“Uno no puede hacer todo solo” -Una cafetería que avanza con la comunidad local: una luz que brilla en una antigua calle comercial
La Ciudad de Sōka (Prefectura de Saitama, Japón), conocida como una ciudad dormitorio desde el periodo de alto crecimiento económico, vio florecer varias de sus calles comerciales en la zona de la estación de tren “Sōka”. Pero con el paso de los años, la población fue disminuyendo y aumentó el número de casas y tiendas vacías. Sōka, la “ciudad para regresar a dormir”, se preocupó por esta situación y en el 2016 puso en marcha el “Concepto para la renovación de la ciudad de Sōka”. Uno de los pilares de esta iniciativa —que pretende aprovechar los inmuebles en desuso e infrautilizados, para crear industrias y revitalizar la ciudad— es la Escuela de Renovación.
Jumpei Abe, de Tokio, asistió a esta escuela y abrió la cafetería ecoma coffee en el 2018, casi forzado. Abe se mudó a un lugar con el que no tenía ninguna relación e hizo crecer su tienda mientras lidiaba con sus cambios personales. ¿En qué pensará y qué esperará en Sōka, donde inesperadamente acabó dirigiendo una cafetería?
La cafetería ideal que vio en Portland
La cafetería ecoma coffee está situada en una calle comercial no lejos de la estación de Sōka. En las inmediaciones hay una licorería antigua y una tienda de sellos que ha venido siendo administrada por varias generaciones de la familia; y enfrente de la cafetería hay un bar que también se creó a partir de la Escuela de Renovación. Esta calle comercial, con una mezcla de tiendas antiguas y nuevas, es un “camino histórico” llamado Nikko Kaido que ha sido una concurrido desde el periodo Edo. Sin embargo, en los últimos años ha habido un número notable de tiendas que han permanecido cerradas.
El personal de ecoma coffee, que abre a las 7 de la mañana, cuida el paso de los alumnos de la escuela primaria cercana. La cafetería, que busca tener un ambiente informal como el de una cafetería estadounidense, es visitada desde la mañana por una gran variedad de clientes, como personas que van a tomar el tren para ir a trabajar a Tokio, personas que llegan para trabajar en Sōka, personas mayores que viven en el barrio, dueños de verdulerías, etc. Muchos de estos clientes compram para llevar, y las horas de mayor afluencia duran hasta las 9 de la mañana aproximadamente.
El concepto de la tienda es “Cafeinamos tu vida: haz que tu vida sea emocionante con el café”. Es el deseo de Abe “ofrecer a muchas personas una experiencia gustativa que sorprenda y enriquezca su corazón a través del café de especialidad”.
“Con el tiempo me gustaría aumentar el tamaño de nuestro negocio y manejar cafés que antes no podía manejar, para que más gente pueda beberlos. Estoy pensando en abrir más tiendas y ampliar el negocio de venta por correo. También quiero participar activamente en concursos”.
Para el estilo de funcionamiento de la cafetería, se basó en una cafetería de Portland (EE.UU.), donde estuvo cuatro meses antes de emprender. Solicitó un visado de estudiante para experimentar el sabor de sus sueños en dicho país y fue rechazado una vez, pero no se rindió. Pidió a un conocido que trabaja en la Embajada de Estados Unidos que le escribiera una carta de recomendación y a la fuerza consiguió su oportunidad.
Siempre le gustaron los idiomas y había hecho una breve estadía en Canadá cuando era estudiante, por lo que le fue fácil comunicarse en inglés. Estando allá, visitó varias cafeterías e hizo preguntas. También asistió a seminarios y aprendió sobre la cultura cafetera estadounidense con todos sus sentidos.
El diseño de sus bolsas de café es un ejemplo de ello.
“En Portland, muchas cafeterías eran muy originales con sus bolsas de café. Las bolsas de café son como la ropa del producto. Yo también quise vestir a mis queridos productos con ropa bonita.
También quise que sea un diseño que pudiera mostrarles con orgullo a los caficultores de El Salvador; vi lo mucho que trabajaban cuando los visité”.
El diseño de las bolsas de café de ecoma coffee se encargó a varios ilustradores relacionados con la ciudad de Sōka. En la cafetería hay un riel para cuadros y regularmente se organizan exposiciones de artistas residentes en la ciudad. Abe también trata de buscar proveedores y colaboradores dentro de la ciudad en lo posible.
“Si el dinero empieza a fluir dentro de la ciudad, ésta se revitalizará. Mientras más tiempo pasan los residentes en la ciudad, el entorno urbano mejora y la población crece. Trato de mantener ese ciclo”.
