, no me conformo con solo preparar un café delicioso, en su ámbito de bebida. Quiero tener un conocimiento amplio y transversal sobre el café, porque eso me permite generar nuevos valor, y alzarme como una fuerza propulsora que levanta la industria del café en su conjunto. Quizás suene a un comentario muy mordaz, pero yo odio la mediocridad.

Para Javier, el objetivo de seguir aprendiendo es el de retribuir valor a los demás. En su trabajo como instructor comparte sus propios conocimientos con los demás, mientras que en su trabajo como gestor de calidad se encarga de seguir respetando la calidad para no defraudar la confianza de sus clientes. Esto se traduce en su propia felicidad y alegría.

Tras haber entrado a formar parte de TYPICA, a su forma de pensar se ha sumado la reflexión de “¿Qué clase de impacto produce a todas las personas involucradas en cada situación?”. Llegó a esta pregunta gracias a sus diálogos con Mao Fujihara, responsable de comunidad de TYPICA. Tras su ingreso en la empresa, cada vez que Javier proponía algo, Mao le respondía que “Pues sí. Ese podría ser otro método, pero, ¿qué tal si primero ves la imagen al completo?”. Una respuesta que le dejaba demasiado confuso.

No comprendía en absoluto lo que Mao me quería decir. Tras regresar a casa, haber ordenado mi mente, y llegar al día siguiente para volver a conversar con Mao con un nuevo punto de vista, recibí de nuevo los mismos comentarios “Debes verlo desde un enfoque aún más grande. Porque XX, XX, así como XX, todos tienen un impacto sobre el todo”. Sentía sus palabras como si un fuerte impacto golpeara mi cabeza.

¿Qué es lo que me falta? (…) Tras mucho pensar sobre esto, le llegó finalmente un instante de iluminación. Fue cuando le habló sobre esto a su pareja, que también le dijo “Javier, tú no estás viendo la imagen al completo”. Anda, ya entiendo, justo eso es. Dentro de él, sí que se creía que estaba viendo el todo, pero la realidad es que tan solo se estaba fijando en un muy estrecho punto de vista. El darse cuenta de esto tuvo un impacto tan grande en él, que se le puso piel de gallina, en su interior estaba locamente entusiasmado.

Desde entonces, me esfuerzo, dentro de lo posible, en observar las cosas con una visión de 360 grados. Las personas somos incapaces de crear algo nuevo por nosotros solos. Los humanos somos seres que vivimos influenciados por la existencia de los demás.

Dar voz a los caficultores

El café y el vino se relatan frecuentemente en la misma categoría. Sin embargo, no es infrecuente el enfoque de que el café se encuentra atrasado respecto al vino. En la industria del vino, se ha extendido incluso hasta el nivel de los consumidores la idea de dar importancia a las características regionales, así como a la filosofía y la historia de los vinicultores. Mientras que en la industria del café, todavía es habitual que estos aspectos no sean reconocidos, ya no por los consumidores, sino ni siquiera por los baristas o tostadores.

El mismo Javier, quien gestionaba un bar de vino, ha vivido en sus propias carnes tales diferencias.

Lo cierto es que entre los baristas solo son una minoría los que conocen de verdad de dónde proviene su café. Incluso aunque ellos conozcan el nombre del país en el que se ha cultivado el café que ellos usan, lo normal es que desconozcan sobre qué personas están detrás y bajo qué ideas lo han producido. Es decir, al igual que el vino prioriza expresar las historias de los caficultores y el terruño, bajo el enfoque conocido como de intervención mínima, pienso que con el café también deberíamos proporcionar relatos más concretos. Esto me sirvió como oportunidad para repensar sobre la trazabilidad.

El objetivo que deseo lograr a lo largo de mi vida es el de dar voz a los caficultores, y crear un entorno en el que ellos mismos posean de verdad el control de decisión de sus precios. Asimismo, difundir la conciencia de que todos los productores juegan un papel importante. Y creo que como medio para lograrlo, TYPICA es el lugar ideal, ya que facilita los vínculos entre caficultores y tostadores, sin enfatizar en exceso su propia función mediadora.

Y al mismo tiempo, también me gustaría poner el foco en el café de la Canephora. La Canephora representa aprox. el 40 % de la cantidad de producción de café, y a causa del estereotipo de ser “una variedad fuerte frente a las enfermedades, que puede producirse en masa, por tanto, tiene una baja calidad”, sigue siendo una gran desconocida dentro del mundo del café de especialidad. Pero, lo cierto es que, con mi propia experiencia, conozco que si esta Canephora se procesa adecuadamente, bajo un proceso experimental, se puede elaborar un café de una sorprendente calidad espectacular. Me gustaría compaginar debidamente esta misión que tengo a nivel personal, con mi trabajo en TYPICA.