Café Faro abrió sus puertas en Roma, Italia en 2017. Tiene un estilo de cafetería-restaurante donde puedes disfrutar no solo del café de especialidad, sino también de comida, pan y postres caseros.
Dario Fociani, de Roma, fundó Faro junto con dos amigos, Arturo Felicetta y Dafne Spadavecchia, con quienes comparte los mismos puntos de vista éticos y políticos. Después de graduarse de la universidad, Dario trabajó en tiendas de café de especialidad en Melbourne en Londres y Berlín durante seis años antes de regresar a su ciudad natal a la edad de 30 años. Actualmente está a cargo del área de marketing, y al mismo tiempo es el tostador jefe de la tostaduría hermana de Faro, Aliena.
Dario nos comparte qué significa para él hacer negocios y vivir en Roma.
Si colocas tu bandera, atraes personas con ideas afines
Entre las tiendas que ofrecen café de especialidad, es poco común encontrar una que ofrezca una selección tan variada de alimentos y postres como lo hace Faro. El chef exclusivo diseña el menú, y todos los días se ofrecen diferentes platillos en el “Menú del día”.
“De cierto modo, solo estamos haciendo lo que amamos. Nos gusta pensar en la comida y los postres además del café. El café es como la bandera de la tienda. Yo mismo me aburriría si solo fuera café, y una tienda que solo sirve café no sobreviviría en Roma. En resumen, nuestro objetivo era lograr que la tienda fuera interesante y viable como negocio”.
“Una buena tienda de café atrae a mucha gente agradable. Me gusta mucho la atmósfera de crisol que puede crear una tienda de café. Faro es visitado por una gran variedad de personas, desde familias saudíes adineradas, familias italianas comunes, hasta turistas. A diferencia de un buen restaurante, a una buena tienda de café no le importa quién venga”.
El diseño atractivo y cálido de la página de inicio del sitio web de Faro es una manifestación de este sentimiento. Mientras que, la filosofía de ser “trazable, sostenible y artesanal” que se promueve ahí, deja ver una firme convicción.
“Los productos de bajo costo producidos por métodos comerciales e industriales conllevan el riesgo de que alguna de las personas involucradas en el proceso de producción no reciba una compensación adecuada. Para construir un buen sistema, tenemos que hacer las cosas de una manera éticamente correcta. “Faro”, que significa “fuente de iluminación” en italiano, representa nuestro deseo de ser un lugar seguro para que los clientes se reúnan, y el deseo de arrojar luz sobre las partes menos transparentes del mundo del café”.
“Cuando colocas tu bandera de esa manera, atraes personas con ideas afines. Aun cuando vengan personas con ideas diferentes, se sentirán incómodas y se irán. En ocasiones, personas provenientes de Melbourne llegan a Faro y dicen: “Es como estar en Melbourne”, y es muy agradable escuchar eso”.
“Aunque Faro está en Roma, no es un lugar solo para romanos. Creo que las personas se conectan entre sí no por su lugar o país de origen, sino por los valores y filosofías que tienen. En Faro queremos ser un lugar en donde se respeta la hermosa y tradicional ciudad de Roma, y al mismo tiempo ser ese lugar que atrae a personas con ideas afines. Me veo a mí mismo de manera radical, no como un romano sino como un ser humano en el planeta Tierra”.
No hay nada como el hogar
Darío salió de Roma en 2010 a la edad de 24 años. En 2009, cuando se graduó de la universidad, la economía global enfrentaba una crisis debido al colapso de Lehman Brothers. Tal vez esas circunstancias tuvieron algo que ver en que no pudiera encontrar el trabajo que imaginaba, y esa fue una de las razones por las que se fue de Roma.
“Italia era un lugar tradicional y conservador en el mal sentido, y no había entretenimiento cultural. Roma, en particular, es una gran ciudad de casi tres millones de habitantes, en muchas ocasiones estresante. Así que eventualmente sentí que tenía que irme de este país y que no quería estar aquí”.
Amante de los viajes desde niño, a Dario le disgusta la vida monótona donde se repite lo mismo todos los días. Para una persona con esa personalidad, vivir en el extranjero no representaba ningún problema. Eligió Melbourne, Australia, como su lugar de residencia porque estaba “muy lejos de Italia”.
“Si se necesitan 24 horas de vuelo para llegar a Italia, no es fácil volver a casa. Sabía que, aunque enfrentara dificultades, no tendría más remedio que enfrentarlas”.