Un impactante café lo obsesionó
La carrera cafetera de Abe comenzó en Starbucks. Alrededor de sus 20 años —cuando todavía estaba en la universidad— empezó a trabajar ahí a tiempo parcial, sin pensarlo mucho; le parecía chic. Al principio, no le gustaba el café y sólo le parecía “amargo”.
“En la entrevista de admisión me preguntaron si me gustaba el café y mentí diciendo que sí. Ja, ja, ja”.
Pero un día tomó un café que le pareció “muy dulce”. Fue un momento que cambió su impresión sobre el café. A partir de eso, Abe empezó a visitar varias cafeterías dentro de Japón.
Uno de los más impactantes cafés fue el de Stumptown Coffee Roasters, originario de Portland. La sorpresa por su sabor afrutado llevó a Abe al mundo del café.
Con el tiempo, Abe se dio cuenta de que, entre los muchos procesos de elaboración, el tostado es el factor decisivo para marcar la individualidad del sabor. “Quiero tostar yo mismo”, pensó.
Una vez que se decide no hay quien lo pare. Abe se ofreció como aprendiz de tostado donde el maestro de una cafetería a la que solía acudir como cliente. Durante años el maestro se negó, pero Abe persistió y al final lo convenció. Sin embargo, de pronto el maestro se enfermó y la oportunidad que había ganado se le escapó de las manos.
Sin embargo, Abe no se rindió. Consiguió una Discovery (una pequeña máquina de tostar) y empezó a aprender por su cuenta.
Aceptar los límites de uno y pasar a la siguiente etapa
Con el tiempo, Abe decidió abrir su cafetería y dejó la empresa en la que trabajaba entonces. Fue en esa época que se fue a Portland. Para probar el sabor de sus sueños, visitó el local principal de Stumptown Coffee Roasters.
Luego de regresar a Japón, Abe empezó a vender café tostado por correo y al por mayor desde la casa de sus padres.
Desde entonces deseaba tener su cafetería algún día, pero nunca tuvo una idea concreta. La vida de Abe cambió cuando fue a la Escuela de Renovación organizada por la ciudad de Sōka, a la que asistió tras regresar a Japón. En tres días, cada grupo tenía que idear un plan de negocio y presentarlo a los propietarios de los locales vacíos, con el objetivo de convertirlo en un negocio real.
Abe y su equipo se encargaron de un local que originalmente se utilizaba como cafetería. Abe nunca ha vivido en Sōka y no tiene familia ni parientes allí; asistió al seminario porque lo invitó un conocido.
El debate del grupo se calentó al acercarse la presentación del último día. Eran adultos reunidos discutiendo como niños sus opiniones. Pero Abe era el único del grupo con conocimientos en gestión de tiendas. La conversación se alejaba del punto principal y carecía de sentido realista. Nunca se llegaba a un acuerdo.
Se dijo “Mejor lo hago yo”.
En un ataque de emociones, Abe se decidió y llamó a su ahora esposa, que entonces era su enamorada.
“Le pregunté si podía abrir una cafetería. Ese fue el comienzo de ecoma coffee”.
La apertura no estaba prevista en un principio. No había preparado fondos. Empezó escribiendo un grueso plan de negocio para pedir un préstamo. La cafetería fue reformada, conservando el papel de pared, las ventanas y otras partes que podían dejarse como estaban. El cartel de “Miki” en la pared exterior es de la anterior cafetería.
Al ser un negocio nacido de una escuela patrocinada por la ciudad, debía estar en armonía con la comunidad local. La propuesta de proyecto tampoco la preparó Abe solo, la decidió con su grupo.
Una de las ideas que surgieron fue la venta de parfaits. “La idea de ellos era que como al frente de la cafetería hay un bar, sería un buen equilibrio vender cosas dulces”.
A las finales decidió desistir de los parfaits y centrarse en el café, pero el “helado suave” que conoció en uno de los viajes que hizo para degustar parfaits le trajo un inesperado golpe de suerte. Cuando abrió la cafetería, los escolares de la zona empezaron a venir a comprar helados suaves.
“Primero nos hicimos famosos como una heladería de helados suaves. Los niños trajeron a sus padres y nos hicimos conocidos como cafetería. El helado suave nos ayudó mucho”.
Abe analiza la situación de esta manera:
“Creo que la gente de la ciudad estaría más contenta con el arte del café con leche que se ve bonito y la buena comida. Tengo la sensación de que el sabor afrutado y ácido del café está siendo aceptado poco a poco por la gente de la ciudad, pero si hubiéramos empezado como una cafetería especializada en café, nos habríamos quedado estancados en un periodo de pocas ventas durante mucho tiempo”.
