Cambiar el sujeto de la oración de “yo” a “todos”.Mientras sigo creyendo en el potencial de las personas.
En noviembre de 2024, tres años después de su ingreso en la empresa, Shuhei Hagimori ha sido designado como directivo ejecutivo de TYPICA.
Shuhei, quien tras su ingreso a TYPICA, se encargó como responsable del lanzamiento de la sede de la empresa en Nueva York, posteriormente ha promovido el lanzamiento del New Model (nuevo modelo) como responsable del equipo de producto. En noviembre de 2023, tal y como se imaginó a su ingreso en TYPICA, se trasladó junto con su esposa y su hijo a la ciudad de Ámsterdam en los Países Bajos.
En su época de recién graduado, bajo el deseo de "expandir el potencial de las personas y las cosas”, entró a formar parte de Bizreach, una empresa que apoya a profesionales en su búsqueda de nuevos empleos y a las empresas para la selección de personal. En este artículo indagaremos acerca de los pensamientos de Shuhei, quien ha logrado dar forma a su ambición de “enfrentar retos a escala global”, la cual permanecía latente en su corazón desde entonces, y las razones por las que hoy sigue viviendo un día a día que no le impide detenerse.
Todos mis pensamientos estaban orientados hacia mí mismo
No puedo más, solo con mi potencial, soy incapaz de seguir contribuyendo a TYPICA. Estoy muy agradecido de que la empresa tenga puestas expectativas en mí, pero no creo que solo por estar yo aquí, sirva de utilidad para algo más…
En agosto de 2023, el estado mental de Shuhei estaba a punto de explotar, había alcanzado su límite.
Lo cierto es que, tras su ingreso a TYPICA, Shuhei se había venido enfrentando a situaciones inesperadas. Una de ellas, fue la de liderar el lanzamiento de la sede de Estados Unidos, como parte de un “entrenamiento de fondo” con el objetivo de llegar a ser responsable del equipo de producto. Tras haber contratado a una persona como responsable, le iba a ceder el testigo de tales obligaciones, y se iba a dedicar a continuar hacia su próximo paso. Pese a que en su cabeza ya se imaginaba esa imagen de su futuro, a causa del abandono imprevisto de la empresa por parte del responsable que había contratado para tal cargo, Shuhei se vio obligado a corregir su rumbo.
Este cambio de planes, hizo que tuviera que dejarlo todo para atender tal imprevisto, dejando desbordado a Shuhei, quien acabó como la pescadilla que se muerde la cola, intentando resolver los problemas inevitables frente a él, pero sin llegar a alcanzar una verdadera mejora. Todo esto sumado a las preocupaciones y el estrés de la inminente mudanza en familia a los Países Bajos, le cobraron factura físicamente, tanto que acabo enfermando.
Por supuesto, que también tenía expectativas y esperanzas de las oportunidades inesperadas de vida que se le abrían con su mudanza al extranjero. También tenía la firme determinación de que sí o sí, al involucrar tanto a su esposa como a su hijo, debía triunfar tanto en lo que él quería hacer, como en el futuro que deseaba hacer realidad.
Sin embargo, por mucho que se mudara a Países Bajos, no sentía que tuviera ninguna experiencia previa que le diera la plena confianza de que ese nuevo reto resultara siendo un éxito. En TYPICA no había ningún otro empleado que fuera padre y se hubiera trasladado de Japón al extranjero, quien pudiera servirle como ejemplo a seguir. En el sentido de vivir en el extranjero, sí que tenía la experiencia de haber vivido durante 1 año en Australia en su época de estudiante bajo la visa Working Holiday, sin embargo, en esta ocasión sería una experiencia completamente diferente. Y pese a que no lo verbalizara, las preocupaciones de su esposa salían a relucir en su actitud y el color de su rostro. Shuhei se sentía muy preocupado por tener que involucrar a toda su familia a adentrarse a lo desconocido como quien se mueve en medio de la oscuridad llena de incertidumbres.
Parecía que como si de un videojuego se tratara estaba llegando al fin de la partida. Sin poder aguantar más, finalmente, le reveló a Masashi Goto, director general (CEO) de TYPICA, todos estos pensamientos que pasaban por su mente, y su intención de abandonar la empresa. A todo esto, Masashi le respondió:
Shuhei, ¿estás seguro de que tu buena conciencia no se verá afectada al abandonar TYPICA, dejando a medias todos los proyectos de los que te has encargado hasta la fecha? Mientras que tú no sientas remordimiento por dejar la empresa, y prefieras priorizar tu huida ante una situación complicada, por supuesto, por mi parte, sin más, aceptaré tu renuncia.
