LATTEST Yumi Munehiro

LATTEST

Yumi Munehiro

"Ya no me compararé más con los demás" De vuelta a mis propios orígenes gracias a Bolivia

LATTEST es una cadena de bares de café expresso que opera bajo el concepto “Presentar al mundo las mejores mujeres baristas”. Actualmente, operan un total de 6 cafeterías, con diversos conceptos, ubicadas principalmente en Tokio y cuyo personal está compuesto exclusivamente de mujeres. Yumi Munehiro es gerente en LATTEST. Tras cerca de diez años en la industria del café, ha vivido su primera experiencia en una zona productora con esta valiosísima estancia de una semana en Bolivia.

El café me dejó de saber bien

Creo recordar que fue en enero de 2022 cuando el café dejó de saberme tan bien como antes. En aquel entonces me sentía estancada con mi trabajo en LATTEST y con la industria del café. Me preocupaba si debía continuar con este trabajo, o si debía comenzar un nuevo trabajo que no guardara relación alguna con el café.

Cuando observaba a mi alrededor, me encontraba con un gran número de personas que trabajan el café de forma estoica con pasión y determinación. Yo, que en comparación no tenía una determinación tan marcada, acababa abrumada al verlos.

Otra de las causas de mi preocupación era que no compartía la visión trazada por la presidenta de LATTEST. En comparación con una cafetería media, LATTEST se expande a través de un modelo de negocio con un gran número de tiendas y un gran número de asientos. Mientras que mi visión ideal es la de regentar cafeterías algo más pequeñas, en la que podamos trabajar dentro de un determinado alcance, la visión de nuestra presidenta es la de seguir expandiendo la dimensión de LATTEST para llegar al máximo de personas. Por lo general LATTEST es una empresa en la que se nos deja hacer con libertad lo que queramos, sin embargo, mientras que una sea empleada, nunca va a poder hacer al 100 % lo que una realmente quiere. Y a pesar de que en mi cabeza era consciente de esto, en cierto modo no me resultaba convincente.

En este momento de incertidumbre, mi salvación fue la Sra. Sunaga, dueña de la cafetería MANLY COFFEE en la ciudad de Fukuoka. Al revelarle mis preocupaciones por haberme dejado de saber bien el café, la Sra. Sunaga me respondió “Lo cierto es que yo también he vivido momentos así en el pasado”. Con esta respuesta me di cuenta de que si incluso la Sra. Sunaga había experimentado lo mismo que yo en el pasado, yo no tenía por qué dejar mi trabajo. Me alivió saber que algún día volvería a saborear el café como antes.

No existía la opción de no ir

Para mí que me encontraba viviendo una etapa de incertidumbres, el ser invitada a participar en TYPICA Lab fue una muy alegre noticia. Tenía la expectativa de que mis sentimientos cambiasen al visitar los cafetales.

Y lo cierto es que el destino que deseaba en primer lugar era el continente africano. Esto se debe a que está lejos de Japón y pensaba que no tendría otra oportunidad en mi vida de ir allí. Otra de las razones es que me suministraba de granos de café verdes de Etiopía. Pero, no por ello el destino tenía que ser Etiopía. Pensaba que cualquier destino estaría bien mientras que fuera una zona productora, así como que estaría muy bien si pudiera visitar algún destino con el que guardara cierta relación.

Al final, el destino fue Bolivia. Y al conocer que entre el resto de tostadores participantes Bolivia había sido muy solicitado, empecé a sentirme algo nerviosa. Me preocupé mucho de que yo fuera a ser un lastre para los demás, debido a que yo no contaba con muchos conocimientos sobre Bolivia, ni le tenía un marcado afecto.

Pero, por otro lado deseaba compartir esta experiencia con todo el personal de mi cafetería, quienes sentían una gran envidia de que yo pudiera visitar los cafetales. Creo que fue gracias a que comencé a pensar de este modo, que me transformé hacia una visión positiva en la que a través de este viaje podría obtener una forma de ver las cosas diferente a los demás. No es que lo deseara muy fuertemente, pero al imaginarme compartiendo mis fotografías y recuerdos con todos mis compañeros al regresar a Japón, empecé a sentirme emocionada por el viaje.

Fuera como fuera, estaba súper emocionada por la que sería la primera visita en mi vida a un cafetal, por lo que ni me planteaba la opción de no ir. Estaba convencida de que aunque incluso sufriera de dolor de estómago durante el viaje, viviría una experiencia emocionante y regresaría con un montón de recuerdos divertidos.

Spacer

Quiero crear aficionados de los caficultores

En Bolivia conocía a caficultores que adoran de forma genuina el café y quienes lo cultivan con amor.

Por ejemplo, Carmelo antes de que catáramos el café mantenía una expresión rígida, pero en el momento en el que le dijimos “Está delicioso”, en su cara se dibujó de inmediato una sonrisa. Pedro nos contó con una sonrisa de oreja a oreja cual un adolescente que “Es la primera vez que cato el café de un lote que acabamos de procesar”. Nassia nos contó que los trabajos de lavar y secar los granos de café “Son muy divertidos porque una puede escuchar la voz y las palabras del café”.