La cafetería se hizo conocida de boca en boca en la zona, y ahora que cumple cuatro años, la clientela sigue aumentando. En mayo del 2021 se registró como empresa, y la plantilla, que al comienzo eran tres personas, aumentó a cinco. Abe también asumió más responsabilidad por la vida de sus empleados, a los que se refiere como su “familia”.
“Ahora siento más que nunca que tengo que crear un ambiente en el que mis empleados puedan llevar una vida digna y prosperar. Una vez que piensas así, dejas de mandar de forma egoísta. Ahora me centro en cómo construir todos juntos sin cambiar el objetivo, y cómo aumentar el número de personas en quienes pueda confiar”.
Un café que revitalice la ciudad
Antes de tener una cafetería, Abe tenía otros sueños. Quería vivir de la música. Para continuar con las actividades del dúo acústico que formó cuando era estudiante, después de graduarse rechazó ofertas de trabajo y pasó dos años cantando en la calle canciones que había escrito él mismo.
Abe ha tomado un camino completamente diferente, de la música al café, pero sus sentimientos básicos no han cambiado.
“Sigo queriendo complacer a la gente con lo que hago. Empecé a escribir canciones porque pensé que si no había ninguna canción que me gustara, debía hacerlas yo mismo. Mi objetivo era crear y ofrecer algo que encajara perfecto al estado de ánimo de alguien.
Lo único que ha cambiado es la herramienta; ahora es el café. Es gratificante ver que la gente disfruta del café en el que participo, y que enriquece la vida de quienes lo toman”.
Desde que era músico, tenía el fuerte sentimiento de querer ofrecer algo que “él mismo” ha hecho. Pero a medida que dirigía la cafetería, llegó a sus límites.
“Al principio quería hacerlo todo yo mismo. Pero una vez enfermé y tuve que depender de la ayuda de otros. Me di cuenta que no era bueno que la cafetería esté en un estado en el que no pueda funcionar sin mí.
Hasta ahora la gente a veces me dice que ‘llevo demasiado peso sobre mis hombros’, pero pienso dejar mi trabajo en manos de los demás en la medida de lo posible. El café es, por supuesto, importante, pero no puede ser lo único, y son muchos los factores que se entrelazan para que la cafetería sea querida por los clientes. Ahora confío mucho en mi personal, que son baristas experimentados, y en mi mujer, que es la cocinera. Me ha ayudado mucho y le estoy agradecido”.
Esa experiencia cambió la perspectiva de Abe para con el café.
“Al principio quería ofrecer un café que me representara. Pero a medida que fui conociendo diversos cafés de especialidad y caficultores, mi forma de pensar cambió. Lo más importante para mí ahora es hacer un café cuyo sabor refleje las características de la zona cafetalera y de los caficultores”.
En Sōka, un lugar con el que no tenía ninguna relación, Abe está haciendo crecer su cafetería mientras afronta sus propios cambios personales. Más allá de eso, la visión es revitalizar toda la ciudad.
También es el proceso de dar forma al sueño que tenía en Portland. Una oportunidad que aprovechó del impactante encuentro con un café. Recordando lo que vio en aquella ciudad, Abe está pensando en abrir una segunda tienda en Sōka.
“En Portland, muchos comercios tienen una segunda tienda en la misma ciudad. Creo que si construimos tiendas fuertes en la comunidad, revitalizará la ciudad.
No era raro encontrar granos de café de las cafeterías locales en las estanterías de los supermercados, o en los restaurantes del centro. Queremos crear un ciclo económico dentro de la ciudad, que lleve a la revitalización de la misma y retribuya a los ciudadanos; ese es el tipo de tienda que queremos ser”.
Puede que no sea un sueño. En los últimos años, la ciudad de Sōka se ha convertido en un ejemplo exitoso de política de renovación, y en un lugar visitado por inspectores de todo Japón. De hecho, la zona donde se encuentra ecoma coffee está cada vez más llena de espacios de co-working, talleres de cocina, ateliers y panaderías, que también fueron creados a través de la escuela. Los comercios que habían permanecido cerrados han cobrado nueva vida, y los residentes dicen a menudo que las calles se han animado.
“La luz que ilumina la calle comercial”: ecoma coffee, que sigue creciendo en armonía con su entorno, se está convirtiendo en eso para la comunidad local.
Texto original en japones: KANA ISHIYAMA.
Edición: Tatsuya Nakamichi
MY FAVORITE COFFEELa taza de café que enriquece mi vida
El café que tomo en el desayuno de un día de descanso sin preocuparme por la hora, o el que saboreo lentamente en un lugar de salida. Por supuesto que es rico solo, pero es aún mejor si lo tomas con otra persona. Me siento feliz tomando una taza con mi mujer o con alguien cercano.
ecoma coffee
- [Horario de atención]
- Tue-Fri: 7:00-18:30 / Sat, Sun: 8:30-18:30