Tras haber dudado y reflexionado durante varios días al respecto, Shuhei se convenció de que se mudaría a Países Bajos, y de que seguiría trabajando en TYPICA. En todo momento, me rondaba por la mente la idea de que si me fuera a otra empresa, probablemente, podría desempeñarme mejor, por lo que incluso sentía que no era necesario que mantuviera un apego especial con TYPICA.Pero, al final, abandonar la empresa en un estado en el que todavía no había logrado nada, realmente, era solo una simple y mera huida.Lo cierto es que me sentía como si debiera cobrarme una venganza, demostrar mi valía, al ser consciente de que a la empresa ni le dolería, ni le afectaría que yo abandonara mi posición de empleado.
Para Shuhei rechazar el trabajo en Países Bajos era equivalente a rechazar trabajar en TYPICA. En un principio, la verdadera razón por la que envió su solicitud para trabajar en TYPICA fue porque apostó a trabajar en serio en una empresa que compite a escala global. Y lo cierto es que desde el momento en el que avanzó en el proceso de selección, siempre se imaginó a sí mismo trabajando en Países Bajos. En el fondo de su corazón seguía retumbando la duda sobre si abandonar por su propio pie todas las oportunidades que había logrado tener era lo correcto. Esto fue lo que lo detuvo a quedarse dentro del ring de combate.
El abandonar la empresa a razón de mi falta de capacidad, justamente es una prueba de que todos mis pensamientos los estaba orientando hacia mí mismo. Si de verdad hubiera estado enfocado en hacer realidad mi propia visión, seguramente, no hubiera estado pensando sobre esto, y si de verdad ya no podía seguir, hubiera adoptado una actitud de esforzarme poco a poco hasta poder hacerlo. También hablé de estas preocupaciones con mi esposa, pero la conclusión a la que llegamos es que “Ir a los Países Bajos no es solo un viaje con solo billete de ida. Si no resultara, siempre podemos regresar a Japón”. El pensar de esta forma, hizo que comenzara a sentirme mejor.
Respecto a mi propio desempeño, todavía en aquel entonces era demasiado optimista sobre los pequeños pasos necesarios para lograr la planificación, y sin duda, no fui capaz de mostrarme con una actitud hacia los miembros del equipo de que sí o sí íbamos a lograr nuestros objetivos. Al no tener ninguna experiencia de éxito previa que relatarles, me sentí incapaz de desempeñar mi liderazgo para motivar a aquellos miembros, en los que empezaba a brotar una atmósfera de desesperación. En términos generales, haciendo retrospectiva me di cuenta de que mi sentido de propiedad sobre el proyecto era demasiado débil.
Masashi Goto cuenta lo siguiente:
Desde un principio, Shuhei fue contratado como futuro candidato a formar parte de la cúpula directiva, por lo que, en todo momento, bajo tal visión, le asigné funciones de importancia, y le di retroalimentación de alto nivel. Incluso cuando me comentó su intención de abandonar la empresa, tras haberse puesto enfermo, pensé que si de verdad en ese instante era capaz de abandonarlo todo a la mitad, sería mejor que dejara la empresa, porque entonces sería incapaz de dejar que se encargara del futuro de TYPICA. Si de veras Shuhei se había visto tan afectado por una situación inesperada del grado del abandono imprevisto de la empresa por parte del responsable que había contratado, esto significaría que el cargo de gestor empresarial no sería el adecuado para él.
Sin embargo, yo siempre he creído en la buena conciencia de Shuhei, y finalmente, él llegó a la conclusión de continuar en la empresa. La confianza, frecuentemente, se asocia con el resultado de una acumulación de experiencias a lo largo del tiempo. Pero, en la gestión empresarial, si desde un principio surge una confianza mutua, las experiencias que se acumularán serán cada vez mayores, y con el paso del tiempo, el potencial de esa relación será elevado a otra dimensión. Los resultados de la gestión empresarial, en su totalidad, se reflejan en los resultados contables, por lo que si la voluntad y la ambición de las personas responsables están orientadas en ello, hago lo posible por confiar en sus buenas intenciones.
Sin ser consciente, mi potencial se estaba limitando
Para Shuhei Hagimori, que nació y vivió en una ciudad de provincia en la prefectura de Himeji, el extranjero siempre se sentía como algo lejano. Él cuando era joven no le inquietaba en absoluto vivir en un mundo limitado, no fue hasta un viaje escolar a Hawái durante sus estudios de bachillerato, cuando se dio cuenta de que era como la rana que vive en el fondo de un pozo.