Alrededor de 2010, cuando Dario pasó sus vacaciones de trabajo en Melbourne, la cultura del café estaba creciendo rápidamente. De hecho, había muchas cafeterías en el área de St. Kilda, donde vivía. Dario mejoró su inglés mientras lavaba platos en un restaurante llamado “Cicciolina” y al mismo tiempo trabajaba como mesero en un restaurante italiano llamado “La Svolta”. Así que era natural que Dario gradualmente se sintiera atraído por el café.
“El café de Costa Rica que un día me preparó y amablemente me explicó el barista de un café ubicado en la calle Balaclava, fue algo completamente nuevo. No era nada amargo, tenía una agradable acidez y no necesitaba azúcar para beberlo. Ahí se derrumbó mi estereotipo de que el café es una bebida amarga”.
“Una de las razones por las que me sentí inspirado fue ver las excelentes habilidades de Arte Latte del barista. Además, pensé que una cafetería que está abierta durante el día era una excelente manera de salir de la vida nocturna en la que todos los días volvía a casa a las 3 o 4 am. Por todas estas razones, decidí comenzar a trabajar en un café”.
Dario inicialmente planeaba quedarse en Melbourne solo por seis meses, pero terminó quedándose dos años en la ciudad. Luego decidió mudarse a Londres. Para Dario, que vivía nostálgico en Melbourne ya que solo podía regresar a casa una vez al año, Londres, que está a dos horas, era el lugar perfecto.
Dario regresó a Roma en 2016, después de trabajar en tiendas de café de especialidad durante dos años en Londres y dos años más en Berlín.
“Llegué a la conclusión de que era un lugar con el que tenía una fuerte conexión y al que yo pertenecía. Además, tenía la posibilidad de ver envejecer a mis padres, y no quería vivir hablando un idioma extranjero por el resto de mi vida. Después de hablar inglés durante tanto tiempo, me di cuenta de que solo podía ser yo mismo cuando hablaba italiano”.
“Desde el punto de vista empresarial, tenía la gran oportunidad de ser pionero en Roma, donde en ese momento no había tiendas de café de especialidad. Si no se hubieran alineado todas esas cosas, probablemente habría tomado un camino diferente”.
La calidad dice la verdad
Dario, que había estado pensando en abrir una tienda desde que estaba en el extranjero, fundó Faro junto con dos amigos en 2017. El mercado nacional había experimentado un cambio importante durante los seis años en que estuvo fuera de Italia, lo que sirvió como un viento a favor para su negocio.
“Antes era impensable, pero la gente se había vuelto más consciente de los alimentos de alta calidad, como la cerveza artesanal, el vino natural y el pan artesanal. Eso era impensable antes. Una vez que las personas se familiarizan con estas cosas, les resulta fácil entender que el café de especialidad también es algo especial”.
“La calidad dice la verdad. Sin tomar en cuenta a las personas de mente cerrada, muchas personas pueden reconocer una diferencia cuando prueban cosas de calidad. Porque, al fin y al cabo, la vida está hecha de experiencias”.
“En las décadas de 1990 y 2000, la comida era un producto industrial. Había muchos alimentos en los supermercados de los que no se sabía dónde y cómo se producían. Pero ahora, debido al cambio climático y otros factores, muchas personas están poniendo su atención en la agricultura y los productos genuinos”.
“No es algo que piensas con la cabeza, sino algo que tu mente y tu cuerpo sienten. Aun cuando beba vino natural y me emborrache, al día siguiente me despierto sintiéndome fresco. Me gustan las cosas que son buenas para mi cuerpo. Lo mismo ocurre con el consumo de café de especialidad. Mi sentido del gusto me dice que es una mejor experiencia”.
“Ver, saborear, escuchar… Esos sentidos conectados con el cerebro son filtros de la realidad. No solo la buena comida, sino también la buena música, los buenos libros, los buenos amigos, todas las “cosas buenas” nos hacen sentir bien. Por el contrario, estar rodeado de malos amigos y malas personas y comer mala comida son signos de ignorancia. El mundo sería un lugar mejor si supiéramos lo que es bueno y lo que es malo”.
“Desafortunadamente, el mundo está formado por personas con una gran influencia. En un mundo capitalista que prioriza la economía sobre cualquier otra cosa, las grandes corporaciones son las que tienen una mayor influencia. El 90% de los productos en el mercado, incluso en Italia, son de mala calidad”.
