Triple five coffee roasters

En el 2017, Martin Beniak fundó la tostaduría de café de especialidad “Triple five” en su Eslovaquia natal, motivado por su admiración a los artesanos japoneses que ponen el alma en lo que hacen. Martin encontró en el tueste algo que coincide con el mundo místico y espiritual, y para él el café no es sólo un producto comercial o una bebida.

Después de fundar su negocio, su falta de previsión a futuro y su naturaleza soñadora, le llevaron en una ocasión a una situación crítica, hasta el punto de pensar en cerrar. Sin embargo, con la ayuda de personas a su alrededor, ha logrado superar la situación y emplear hasta 15 trabajadores. En su vida personal, Martin considera que ha “crecido como persona” al nacer sus dos hijos, pero su corazón sigue siendo el mismo desde que era joven.

Yo soy yo y los demás son los demás

Todo producto o servicio tiene un ciclo de vida. Una vez que se desencadena un auge sin precedentes, todos los gatos y ratones entran en el mercado y se pelean por un trozo del pastel. Si bien esto fomenta el consumo e impulsa la industria, también hace más difícil garantizar la calidad, ya que se mezclan piedras y diamantes. Una vez pasado el boom, se produce una verdadera sacudida y sólo sobrevive lo auténtico. En este preciso instante, la industria eslovaca del café de especialidades está a merced de este mundo tan cambiante.

Con una población de poco más de 5 millones de habitantes, se dice que en Eslovaquia hay 121 tostadores de café de especialidad y el mercado está saturado. Además, es difícil saber si realmente usan café de especialidad o si realmente están haciendo comercio directo.

Para empezar, la definición de café de especialidad, en sí es ambigua. Incluso con la definición de la SCA (Asociación de Cafés Especiales) de “puntuación de cata de 80 puntos o más”, ¿cuántas empresas comerciales, de comercio exterior y tostadores son en realidad capaces de identificar correctamente los productos que buscan?

Sin embargo, esta es la realidad. Por supuesto que nos preocupa lo que hacen nuestros competidores, pero cuanto más profundizamos en ello, más decepcionante resulta. Yo también conozco a grandes tostadores, pero me entero de que incluso ellos tienen dificultades.

A las finales, tenemos que concentrarnos en nuestro propio estilo y negocio y hacer lo que podemos. Estar demasiado pendiente de los demás tostadores es perder el tiempo de uno, que hay que emplearlo de forma provechosa. Esa es una de las lecciones que he aprendido hasta ahora, sobre todo en los seis años transcurridos desde que fundé la empresa.

Ideales y realidades que no se cruzaban

“Un sabor parecido al albaricoque y sorprendentemente claro”. El encuentro con el Yirgacheffe etíope, que transformó su concepto del café, sigue grabado en la memoria de Martin casi una década después.

Ese impacto llevó a Martin a trabajar en una cafetería pionera de café de especialidad. Mientras trabajaba como barista, también ayudó unos meses como aprendiz a un amigo que trabajaba como tostador y aprendió el proceso de tostado. Mientras se sumergía en el proceso de tostado, Martin recordaba los días que pasó en Japón.

Las experiencias que más recuerdo son los momentos que pasé con carpinteros, yeseros, fotógrafos, pintores y otros artesanos de estilo propio. El largo periodo de aislamiento e historia de Japón le debe haber permitido desarrollar una cultura única. Tanto esculturas como espadas, la artesanía japonesa tiene un atractivo espiritual que no se encuentra en Europa ni en Estados Unidos.

En países de Europa del Este como Eslovaquia, los viticultores, fabricantes de alimentos y carpinteros fueron sometidos al gobierno durante 40 años cuando el país era un estado comunista, y la historia, la tradición y la cultura artesanales desaparecieron. Eslovaquia intenta recuperar su identidad perdida desde la caída del régimen y la instauración de la democracia en 1989. Creo que es por haber nacido y crecido en un país así que Japón me deslumbra.

Entretanto, llegó el boom del café de especialidad y surgieron cafeterías por toda la ciudad. Si no aprovechaba la situación, después le sería mucho más difícil. Impulsado por la impaciencia, Martin fundó Triple five en un momento en que acababa de cerrar un acuerdo verbal con dos clientes mayoristas. Martin era consciente de que no estaba bien preparado, pero estaba tan absorto en el café que no le importó.

El café de especialidad tiene muchas expresiones diferentes y siempre hay algo nuevo que descubrir. El café que yo tuesto, para mí es una obra artesanal en la que he puesto todo.

Martin empezó optimista sobre su futuro, pero pronto lamentó su ingenuidad que no le dejó ver la realidad. Los dos acuerdos en los que se había confiado antes de abrir su negocio quedaron en nada, comenzando así con mal pie.

A partir de entonces, Martin tuvo constantes problemas de dinero y tuvo que pedir prestado a familiares, amigos y a su esposa para salir adelante. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, pasó dos años estancado en un estado precario. Cuando se le agotaron los fondos prestados, recapacitó que ya no podía seguir así. No podía causar más problemas… Martin les dijo a todos que dejaba el negocio. Su sueño se había esfumado.

Pero donde se cierra una puerta se abre una ventana. Un amigo pastelero que había estado ahorrando para abrir una cafetería, le preguntó si quería unirse. Pensó que era ahora o nunca. Con sus sentimientos reavivados, Martin recurrió a un préstamo bancario y procedió a preparar la apertura de la cafetería.