Por mucho que sacara buenas notas en los exámenes de inglés de la escuela, al llegar a un entorno en el que solo se comunicaban en inglés, no era capaz de hablar nada. Por supuesto, los locales de Hawái (cuya lengua materna es el inglés), también hablaban el inglés sin ningún tipo de impedimentos. Ahí fue cuando comencé a pensar acerca de para qué era la clase de la escuela a la que había asistido hasta ese momento Fui consciente de que la fragmentación del mundo, sin ser consciente, estaba limitando mi propio potencial. Tras darme cuenta de esto, no me podía aguantar las ganas de salir a comerme el mundo.
Nada más entrar a la universidad de Ritsumeikan, Shuhei decidió suspender sus estudios durante un año, para irse a Australia a viajar y trabajar bajo la visa Working Holiday. Tras su regreso a Japón, vivió en una casa compartida en Kioto, cercana al campus de su universidad, en donde convivió con más de dos centenares de turistas extranjeros que iban llegando y partiendo.
Asimismo, hizo prácticas profesionales en Human Rights Watch, una ONG dedicada a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos. Decidió hacer estas prácticas porque, por ejemplo, conocía que había muchas personas perseguidas por los gobiernos de sus países, como resultado de haber promovido la educación femenina en países donde se oprime a la mujer, o por haber defendido la libertad y la igualdad. Cuando conoció que la realidad de los refugiados es diferente al estereotipo que había calado en su mente a través de las clases de la universidad de “refugiados = pobres personas que han sido echadas de su país”, Shuhei no pudo evitar sentirse furioso de que arrebataran el potencial de esas personas.
Durante sus 5 años como universitario, incluido su año de descanso de los estudios, Shuhei se expuso de forma constante al ancho y amplio mundo. Sin embargo, tras su graduación, consideró la posibilidad de regresar a su localidad natal y trabajar en el gobierno de la prefectura. Era justo para poder devolverse a sus padres, que siempre le habían permitido hacer lo que a él le gustaba, por lo que pensaba que si regresaba a su localidad natal podría apoyarlos en todo momento. Shuhei pensaba que seguro que sus padres se alegrarían de esta elección. Sin embargo, cuando le declaró a su madre en esta intención, tras un breve momento de silencio, le respondió algo inesperado para él.
¿Estás seguro de que eso es lo que verdaderamente quieres hacer? ¿Tras haber estudiado en el instituto y la universidad es esa la vocación que realmente has encontrado?
Shuhei recuerda este instante de diálogo con su madre. Mi madre me hizo darme cuenta de que no era necesario sentir tal sentimiento de culpa por decidir vivir cual espíritu libre. Estoy seguro de que mi madre vivía el mismo conflicto interno que yo. En ciertas ocasiones pude observar a mi madre agotada de su trabajo y llena de indignación, que me hacía pensar que seguramente ella se estaría guardando algún problema.
Sin embargo, visto de otra forma, esto también era el resultado de haber delegado las decisiones de mi propia vida a otras personas. También se podría decir que elegí el camino más sencillo, a raíz de que lo cierto es que en lo más al fondo de mi corazón no sabía lo que realmente deseaba hacer. Desde hace ya mucho tiempo he estado pensando en cambiar mi característica y tendencias propias de “depender con tanta facilidad de los demás”.
Cambiar mi dependencia de los demás
Shuhei, al ingresar en la escuela secundaria, cuando iba al tercer curso de secundaria, conoció a un alumno de curso superior, quien le sirvió como ejemplo a seguir. Lo llamaremos Yamamoto (nombre ficticio), un alumno que iba dos cursos superiores que Shuhei.
En el instituto al que iba Shuhei los cursos de educación secundaria y los de bachillerato se juntaban en el mismo campus. El campo donde el club de fútbol practicaba era el mismo para todos, de modo que desde su época como estudiante de secundaria, pudo observar de cerca cómo jugaban los alumnos de bachillerato.
El alumno de curso superior, que llamó la atención de Shuhei, fue Yamamoto, quien también jugaba como portero. Yamamoto era un portentoso portero, tanto que formaba parte de la selección juvenil de la región de Shikoku, la magnitud de la calidad de sus jugadas también era impresionante. Esa estampa fue la que despertó en Shuhei, el anhelo de poder llegar a ser como él. Siendo así, cuando Yamamoto le invitaba a practicar juntos, que no era opción para Shuhei rechazarla. Siempre que tenía tiempo pasaba sus días uniéndose a los entrenamientos del club de fútbol de bachillerato.