“Luchamos constantemente contra el impacto negativo que tienen las grandes corporaciones en el mundo, no solo en la comida, sino también en la música y las artes. Cuando eliges algo hecho solo para ganar dinero significa que renuncias a algo cultural. Creo que es lo mismo que renunciar a tu propia identidad”.
“Por eso queremos hacer lo que podamos, por pequeño que sea, para ayudar a las personas. Si más personas empiezan a buscar cosas de calidad, podrán encontrar más verdades”.
No estamos solos
El nombre “Faro”, también refleja el deseo de convertirse en un faro de luz para alguien.
“La gente tiende a sentirse estresada y sola cuando no hay nadie similar a ellos a su alrededor. Cuando eso sucede, las cosas solo pueden salir mal. Por eso queremos decirles a las personas: ‘No están solos'”.
Nadie entiende más este mensaje que el propio Darío. A medida que crecía, desarrolló valores e intereses diferentes a los de sus amigos de la infancia, y aumentó la cantidad de cosas que no podían compartir. El sentimiento de soledad que surgió de allí también fue una de las razones por las que se fue de Roma.
Para Dario, quien tiende a sentirse afectado fácilmente por las condiciones del entorno, vivir en una gran ciudad como Londres trajo consigo su parte de angustia, lo que acrecentó sus sentimientos de soledad.
En un país costoso, sobrevivir con un pequeño cheque de pago era un desafío en sí mismo, y como si eso no fuera suficiente, largos períodos de días nublados y los días cortos del invierno en Londres inquietaban a Dario. Su estado de ánimo parecía estar manipulado por el clima, deprimido los días nublados y lluviosos, alegre los días de cielo azul claro. La falta de equilibrio emocional era tal que se sentía como una montaña rusa, unas veces arriba, otras veces abajo. Y en cuanto se encontró a sí mismo sin poder encajar en ese lugar, el ideal de una vida tranquila se convirtió en algo demasiado lejos de su alcance.
La solución para salir de esa situación fue dejar Londres. Para proteger sus emociones, cuando Dario se mudó a Berlín en Alemania, tomó el tren en lugar de un avión, para así poder acostumbrarse gradualmente a los cambios del entorno.
“Tengo malos recuerdos de Londres, pero también aprendí mucho ahí. No fue nada divertido, pero fue como un gimnasio de entrenamiento que me ayudó a mejorarme a mí mismo”.
“Por supuesto, Roma también es una gran ciudad, y también ahí hay momentos en los que me siento triste. Pero puedo mantener un buen equilibrio porque en esta ciudad están mis raíces y un “pequeño mundo” donde puedo vivir cómodamente”.
“Gracias a que monté mi propio negocio, he llegado a hacer muchos amigos que comparten los mismos valores, incluidos otros dueños de restaurantes. Ese es mi mejor activo. Justo porque frecuentemente me he sentido solo en ciertos momentos de mi vida, estoy muy consciente de lo feliz que soy de poder estar con buenas personas”.
No puedes ser nadie más que tú mismo. Para Dario, quien desde su niñez ha sido perseguido por miedos obsesivos, la vida siempre ha sido un “lugar de entrenamiento” para obtener lo que le falta, y un “viaje” en busca de certeza. Para él, que no tenía a dónde ir y estaba perdido en la vida, iniciar un negocio que personifica sus valores y su filosofía fue un proceso esencial para encontrar el equilibrio en la vida.
“Durante los dos primeros años de Faro, el futuro era incierto y la situación inestable, pero superar la pandemia del Covid-19 nos dio un poco de confianza. Creo que la razón por la que mantengo la tranquilidad ahora es porque tengo la actitud de aceptarme a mí mismo y todo lo que me sucede. Por supuesto, no es fácil, así que cuando siento la necesidad, hago tiempo para cerrar los ojos y relajarme, aunque sea solo por 20 minutos al día”.
“Creo que ya me he perdido lo suficiente porque me he dejado influenciar fácilmente por cosas insignificantes y he dejado que mis emociones se vayan a los extremos. En este mundo de extensión infinita y tiempo eterno, es muy poco lo que yo puedo hacer. No soy más que un signo de puntuación en un grueso libro de grandes historias. Es por eso que me concentro únicamente en lo que es realmente importante, y dejo que todo lo demás fluya. Esta mentalidad me liberó de esa “carga” que traía conmigo”.
