La sostenibilidad se encuentra en el interior del corazón
Este año visitamos Tanzania por primera vez. Tras haber viajado ya por el sur de Tanzania, al llegar a altas horas de la noche al aeropuerto del Kilimanjaro nos encontrábamos con cierto cansancio. Pero, lo cierto es que la cálida bienvenida de León nos dio bastante energía. León es un tanzano de ascendencia griega. Es un hombre tranquilo y de impresión delicada.
El cafetal de León, Acacia Hills, fue publicado como ganador de la subasta privada celebrada por La Alianza para la Excelencia en Café (ACE, por sus siglas en inglés). A pesar de que Tanzania como país productor de café de especialidad, todavía se encuentra en una situación en desarrollo, entramos en contacto con él, deseando conocer su historia como caficultor que trabaja en la vanguardia.
La historia de León representa en sí misma la historia de la producción de café en la región norte de Tanzania, y pone claramente de relieve el futuro del café de especialidad de Tanzania. Tras regresar a Japón, conversamos tranquilamente en línea con él.
En búsqueda de la calidad
La historia del café en la región norte de Tanzania se remonta al siglo XIX. En aquella época la actual Tanzania era una colonia alemana, fue en ese entonces que los colonos alemanes trasladaron cafetos de la isla de Reunión, una isla cercana a la isla de Madagascar, hasta la zona norte de Tanzania, con los que desarrollaron la industria.
La mayoría de los cafetales que hay aquí en la región norte de Tanzania fueron creados en la década de 1920, tras la Primera Guerra Mundial. Recuerdo haber visto en mapas antiguos registros de que en aquella época se mudaron aquí cerca de 80 familias inmigrantes alemanes, que fundaron esos cafetales de pequeñas dimensiones.
También el padre y la madre de León fueron inmigrantes que llegados desde Grecia a Tanzania en la década de 1900, decidieron hacer de la producción de café su sustento de vida. León es la tercera generación de esta familia cafetera. La residencia familiar se ubica a las afueras de la ciudad de Arusha, bastante cerca del Aeropuerto Internacional del Kilimanjaro. Sus antepasados cultivaban café en el terreno cercano a la vivienda, sin embargo, la altitud de este terreno no era suficientemente alta como para producir café de alta calidad. León desde que escuchó por primera vez acerca del concepto de café de especialidad en la década de los 2000, comenzó a buscar un terreno en el que poder producir un café de mayor calidad.
“En la actualidad, al igual que en el pasado, el café que se produce en Tanzania apenas es consumido por el público nacional. Toda la producción se exporta, siendo casi la totalidad café de producto básico. Por lo que al bajar el precio internacional del café, se dificultó poder subsistir solo con la producción de café. El cambio de rumbo hacia la producción de café de especialidad era un necesidad imperiosa”, comenta León.
El encuentro con su socio
León justo se encontraba en aquella época en la feria comercial de la Asociación Africana de Café (AFCA, por sus siglas en inglés) de 2005, allí fue donde conoció a Mark Stell, su actual socio de negocios. Mark es fundador de Portland Coffee Roasters en Estados Unidos. León y Mark hicieron buenas migas, tanto que en el año 2007 decidieron comprar de forma conjunta un cafetal en el monte Oldeani. Este es el actual Acacia Hills. De la colaboración entre Mark que conoce acerca del tostado, conmigo que conozco acerca de la industria agrícola, surgirá una sinergia. León tenía esta firme convicción.
Hay dos razones por las que León se decidió por el terreno de Oldeani para su nuevo cafetal. La primera es que de entre todos los cafés de Tanzania probados por Mark, el café que consideró más delicioso de todos era un café producido en Oldeani. La segunda es que León había escuchado de parte de un cierto investigador que el suelo de Oldeani era el idóneo para el cultivo de café.
León volvió a darle vida a ese cafetal que se encontraba en penoso estado, y comenzó plantando cafetos de alta calidad de diferentes variedades como Kent, SL 28, Geisha o Pacamara. Ha sido gracias al concienzudo esfuerzo de León y al maravillo entorno natural, por lo que la calidad del café y su cantidad de producción han experimentado un favorable crecimiento.
Las tierras alrededor de Acacia Hills colindan con la zona de conservación de Ngorongoro, habitadas por animales en libertad como elefantes o búfalos. “En aspectos de marketing esto podría sonar muy bien, pero lo cierto es que es horrible tratar con especies animales destructoras”, afirmó León. León incluso ha visto con sus propios ojos cómo los animales destruyen por completo sus cafetos. No queda duda que incluso tras haber terminado con la construcción de su cafetal, León ha vivido innumerables dificultades propias de su ubicación.