El practicar junto con Yamamoto, hizo que en Shuhei surgiera un firme respeto por el humanismo y la personalidad de Yamamoto. Shuhei decidió esforzarse en sus entrenamientos bajo la intención de crecer, aprendiendo al menos un poco, de tal portentoso alumno de curso superior, que no tenía rival.
En ese periodo de aprox. 1 año hasta que Yamamoto se retiró del equipo de fútbol, todos los entrenamientos que tuvo junto a él, lograron en Shuhei un crecimiento tal que parecía irreconocible. Yamamoto fue bastante exigente con Shuhei, pero fue capaz de aguantar ese trato severo, al ser consciente de que era para contribuir a su propio crecimiento. No era algo que alguien le hubiera alentado a hacer, ni mucho menos que le hubieran obligado a hacer. Lo que halló como resultado de seguir persiguiendo con todas sus fuerzas a aquella persona que admiraba fue que el potencial de crecimiento latente en sí mismo era mayor de lo que podía imaginarse.
Este fue para mí un momento crucial en mi formación. Querer ser como ese alumno de curso superior, ayudar a descubrir el potencial de los demás. En mí surgió el deseo de aumentar el número de personas, que al igual que me había pasado a mí, ampliaran su potencial, al mostrarles cómo yo soy capaz de seguir recorriendo.
Sin embargo, durante el periodo de dos años, desde que se graduó Yamamoto hasta que Shuhei dejó el fútbol, Shuhei perdió su anterior resplandor. No cabía duda, que incluso acumulando esfuerzos de ensayo y error a su manera, su crecimiento se había ralentizado en comparación a cuando entrenaba junto con Yamamoto. Fue entonces cuando Yamamoto logra ser consciente a las malas de su propia debilidad, su dependencia de los demás, al enfrentarse a la dificultad de mejorarse a sí mismo, como alguien sin modelo a seguir, que ha dejado de ser sometido a pruebas.
Me creó una gran inseguridad el ser consciente de que era incapaz de crecer, cuando deja de estar presente cierta persona, o cuando dejo de estar en un cierto entorno.Para mí es deseable, que antes que seguir cambiando de entorno, con el fin de crecer uno mismo, convertirme en una persona capaz de seguir creciendo, independientemente del entorno en donde me encuentre.Pero lo cierto es que tampoco niego que una de las razones por las que elegí unirme a TYPICA, fue por no haber sido capaz de sentir el mismo crecimiento en mí durante mi época de universitario y durante mi anterior trabajo en Bizreach, como el que experimenté durante ese año entrenando junto con ese alumno de cursos superiores llamado Yamamoto.
Retribuir todo lo que se me ha dado
Shuhei, quien tras su ingreso a TYPICA, comenzó como el responsable de la sede en Nueva York, pasó a ser responsable del equipo de producto, hasta hoy día, llegar a ser directivo ejecutivo, a lo largo de todo este trayecto ha vivido un día a día, en el que la realidad frente a él ha ido evolucionando a una intrépida velocidad. Durante su etapa a cargo del desarrollo del New Model (nuevo modelo) en el equipo de producto, Shuhei tenía la función de llevar una visión general de toda la organización, por lo que poco a poco a la hora de pensar el sujeto de sus oraciones cambió de “yo” a “todos”.
En un principio, estaba dedicando todos mis esfuerzos a mí mismo, por lo que apenas era capaz de vislumbrar lo que debía hacer para lograr los objetivos de un monto total de transacciones comerciales de 400 billones de JPY, y de la democratización del comercio directo de granos de café verde. Lo cierto es que aún hoy día, la resolución de mi imagen para hacer frente a estos objetivos todavía no es del todo clara, pero, din duda, creo que es una mejor resolución que antes gracias al haberme hecho cargo de experiencias en las que tuve que hacer realidad proyectos desde la nada.
Una de las arduas experiencias que viví en el proceso de desarrollo del New Model (nuevo modelo) fue que no se puede avanzar hasta que no se ha definido una política y una imagen completa del proyecto. En mi trabajo normal, tanto en el equipo de origen (encargado de zonas productoras) como en el de responsable de comunidad, frecuentemente también hay aspectos en los que no se acaban de tomar decisiones, ya que la propiedad de cada uno de los proyectos están delegadas a otros miembros. De ahora en adelante, en estrecha colaboración con el presidente Tatsuya Kasai, me gustaría acelerar la toma de decisiones, tomando esas decisiones con determinación, con el fin de aumentar la productividad de todos los miembros de la empresa.
Tal y como ese alumno de curso superior que le enseñó su potencial, que él mismo desconocía, quiere alzarse como una persona que sirva de modelo a seguir para alguien más. Otro gran soporte para Shuhei fue, una vez más, su ambición de querer aumentar el número de personas que sigan sus pasos, como resultado de demostrar su faceta en la que lucha aspirando hacia una dimensión más alta en TYPICA, algo sobre lo cual subyacen esos deseos que ha abrazado durante estos cerca de 15 años.