Al igual que con la tostaduría, usó el bricolaje para construir la tienda con la ayuda de un pariente carpintero de casi 80 años. No podía permitirse aumentar más sus gastos. Construyeron ellos mismos los mostradores y estanterías con madera contrachapada barata, y compraron máquinas de café expreso y molinillos de segunda mano. La apertura del local no fue hasta diciembre del 2019.

Pero el mundo era despiadado. La crisis del COVID los obligó a cerrar en marzo del 2020. En una situación en la que no se sabía cuánto tiempo tendrían que permanecer cerrados ni cuándo cesaría la infección, Martin se sintió como si hubieran vuelto a caer en el abismo.

En busca de una relación pura

Martin, que recuerda que al principio intentaba hacerlo todo por su cuenta, es ahora gerente con 15 empleados. Hubo una época en la que al principio era muy estricto, pero ahora su ideal es ser un líder estricto y blando a la vez.

Su compromiso de permanecer abierto a las opiniones del personal, también lo cumple con sus reuniones generales una vez al mes. ¿Qué productos quieren lanzar y hacia dónde ir como empresa? El personal a tiempo parcial también participa en las reuniones de administración. La jerarquía y los límites no existen en un espacio donde todos discuten en la misma mesa.

A veces es necesario ser severo y duro. Mucha gente hace por hacer los capuchinos o cafés con leche o cafés cortados. Primero hay que aprender lo básico siguiendo procedimientos y recetas establecidos. También me aseguro de que el local siempre se mantenga limpio para que los clientes no sientan desconfianza.

Sin embargo, ser estricto no es que recrimine al personal por sus errores, sino que positivamente los animo a buscar soluciones y les hago sugerencias. Si hay una chance de que crezcan, estoy dispuestos a ayudarlos. Los momentos más felices para mí son cuando mi personal lo hace mejor que yo. Quiero que me superen en todos los sentidos.

El verdadero valor de una persona lo determinan sus actos, no sólo sus palabras. Por eso trabajo duro como cualquier otro empleado y cargo bolsas pesadas de granos de café verde. Cuando algo va mal en la empresa, intento ver qué hice mal asumiendo que soy culpable.

Para Martin, el personal, los productores y los clientes son todos humanos por igual. Inusualmente para un pequeño tostador, Triple five “comercia directamente” con productores de Tailandia, Guatemala, Panamá y Costa Rica. “Comercio directo” es para él tener los contactos de los productores en su smartphone y poder comunicarse con ellos con frecuencia por WhatsApp o LINE.

Es muy difícil mantener el comercio directo. Sencillamente, se gasta mucha energía y tiempo y existe un alto grado de incertidumbre. Si compro el café a una empresa de comercio exterior no tengo que ocuparme del complicado papeleo que conlleva el comercio y, si hay algún problema de calidad, puedo reclamar a la empresa y obtener el reembolso. En cambio, en el comercio directo hay que resolver todos los problemas uno mismo. Por eso intentamos compartir todo lo que ocurre en las regiones cafetaleras, durante el transporte y lo que ocurre de nuestro lado.

Pero el comercio directo tiene algunos atractivos que compensan con creces las dificultades. La plantación guatemalteca con la que hacemos negocios tiene una variedad mutante llamada Kimono, pero la cosecha del año pasado fue tan pequeña que somos los únicos en el mundo que la vendemos. También somos los únicos a los que esta finca enviará su Geisha anaeróbica el año que viene. Es increíble conseguir un café que no encuentres aunque busques por todo el mundo.

Seguir creyendo en la parte buena

Fue su pasión por el café de especialidad lo que sostuvo a Martin, que en su momento no veía la salida y casi abandona el negocio. Y tal vez esa pasión la transmitió a dos de sus amigos, que le prestaron dinero sin que él lo pidiera cuando enfrentaba dificultades económicas. Martin al comienzo rechazó la oferta, pero al final decidió aceptar.

Mi amigo brasileño es diplomático y mi amigo suizo vive en un país donde el nivel salarial es tres o cuatro veces superior al de Eslovaquia. Pero por muy a gusto que estén con sus vidas, esto no es motivo para que me tengan que prestar dinero. Estoy seguro de que querían soñar conmigo. Pronto llegará el día en que les pueda devolver todo el dinero que les debo.

Martin recorrió una vez Japón viajando a dedo cuando vivía allí. Una mujer de unos 70 años que lo recogió en la carretera lo incluyó a su grupo de amigas y disfrutó con ellas de una cena y karaoke. A pesar de ser un extranjero desconocido le brindó un lugar donde dormir. Después de haber sentido tanta calidez humana, Martin confía en el lado bueno de la humanidad.

Cuando la crisis del COVID dificultó el negocio, el propietario del terreno donde está nuestra cafetería nos rebajó el alquiler casi un 50% y tuvo paciencia con nosotros cuando nos retrasamos en los pagos. Creo que es porque siempre he intentado ser honesto y abierto que la gente amable viene y me ayuda. Y así como la gente me ha ayudado, yo también quiero ayudar a los que me rodean.

Sin embargo, por su carácter bonachón ha sido engañado más de una vez. Martin ha aprendido que no siempre se puede ser buena gente y que a veces hay que decir NO, pero nunca ha pensado en desconfiar de la gente.

Quiero estar alerta porque no sólo pongo en peligro a mí y a mi familia, sino también a mi negocio. Pero, aun así, sé que no debo cerrarme.

Intento ser siempre positivo y ver el lado bueno de la gente y del mundo. Así que cuando mi mujer me regaña diciendo: “Ya cometiste antes el mismo error. ¿En qué estás pensando?”, le digo: “No te preocupes. La gente a nuestro alrededor lo está viendo todo”.

Texto: Tatsuya Nakamichi