Una pionera startup creada por los dos mejores socios
Montados en un todoterreno 4×4 acompañados de Mekuria y Elias, nos dirigimos hacia la estación de lavado de Guji. Este es un entorno natural muy diferente a Yirgachefe. En nuestro trayecto atravesamos terrenos en arduas condiciones como empinadas colinas llenas de verdor y carreteras de arcilla roja cubiertas de arena. Los coloridos muros de las casas, la gente que lava su ropa en el río, las vacas pastando apaciblemente. Mientras que mis ojos observaban este paisaje de carretera, mis oídos intentaban mantenerse atentos a la incesante conversación en el interior del vehículo.
Era fin de semana y el lunes siguiente empezaban a aceptarse las candidaturas a la Copa de Excelencia, así que inevitablemente este fue el tema estrella de conversación entre Mekuria y Elias. A pesar del agitado trayecto en todoterreno, todo el viaje se lo pasaron charlando. Y mientras que ellos hablaban en alguna de las lenguas de Etiopía, yo lo único que podía hacer era imaginarme qué estaban hablando. Probablemente estaban charlando sin parar de algo como “Qué ganas tengo de ver en qué posición quedamos”, “¿A qué precio crees que lo podamos vender?” “Dicen que el café de ese caficultor de Gedeb ha logrado bacterias anaerobias” o “¿Durante cuántas horas lo habrá dejado fermentando?”. Me acuerdo muy bien de la afinidad que mostraban entre ellos. Pensé que “Ah, claro, así es como funciona una startup”. En una startup las ideas y las conversaciones no tienen límites, y las ideas son inagotables.
Productores independientes
Wete Ambela Coffee es una startup fundada en 2018. Detrás de la fundación de la empresa está la liberalización de la Bolsa de Productos Básicos de Etiopía (ECX, por sus siglas en inglés). En 2017, se modificaron las normas de la Bolsa de Productos Básicos de Etiopía, la obtención de licencias de exportación se volvió relativamente fácil, así como se posibilitó el comercio directo con base en este sistema. En 2020, se celebró por primera vez la Copa de Excelencia, de la que todavía recuerdan como si fuera ayer, la llegada de compradores de todo el mundo. Esta Copa de Excelencia marcó el inicio de las actividades de muchos productores y proveedores.
Mekuria, representante de Wete Ambela Coffee, hace mucho tiempo se dedicaba a gestionar con su familia un hotel en Yirgachefe, hasta que hace 24 años decidió cambiar su rumbo profesional hacia el negocio del café, y comenzó a trabajar como proveedor que compraba cerezas de café a pequeños caficultores y se las vendía a los exportadores. Entre sus clientes se encontraban reconocidas empresas como Moplaco o BNT. Una cartera de clientes que nos relata la capacidad real de Mekuria. En el 2017, Mekuria ya tenía en propiedad una estación de lavado con las tecnologías de refinamiento y de fermentación. Ya con todo esto la liberalización fue para él una perfecta oportunidad. De inmediato obtuvo la licencia de exportación y emprendió con su empresa.
Actualmente, en Etiopía cada vez son más los productores independientes como él. A pesar de que actualmente en Etiopía, más de la mitad de la cuota del mercado del café está ocupada por grandes lotes formados por volúmenes de cientos de sacos, es probable que en el futuro cada vez sean más los lotes que especifiquen el nombre del café y el nombre de su caficultor como vemos en América Latina, y que esto se traduzca en una diversificación de los métodos de refinamiento y las variedades del café, entre otros.
Dinero, comida y educación
Mekuria, a través de su larga experiencia durante años en los que ha profundizado su relación con los pequeños productores, es capaz de conseguir café de la máxima calidad. Hay un aspecto que él ha priorizado con el fin de construir esta relación de confianza con los productores. Esto es el “dotar de un entorno de vida a los productores”.
Mekuria nos enseñó una escuela primaria cercana a un cafetal de su propiedad. Al visitar las aulas, los niños curiosos empezaron a acercarse y a rodearnos, tanto que al final había tantos niños que casi se llena el patio de la escuela. Probablemente para los niños ver a extranjeros como nosotros fuera algo inaudito. Mekuria aporta dinero a esta escuela primaria de forma periódica, para ampliar el número de aulas o para proporcionar material educativo como bolígrafos y cuadernos. “Yo creo que para los caficultores, la educación de sus hijos es lo más importante, es por esto que yo aporto de forma continua dinero a esta escuela primaria. Aparte de esto, también tengo planeado que construyamos hospitales o plantas de energía eléctrica”, nos comentó Mekuria.
Mientras caminábamos, le pregunté lo siguiente “¿Con qué motivación trabajan los caficultores?”, a lo que Mekuria me contestó que “Por el pago de la bonificación que nosotros pagamos por el café de alta calidad y por la comida que nosotros les ofrecemos”. Esta respuesta difería ligeramente de mis expectativas. Yo esperaba que Mekuria inconscientemente me respondiera algo como la felicidad y el orgullo derivados del trabajo. Y aunque le preguntara “¿Y no tienen ninguna otra motivación que el dinero o la comida?”, solo obtuve de Mekuria una expresión facial extrañado.