Cata de café del cráter
La primera cosecha no cumplió ni la calidad ni la cantidad esperadas, y aun así, Mark me compró toda la producción. Pero tenía claro que no podría estar para siempre dependiendo de él. Fue entonces cuando, en colaboración con los productores de café vecinos, invitamos a tostadores extranjeros, y celebramos un evento que se ha conocido popularmente con el nombre “Cata de café del cráter”.
Este evento de cata de café bautizado con el nombre del cráter Ngorongoro (una caldera volcánica inactiva), el cual se aprecia desde el monte Oldeani, se celebró en el laboratorio de cata de café propiedad de León ubicado en Oldeani. Este certamen que se celebra bajo un ambiente íntimo y amistoso, ha cobrado un profundo significado en la transformación de la historia del café de especialidad en Tanzania. En Tanzania, un país del que se tiene una consolidada imagen como tierra productora de café de producto básico, se debe dar a conocer al mercado el hecho de que cada vez más se están produciendo espectaculares micro lotes.
Y en el año 2020, gracias a la colaboración de la ACE, esta cata de café del cráter evolucionó hasta una subasta oficial. En la subasta participaron distinguidos tostadores de todo el mundo, y en ella el café de la zona del monte Oldeani recibió una excelente evaluación, que lo convirtió en el centro de las conversaciones.
Y aunque está claro que el crecimiento logrado por Acacia Hills se debe a la alta calidad del café producido por León, también ha sido gracias a la experiencia y la influencia de su socio Mark. Por mucho que un productor cultive un buen café, este pasará desapercibido mientras que el caficultor no cuente con la debida capacidad para hacerlo llegar al mundo.
León afirma que “Me gustaría que también los productores de otras zonas presenten su café en las próximas subastas”. En Tanzania todavía hay maravillosos cafés por descubrir desconocidos para el mundo.
¿Qué es capaz de cambiar la vida?
Durante la fundación de Acacia Hills, León y su equipo siempre preguntaban al personal que trabajaba en el cafetal la siguiente pregunta, “Si hubiera algo que fuera capaz de cambiar tu vida, ¿de qué se trataría?”.
Al hacer esta pregunta siempre obtenía como primera respuesta “la educación” o “el agua”. Yo creo que al haber escuelas en casi todas las zonas de Tanzania, seguramente el agua tiene una mayor importancia. Lo cierto es que al principio cuando nosotros compramos el cafetal, veíamos frecuentemente a los aldeanos con burros de carga o tirando carros para el transporte del agua. Es solo una suposición, pero creo que incluso había personas que hacían una travesía de cerca de 4 kilómetros cargando 20 litros de agua extraída de las acequias.
Fue entonces, cuando León decidió construir infraestructura para el abastecimiento de agua en Oldeani, con la ayuda de Mark y un tostador australiano. Instaló equipos de abastecimiento de agua en sus dos cafetales, y preparó un sistema de transporte de agua hasta el tanque de abastecimiento de agua de la aldea, con el uso de tuberías que aprovechan la gravedad. Los poblados de esta zona son muy pobres, tanto que hasta hace unos 15 años, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) distribuía maíz como alimento básico a su población. Seguro que León que había visto esta realidad, conoce en sus propios huesos qué es lo que es realmente necesario para su región.
Además de esta clase de proyectos sociales, el hecho de que León haya cosechado cierto éxito en Oldeani, también ha tenido un impacto positivo en su entorno.
En la ladera de la montaña que se encuentra justo al bajar nuestro cafetal, han montado muchas tiendas pequeñas. El hecho de que hayamos contratado personal y les hayamos pagado un salario durante muchos años, sin duda se está reflejando en la sociedad local. En los lugares donde hay dinero, se juntan comerciantes que crean negocios, surgiendo un ciclo positivo en el que aumenta aún más el dinero en circulación. Nosotros hemos visto delante de nuestros ojos cómo ha ido cambiando la vida de los aldeanos y la forma de la aldea.
La felicidad de las personas que trabajan en la producción del café, se traduce también en la felicidad de las personas de su entorno. Es gracias a que existe un empresario capaz de llevar a cabo este ideal negocio, por lo que toda la región de Oldeani se está transformando.
Deseo en algún momento mostrarle también a otros pequeños productores y cooperativas cómo lo hemos logrado. Si somos capaces de expandir nuestro modelo dentro de nuestro mismo sector y región, estoy seguro de que esto no solo ayudará a la industria del café de Tanzania, sino también a toda la industria mundial del café.
Para la industria del café de especialidad, tema principal de la sostenibilidad futura, el desempeño de León es sin duda una muy valiosa lección.