En esos momentos menos pensados es cuando una se da cuenta de cómo los caficultores adoran el café desde lo más profundo de su corazón. Ya que en su trabajo lidian con la naturaleza, la cantidad de producción varía enormemente, así como involucra un gran número de arduas tareas físicas. Es un trabajo duro en muchos aspectos, pero los caficultores se enfrentan al café de forma distendida. En mí ha brotado el deseo de proseguir mi trabajo con la misma actitud que los caficultores.

Durante el recorrido por el cafetal recordé cómo era yo hace cerca de 10 años, cuando entré a la industria del café. En aquella época, cuando visité la cafetería de LATTEST como una cliente más, no solo es que su café me supiera delicioso, sino que también quedé fascinada con el espacio. También hubo una época en la que me interesé por la dificultad y la diversión del arte en café late. Podría decir que este viaje ha restablecido mi mente, que he vuelto a simplemente disfrutar del café.

Gracias a esta experiencia, tras regresar a Japón, el café que degusté me supo delicioso. Solo por haberme devuelto el gusto por el café, emocionada, pensé que haber ido hasta Bolivia había merecido la pena. Hasta entonces había alentado al personal de mi cafetería a que creásemos clientes aficionados a LATTEST, algo que habíamos acometido juntos con gran ahínco, pero tras regresar de Bolivia comencé a pensar que también debemos crear clientes aficionados a los caficultores. Estoy convencida de que si soy capaz de comunicarlo con pasión, esta pasión se transmitirá también a las personas que no han visitado el cafetal por ellos mismos.

Me han sorprendido tantos los cambios en mí misma, que tras regresar a Japón, le pedí lo siguiente a la presidente de mi empresa: “El año que viene quiero regresar a Bolivia. Pero no quiero ir yo sola, al menos quiero que me acompañe una persona del personal de la cafetería. Seguro que cada uno de los miembros sentimos cosas diferentes, por eso deseo que invierta en esta experiencia”.

El café sabe más delicioso cuando se comparte

Siendo franca, yo he pensado varias veces en que quería abandonar la industria del café. En estos momentos de desánimo para mí fue clave la ayuda de la Sra. Sunaga. En aquel entonces, yo era la única encargada del tostado en LATTEST. En cierta medida sentía que ya no era capaz de soportar la presión de enfrentarme a la dificultad del tostado y de ser la única responsable del sabor de nuestra cafetería. Fue entonces que participé en un evento de mujeres tostadoras organizado por la Sra. Sunaga y la Sra. Munejima de la cafetería SOIL COFFEE & STOCK. Poder conocerlas a ellas dos, que son mayores que yo en edad y cuentan con una dilatada carrera profesional a sus espaldas, me hizo ampliar aún más mi campo de visión.

En aquel entonces, me sentía cual una rana en un pozo. Me estaba preocupando yo sola, limitándome a mí misma. Me di cuenta que mis preocupaciones eran insignificantes y me dio las energías necesarias para querer continuar trabajando con el café por más tiempo. Si no las hubiera conocido, quizás ya habría abandonado la industria del café. Creo que fue sentir que no estoy sola, lo que me retuvo en esta industria.

Ahora que han pasado tres meses desde que regresé de Bolivia, me siento sorprendentemente renovada. Para mí el café es una espectacular bebida que es deliciosa, relajante y que conecta con otras personas. Sin duda, el café sabe más delicioso cuando se comparte. Estoy decidida de que deseo seguir compartiendo con el máximo de personas que hay muchos cafés deliciosos que pueden tomarse con tranquilidad y que es una actividad divertida.

Antes tenía un dilema por no poder dedicar tiempo suficiente a cada uno de los clientes, pero podríamos decir que gracias a que tenemos un gran número de clientes, también aumentan nuestras oportunidades de generar aficionados. Y pensando que si de este modo podemos expandirnos, comencé a ver esta visión de forma positiva. También estas son sensaciones que no se transmiten a los clientes por el solo hecho de que se lo expliquemos dedicándoles más tiempo.

Si hago memoria, antes de ir a Bolivia, sufría con varios impedimentos que no me permitían disfrutar de forma genuina el café. Esta era la mayor razón de que el café no me supiera bien. Pero, tras haber quedado fascinada con los caficultores de Bolivia, ahora yo soy diferente. Aunque no haya eliminado por completo esos impedimentos, al menos pienso convivir con ellos.

Tras este viaje, tomé la decisión de que ya no me compararé más con los demás. Y bueno ya que yo no tengo una determinación o pasión superiores a la del resto de mis compañeros, asimilé que no tiene sentido que me deprima por el más mínimo detalle. Comencé a pensar que soy capaz de tomar mi propio enfoque personal para dar a conocer el gusto y la diversión que ofrece el café.

Tampoco es que yo tenga un sentido o talento excepcional. Y por otro lado, pienso que por el mero hecho de estar en una posición de responsabilidad como la de gerente no se logra hacer funcionar una cafetería, sino que es indispensable la colaboración de todo el personal. Ahora también me ayuda en el tostado otro miembro del equipo, pero la verdad es que deseo que todo mi personal experimente las actividades que para mí son divertidas.