Bolivia, país situado en el centro de Sudamérica, está bendecido con un entorno natural bipolar con la cordillera de los Andes y la selva amazónica, y alberga el Salar de Uyuni, un destino turístico de fama mundial. Situado a 4000 m de altitud, el aeropuerto internacional de El Alto, en la capital La Paz, es el más alto del mundo. Racialmente es un país mestizo, pero hay un fuerte elemento indígena y no es raro ver a mujeres con trajes tradicionales por las calles. Bolivia es un país activo en la protección del medio ambiente y tiene muchas reservas naturales registradas como Patrimonio Mundial de la UNESCO; su biodiversidad goza de reconocimiento internacional. Independiente de España desde 1825, Bolivia es el país más pobre de Sudamérica, con grandes desigualdades de ingresos y una constante inestabilidad política. La venta de derechos mineros privilegiados a países desarrollados para obtener beneficios inmediatos, no ha conducido a la prosperidad del país. Se cree que la pérdida de territorio frente al océano Pacífico debido al conflicto fronterizo con Chile y el hecho de que Bolivia se convirtiera en un país sin salida al mar han sido un factor que frenó el desarrollo de Bolivia. Su problema estructural es que el país depende en gran medida de productos primarios como: productos agrícolas (soja, girasol y azúcar) y recursos naturales (oro, zinc, plomo, plata y gas natural), que representan aproximadamente el 80% de su exportación total, haciéndolo susceptible a los precios internacionales. El litio ha estado llamando la atención en los últimos años por su aumentada demanda al ser una materia prima esencial para las baterías de teléfonos inteligentes y automóviles eléctricos, lo que ha desatado una competencia mundial. Bolivia posee yacimientos que contienen aproximadamente la cuarta parte de la reserva mundial de litio (estimada en 21 millones de toneladas). Se espera que la mina sea un catalizador de crecimiento económico con el funcionamiento de la planta de producción a fines del 2023, pero también preocupa el impacto del desarrollo de la mina en el estilo de vida tradicional de la población local.

El café llegó a Bolivia durante la época colonial española y su producción comenzó en el siglo XIX. El país tiene una historia de redistribución de tierras agrícolas de la clase dominante a los pueblos indígenas a través de la reforma agraria, y una gran proporción de pequeños productores familiares siguen operando. Hay pocas variedades híbridas y se cultivan muchas variedades puras como Típica y Caturra. En el 2004, una organización estadounidense llamada USAID inició un proyecto en Bolivia. USAID es una organización gubernamental estadounidense creada para el desarrollo internacional. El problema de las drogas en Estados Unidos es cada vez más grave, y como solución, se puso en marcha un proyecto para cambiar el cultivo de hojas de coca (la materia prima de la cocaína) por el cultivo de café de especialidad. Los bolivianos han tenido desde la antigüedad la cultura de masticar hojas de coca como un artículo de disfrute, y el té de coca es una bebida diaria. La hoja de coca es más fácil de cultivar y se gana más rápido que el café, por lo que no faltaron cultivadores que se cambiaron del café a la coca. La USAID proporcionó orientación técnica y construyó una nueva planta de beneficiado para mejorar la productividad y la calidad del café. Ese mismo año, Bolivia celebró su primera Copa de Excelencia (COE), cual atrajo mucha atención, pero un giro político hacia la izquierda en el 2008 provocó tensiones entre los dos países; la USAID fue expulsada y la COE se suspendió después de su celebración del 2009. Puede que haya habido un aspecto dominante por parte de la USAID, pero como nos dijeron varios pequeños caficultores, no cabe duda de que su trabajo sentó las bases del café de especialidad en Bolivia De hecho, hemos conocido a personas que recibieron preparación de la COE y ahora son excelentes caficultores. El torneo nacional Taza de Calidad "Café Presidencial" se celebra desde el 2015 como competición internacional en sustitución de la COE. Como el gobierno está involucrado, se deja influenciar fácilmente por la situación del país y los desafíos persisten. Para resumir la producción de café de Bolivia, se trata de un país con potencial cuyo atractivo ha sido enterrado por la política y las grandes potencias. No cabe duda de que hay grandes caficultores y cafés ahí, y se necesita una entidad que los conecte con los mercados del extranjero. Para ayudar en ese sentido, es un país productor con el que queremos cultivar una relación duradera.