Hasta la fecha no recuerdo ya cuántas veces me he bajado del ring de combate, hasta escuchar contar hasta 10. Desde fuera del ring de combate, quizás, se me esté gritando “Oye, tú, que ya has perdido”, pero para mí perder significa rendirse dejando de luchar. Por mi parte, seguiré luchando aunque tenga que mantenerme de pie sobre mis rodillas, tomando una débil pose de combate, mientras que observo el techo. Estoy convencido de que, la repetición de estas vivencias, se traduce en la obtención de una particular visión del mundo.
Pero, lo cierto es que esto solo se aplica a mi historia personal. Hasta ahora, no solo en TYPICA, sino en otras muchas etapas de mi vida, me he enfrentado a experiencias en las que he dedicado todos mis esfuerzos solo fijándome en lo que estaba delante de mí, y sin darme cuenta, resultó en que había llegado a escalar hasta una cima bastante alta. Sin embargo, no todo el mundo tiene la oportunidad de escalar montañas de tanta altura. Me di cuenta de que la gente no sigue a alguien solo por el hecho de que les esté mostrando como él solito está avanzando, y de que tal forma el potencial de los demás tampoco se llega a descubrir.
Si lo pienso bien, durante estos 2 años, o mejor dicho, durante estos 31 años desde que nací, en mi vida siempre se me ha aportado por parte de los demás. De ahora en adelante, en el sentido de retribuir por todo aquello que he ganado, me gustaría construir el camino junto a los demás, teniendo en consideración la dirección, la trayectoria y las características a donde desean enfocarse cada una de las personas. Estoy seguro de que, una vez logre esto, seré capaz de lograr una sociedad en donde se descubra el potencial de las cosas y las personas.
Mientras que por otro lado, en la mente de Masashi Goto todo estaba avanzando tal y como se había planeado. La razón por la que a Shuhei le encomendó retos más difíciles que al resto de empleados, y por la que se le trató con mayor severidad, era justo por la confianza puesta en su potencial.
Su actitud de esfuerzo, así como la integridad con la que se encarga cuidadosamente de cada uno de los detalles, es algo que cautiva. Por ejemplo, cuando se encargó del lanzamiento de la sede de Nueva York, incluso en condiciones climáticas invernales con temperaturas bajo cero, a diario, desde temprano por la mañana emprendía sus visitas a los tostadores, actuando siempre con honestidad para el cumplimiento de los objetivos que se le habían marcado. Y además, al final de cada jornada, sin falta, me compartía todas sus impresiones sobre los resultados obtenidos en el día. En aquel entonces, su fluidez en la lengua inglesa tampoco era la suficiente, por lo que estoy seguro de que experimentó múltiples dificultades que no externalizó.
Lo cierto es que, también en esos momentos, Shuhei tuvo varias recaídas en las que estuvo a punto de rendirse, sin embargo, es maravilloso que tras mantener una conversación a corazón abierto, él me respondía escuchándome también con toda su alma, pese a todas las dificultades a las que se estaba enfrentando. No me cabe duda que el que se sintiera como si su corazón se hiciera trizas, tanto que deseara huir de esa situación, se debe a que estaba trabajando con todas sus fuerzas en ellos.
Entre las experiencias previas de Shuhei se encuentran: el haber sido miembro fundacional de la oficina de Tokio de Human Rights Watch, cuando trabajó como becario en su época de estudiante, también su participación durante 7 años como voluntario, mientras que trabajaba, como representante de la organización del Foro ICC, donde fue miembro del comité ejecutivo, así como la ratificación de su persona por parte de uno de los fondos de capital privado que han invertido. Por otro lado, su actitud de seriedad por la que en respuesta al amor de su madre, reflexionó sobre lo que verdaderamente quería hacer, y decidió no regresar a su localidad natal, para enfrentarse a nuevos retos… Creo que es justo por la confianza que tengo en su forma de vida, la cual ha permanecido inalterable desde el nacimiento de TYPICA, que Shuhei ha llegado a ser designado como directivo ejecutivo, tal y como se decidió en el momento de su contratación. Estoy firmemente convencido de que Shuhei, quien de verdad persigue como su objetivo de vida el “expandir el potencial de las personas y las cosas”, será capaz de expandir la dimensión de nuestra organización 10 veces, e incluso 100 veces más.
※ Puede leer el artículo publicado en el año 2022, aquí.