“Este año, Faro cumple 6 años desde su fundación. Sin embargo, seguramente el 90% de los italianos aun no conoce el café de especialidad. Mi objetivo es hacer que Faro y Aliena crezcan más abundantes y saludables de una manera ética para que más personas puedan conocer este concepto. Nuestro impacto en la sociedad aún es pequeño, pero es suficiente por ahora. Me siento feliz con mi vida y creo que esa actitud se proyecta en el mundo que me rodea”.
Las personas evolucionan rompiendo hábitos
“Italia ha cambiado, yo he cambiado” dice Dario. Pero describe a Roma como una “ciudad salvaje” que está lejos de su estado ideal”.
“Muchas personas en Roma son cínicas e individualistas. Es difícil vivir en esta sociedad. Cuando las personas solo piensan en sí mismas, dejan de intentar ayudar a otros que sufren o tienen problemas. Entonces la gente se divide en ganadores y perdedores, y la sociedad se convierte en una jungla”.
“Pero no es porque el pueblo romano sea mala gente. Se debe a la mala gestión. Roma es una ciudad enorme con una historia de 2,500 años, por lo que a menudo es difícil construir la infraestructura básica necesaria para la vida”.
“Por ejemplo, Roma tiene tres líneas de metro, pero no son muy funcionales. Hay planes para construir un nuevo subterráneo, pero tan pronto como empiezan a excavar en el suelo, encuentran restos arqueológicos, y cada vez se interrumpe la construcción, así que el avance es lento. Por lo que cada vez más personas usan su auto y el tráfico se vuelve crónico. El uso de un auto te permite asegurar tu propio espacio y acelera el individualismo de las personas. Creo que hay una falta de comunicación en Roma”.
“Así que, a través de nuestro negocio, estamos tratando de reconectar a las personas y romper los hábitos que hacen de Roma lo que es hoy. Creemos que es la mejor manera de hacer evolucionar el mercado y las personas”.
Lo que sostiene a Dario son los recuerdos de los días que pasó en las grandes ciudades de Melbourne y Berlín.
“En Berlín, vi anuncios y mensajes en todas partes, incluido el metro, donde invitaban a las personas a que “Amen a Berlín y se respeten unos a otros”. Después de 40 años de la Segunda Guerra Mundial, la división Este-Oeste llegó a su fin y cayó el Muro de Berlín en 1989, y seguramente la gente anhelaba reconectarse desde el fondo de sus corazones. Estuve en Berlín alrededor de 2015, así que seguramente la situación era diferente. Pero creo que los efectos de la guerra todavía están profundamente arraigados en la mente de las personas”.
“La historia de Melbourne como ciudad tiene solo unos 150 años, y no es exagerado decir que el edificio más antiguo de Melbourne es el edificio más nuevo de Roma. Probablemente fue más fácil crear una ciudad que se adaptara al estilo de vida de las personas, porque Melbourne no tenía tradición ni historia. En ambas ciudades, el simple hecho de caminar por las calles me daba un sentido de pertenencia a una comunidad. Por eso me encantan Melbourne y Berlín”.
“Mi teoría es que los seres humanos estamos hechos un 50% de genética y un 50% de hábitos. Cuanto más se parece la sociedad a una jungla, más cambian los hábitos y la gente se acerca cada vez más a los animales en un mal sentido. Creo que conectarnos entre nosotros es la forma en que los seres humanos deberíamos ser”.
“Realmente nunca me sentí como romano”, dice Dario. Con la soledad y la decepción, una vez abandonó la ciudad. Pero descubrió que Roma era un lugar que siempre ocupará un lugar especial en su corazón.
Seguramente Darío puede ver la “conexión eterna” con su familia, la tierra donde nació y creció, su historia y su cultura. Y quizás por eso eligió aceptar la ciudad de Roma tal como es, y hacer de este mundo un lugar más cómodo.
Versión original: Tatsuya Nakamichi
Fotografía: Carola Blondelli
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Me encanta beber con mis amigos, pero a veces me da resaca a la mañana siguiente de haber bebido demasiado. En esos momentos, el café de filtro de Faro es lo mejor. Te da energía y calienta tu estómago. Me gusta esa dualidad de sentirme bien en cuerpo y mente.
Faro - Caffè Specialty
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