El café también es un ser vivo
Nassia Salvador Palacios trabaja en el cafetal de su madre en el pueblo cafetero de Taipiplaya, y también participa en la revitalización de la comunidad como “líder” del pueblo. Después de graduarse en la universidad, decidió volver a su pueblo natal. Tiene un abuelo que desbrozó las montañas y fundó el pueblo de Taipiplaya hacia el año 1950, y su madre fue alcaldesa de Caranavi. No podíamos dejar de entrevistar a Nassia.
Las contradicciones despertaron su “misión”
La familia Palacios comenzó a producir café en la aldea de Taipiplaya hace unos 20 años. Nassia dejó a sus padres cuando estaba en la escuela primaria para asistir a la escuela en La Paz, la capital de facto del país, y durante las vacaciones de verano e invierno regresaba a su casa para ayudar a sus padres en su trabajo.
Siempre volvía a casa como si fuera a acampar. Solía jugar como una mona en las montañas cerca a mi casa, resbalándome por las laderas sobre cáscaras de plátano, ja, ja, ja.
Bolivia es un país rico en recursos naturales como petróleo y gas natural, y Nassia estudió ingeniería química en la universidad para ser ingeniera en el futuro, pero un día se da cuenta de su “misión”.
Las cafeterías de La Paz venden el café a 4-5 dólares, mientras que mis abuelos ganan poco a pesar de producir bastante café. Además, me parecía incoherente que mi abuelo solo tomara café instantáneo.
Nació en ella la idea de producir café de alta calidad y dar a la gente que trabaja en los cafetales una vida más digna. Así, Nassia decidió retomar el negocio familiar de la producción de café y regresó a su pueblo hace tres años. Al aprender y realizar la producción y el procesado del café, se dio cuenta de que podía utilizar directamente sus conocimientos de ingeniería química de la universidad, y se interesó aún más por el tema.
En la universidad aprendí que, midiendo la temperatura, el pH y el grado de azúcar y controlándolos, se puede lograr mejor calidad, y es lo mismo con el café. Por ejemplo, podemos ajustar el tiempo de secado de las cerezas de café según la temperatura, o la cantidad de agua para regar los cafetos según la cantidad de lluvia, para garantizar una calidad constante.
Una visión a largo plazo del futuro de la región
Además de su trabajo, Nassia asume un papel de liderazgo en un “proyecto de desarrollo” en el pueblo del que fue pionero su abuelo. Se encarga del mantenimiento de las carreteras y de la construcción de escuelas —una función que en Japón desempeñaría el gobierno— pero no le pagan por eso. La reciente construcción de un local de tres pisos en el terreno del cafetal es otro ejemplo de cómo piensa en el desarrollo de toda la comunidad.
Construimos ese local con la ayuda de los jóvenes de la zona, porque juntos podemos crear una buena comunidad, y más que todo, para que los jóvenes interesados en el negocio del café se unieran a nuestro equipo.
En Bolivia es difícil vivir de la producción de café y muchos jóvenes de las zonas rurales se van a trabajar a las ciudades. Nassia y su gente trabajan para crear un sistema que dé empleo a los jóvenes durante todo el año, y por eso han comenzado a cultivar naranjas y otros cítricos a parte del café.
Me siento como si estuviera en un sueño. Estoy haciendo lo que me gusta con mi familia y las personas que quiero de esta localidad. Mi objetivo es mejorar la calidad del café y hacer una marca de café de especialidad de la región, trabajando en equipo con la gente de aquí.
Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar y sólo cuando todos trabajamos juntos podemos avanzar. En esta finca todos dedicamos nuestro tiempo y vida a cada uno de los trabajos para hacer un buen café, un café rico, y yo quiero hacer todo lo posible para que nuestro esfuerzo llegue a los consumidores de café. Mi esperanza es Don Pedro de Agricafe. Ésta, siendo una empresa familiar, tiene como clientes a los principales tostadores del mundo.
Lo que tienen en común el abuelo y la madre de Nassia, y la misma Nassia, es que han pensado en el futuro de la región desde una perspectiva a largo plazo, sin dejarse llevar por el interés propio o el beneficio a corto plazo, y lo demuestran con obras.
¿Qué será necesario para construir un mundo sostenible? Nassia, que contestó que ve el café que cultiva como un ser viviente y no como un cultivo que se convierte en dinero, puede que haya visto las “cosas verdaderamente importantes” mucho antes de que el mundo avanzara hacia los ODS.