El atractivo de Tanzania
León que justo ahora dedica todos sus esfuerzos a la producción del café, hubo una época en la que trabajó en como farmacéutico en una farmacia en Reino Unido. Cuando era joven, él mismo no pensaba proseguir el legado del cafetal familiar.
Decidí volver a Tanzania porque quería formar una familia. Mi esposa Irene también solía trabajar como farmacéutica en Reino Unido. Ella me llegó a decir que “Cuando estaba en la veintena, incluso si me hubieras dicho que nos fuéramos a vivir a la luna, te hubiera seguido” (risas). Bromas aparte, Tanzania es un fantástico entorno para criar a los niños. Mi familia también ha vivido en Tanzania desde hace más de un siglo, por lo que tenemos una enorme red de familiares y parientes, en la que todos nos apoyamos mutuamente.
Además en Tanzania a lo largo de todo el año hace un clima muy agradable. Las personas son muy amigables, amables y bondadosas, cualidades que se van contagiando de unos a otros. En algunos momentos tal vez he pensado que me falta ambición o que soy poco competitivo, pero creo que justo eso me ha facilitado lograr un equilibrio entre mi trabajo y mi vida personal.
Las personas trabajamos dedicando todos nuestros esfuerzos, pero no todo en la vida es trabajar, también es necesario tomarse vacaciones, y pasar tiempo con la familia y amigos. Tanzania es el lugar perfecto para formar una familia, por lo que al igual que mis sobrinos y sobrinas, cada vez hay más jóvenes que tras haber trabajado un breve periodo de tiempo en otras regiones del mundo como Europa, se deciden a vivir en Tanzania. Sin duda en ellos y ellas corre por sus venas la sangre de Tanzania.
En Tanzania se respira un ambiente de tranquilidad. Nos dio la sensación que la espléndida naturaleza de Tanzania acepta a todas las personas, sin rechazar a nadie. Mientras reflexionábamos acerca de esto, nos acordamos de que un cierto comprador que conocimos durante nuestro viaje nos comentó que “De todos los países productores de café, Tanzania es sin duda el lugar más agradable de todos”. Es ahora cuando comprendemos el verdadero significado de sus palabras.
Acerca del futuro
Y, ¿cómo piensa León que será el futuro que queda por llegar?
Nuestro objetivo definitivo es continuar existiendo para siempre en este lugar. Lo necesario para un negocio sostenible es producir un café de alta calidad y encontrar clientes que sean capaces de valorarlo. Es por esto, por lo que no escatimamos esfuerzos para lograr la calidad.
El cafetal de Acacia Hills se funde hermosamente con la cima del monte Oldeani. León, de repente en ciertos momentos, se baja del coche y señala la cumbre de las montañas para explicarnos detalles como que “En ese terreno de ahí planean cultivar la variedad Geisha”. Las acacias que se extienden cual un enorme paraguas que se observa por todas partes, también desempeñan la función de árboles de sombra. En la forma de hablar de León, así como en su entusiasmo al hablar con los recolectores, sentimos la pasión que tiene por su trabajo.
El café de especialidad de Tanzania es sumamente emocionante, está en una evolución constante. En un cierto podcast escuché la noticia de que “Los jóvenes de Colombia y de Brasil están abandonando las grandes ciudades y se están mudando al altiplano para producir café”. Al escuchar esta clase de historias, me viene a la mente mi yo del pasado. Esto es algo que siempre digo, mientras que no se me agoten mis energías y aspiraciones, deseo continuar haciendo cosas que realmente me emocionen. Creo que esta forma de pensar se traduce en que mi actividad empresarial sea sostenible y en el apoyo a los trabajadores y los pequeños productores.
León no sigue al deber o a la razón, sino que obedece a las emociones que brotan en él de forma natural. La sostenibilidad se encuentra en el interior del corazón. Esta forma de pensar tan humana, me genera gran empatía.
La noche del día en el que nos guio por su cafetal, mientras que cenábamos con León nos contó sus variopintas ideas como “¿Qué les parece la idea de plantar más acacias en el cafetal? Yo estoy seguro de que las acacias darán más sombra y facilitarán así el trabajo de los recolectores” o “¿Qué les parece la idea de construir un molino de secado para el café producido por los pequeños productores del pueblo de Karatu?”, entre muchas otras. Mantuvimos una muy acalorada conversación que se prolongó hasta altas horas de la madrugada. Nosotros esperamos con ansias seguir trabajando con León y así compartir esta clase de sueños. Es justo esta forma de pensar la que es fuerza motriz para la sostenibilidad.