La forma de actuar y la vestimenta de los etiopianos son muy elegantes, por lo que a simple vista apenas se percibe la pobreza, pero lo cierto es que la población de Etiopía lleva una vida muy simple. Lo más importante para los etiopianos es el dinero, la comida y la educación. Para nosotros estos son tres elementos de los que nos beneficiamos a diario y que damos por sentado, tanto que nos costaría considerarlos como una motivación. Esta diferencia de percepciones me ha causado una profunda impresión.
Los dos mejores socios
Wete Ambela Coffee está formada por tres socios principales: Mekuria Mergia, su esposa Enatenesh Desalegn y Elias Yifer. Su oficina está en la cuarta planta de un edificio ubicado en el centro de la capital del país, Adís Abeba. El nombre de la startup, Wete Ambela es el resultado de unir el nombre de los topónimos donde se ubican las estaciones de lavado de su propiedad, la de Wote Wonga en Yirgachefe y la de Hambela en Guji.
Enatenesh, quien trabajó durante diez años como gestora de calidad en la empresa exportadora de café Moplaco, conoció a su esposo Mekuria como uno de sus proveedores. Mientras que Elías, quien como exportador trabajó con Mekuria, tuvo la oportunidad de hacer buenas migas con él, hasta que decidieron emprender juntos.
“Desde que fundamos la empresa no hemos experimentado ninguna gran dificultad en especial. Esto ha sido gracias a que nosotros trabajamos de forma equilibrada, aprovechando mutuamente nuestras fortalezas. Mekuria contaba con una larga experiencia en la producción y el refinamiento del café, mientras que yo anteriormente me desempeñaba como exportador, siendo un profesional en dicha área. Al unir nuestras fortalezas, fuimos capaces de tener un satisfactorio comienzo. El secreto de este éxito, probablemente sea que ambos nos enfocamos en nuestro trabajo. Trabajamos dedicando todos nuestros esfuerzos en nuestras respectivas áreas, Mekuria en la producción y yo en la exportación”, nos comenta Elias.
Lo cierto es que las personalidades de Mekuria y Elias son totalmente opuestas. Mekuria es un hombre animado y audaz. Durante los viajes en coche, Mekuria charlaba constantemente y al reír, reía a carcajada limpia. Y además come muchísimo. Desde la mañana devora platos enormes de comida local de Etiopia como carne cruda, carne tártara o platos similares, quesos, entre otros. Mekuria es un hombre realmente robusto.
Mientras que la personalidad de Elias es todo lo contrario, es un hombre calmado, que con un excelente dominio del inglés, cuando habla verifica todos y cada uno de los detalles. Elias se bebe su café tranquilo con pequeños sorbos y nos brinda una detallada atención a nosotros como huéspedes. No cabe duda que la reacción química entre estos dos hombres tan distintos, es lo que está dirigiendo a Wete Ambela Coffee hacia el éxito.
Por otro lado, Enatenesh se encarga de brindar apoyo a Mekuria y Elias. Ella es sin duda la verdadera presidenta de esta empresa. Enatenesh es una mujer que más que una mujer de negocios, da una impresión afable, de una mujer que le gusta charlar de cualquier tema cual una madre, pero lo cierto es que observé como ella entre bambalinas es la que maneja todo.
El último día de nuestra visita a Etiopía, visitamos el hogar de Mekuria, a las afueras de Adís Abeba. Su casa se ubica en una tranquila zona residencial a unos 30 minutos en coche desde el centro de la capital. Al llegar fuimos recibidos por sus dos lindas hijas, quienes para darnos la bienvenida, nos deleitaron con una ceremonia de café en su jardín.
Enatenesh nos demostró sus destrezas culinarias preparándonos comida casera local de Etiopía. Nos hizo muy felices que en vez de llevarnos a un restaurante, nos invitaran a su hogar. Todos nosotros charlamos de diversidad de temas mientras comíamos los platos de comida casera que cubrían toda la mesa. Por ejemplo, del progreso de nuestras diferentes actividades empresariales, los objetivos para este año, entre otros. Parece que tienen previsto construir dos nuevas estaciones de lavado este año. Tanto ellos como nosotros nos intentamos superar cada año, para que este año sea mejor que el anterior, y para que el próximo año sea mejor que este. También los tostadores, dedicándole su debido tiempo, con el paso de un año, el siguiente año, y así van mejorando poco a poco. Nos espera un futuro aún más emocionante y estimulante que superará al de nuestra relación ya existente. Y mientras que ya decía adiós con la mano a Mekuria, quien nos había venido a dejar hasta el aeropuerto, yo reflexionaba sobre todo esto.