José Rivera José Rivera

José Rivera

Origin Coffee Lab

"Enorgullecer a la gente a través del café peruano" Una “revolución en el origen del café” que empieza por la educación

En 2017, José Rivera fundó Origin Coffee Lab (en adelante OCL), una empresa exportadora de cafés de especialidad, ubicada en la región de Cajamarca, al norte de Perú. Más allá del negocio de exportación, su filosofía es poder brindar ingresos estables a los pequeños productores, proporcionando conocimientos financieros y de gestión, y ayudando con el control de calidad y el acceso al mercado.

OCL logra una calidad estable agrupando a detalle por origen, y administrando micro lotes. Al inicio, cuando se fundó la empresa, tenían relación con 25 productores, pero el número ha aumentado año tras año hasta llegar a 360 en 2022. Originalmente, durante cinco años José trabajó para Metric, una importante compañía de café en Chicago, y estuvo a cargo de comprar y tostar granos verdes. José nos comparte el trasfondo de por qué renunció a su carrera y comenzó de nuevo en su ciudad natal.

La acumulación de conocimiento y tecnología mejora la calidad de vida.

Perú es el tercer país productor de café más grande de Sudamérica después de Brasil y Colombia. Cajamarca es una zona de producción representativa de Perú, y la mayoría son pequeños productores. José, el fundador de OCL, comenzó ofreciendo programas de agronomía a pequeños productores. Una gran característica es centrarse en la gestión en lugar de la calidad. Para que los productores generaran ganancias más estables, la idea era que, en bloques de 10 y 20 años, adquirieran los conocimientos necesarios para la gestión de los recursos y la gestión de las fincas.

“Por ejemplo, si un vivero tarda un año en crecer, sería mejor tenerlo en un solo lugar en lugar de cultivarlo en varias partes en toda la finca, lo que reduciría los costos de mano de obra y los costos de deshierbe, ¿no es así? Hay innumerables temas que deben optimizarse de la misma manera, como la aplicación de fertilizantes, el cultivo de cafetos y los costos de mano de obra.

En primer lugar, el productor debe poder calcular exactamente cuál será el costo de producción. Además de eso, incluir la ganancia y ofrecer precios atractivos a los tostadores. De esa manera, los tostadores pueden desarrollar un buen mercado con café de alta calidad en su mano. Y eventualmente seguirán comprando el café todos los años. Fue difícil hasta que conseguí que cambiaran a esa forma de pensar”.

El concepto de elegir socios comerciales tampoco existía entre los productores de esta región. No vender el café a “cualquiera que pague” sino a “personas que lo compren todos los años” y “personas que lo compren a precio alto”. La acumulación de ese tipo de conocimientos respalda los negocios sostenibles y sólidos y mejora la calidad de vida. Sin embargo, en la realidad, hay muchos productores que no pueden vivir solo del café y al mismo tiempo se dedican a otros negocios como la cría de truchas, la apicultura y el cultivo de cacao. José cuestiona esas decisiones.

“Ciertamente es una forma rápida de obtener ganancias, pero no es una decisión acertada. No hay nada que se cultive en esta zona que pueda ser producido en masa y con valor agregado como el café. De lo que se trata es que haya ganancias suficientes para que los productores puedan vivir del café. Todo se reduce a eso. De no ser así, el ciclo de la pobreza nunca se romperá.

En esta región, cuando un niño nace en una plantación de café, está destinado a seguir el mismo camino. Cuando cumple 15 años, sus padres le dicen: “Te doy un pedazo de tierra, para que siembres café”. Eventualmente, de la misma manera, él lo transmite a sus hijos, quienes siguen el mismo camino. Si los padres son pobres, los hijos serán pobres. Este es un problema con la educación”.

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Para “dejar el estigma” del café peruano

Desde muy temprana edad, José salió de Perú por el trabajo de su padre y vivió en Suiza y Holanda. Su padre trabajó para empresas comercializadoras de café y el sindicato de productores de café. La experiencia de mirar a su país de origen desde afuera aumentó naturalmente su interés por la producción de café y la pobreza.

“En algún momento, me di cuenta de que el estilo de vida de los productores no había cambiado en absoluto desde el pasado hasta hoy. Después de regresar a Perú desde Europa, comencé a preguntarme por qué los productores no tomaban medidas para mejorar sus vidas. Pero cuando estaba en el final de mi adolescencia, entendí por qué. Es porque es lo más normal para ellos. Hay muchas opciones en el comercio del café, y se puede vender a un precio alto obteniendo una certificación de comercio justo, una certificación de producto orgánico, etc.”.

Después de un tiempo, José recibió entrenamiento en Intelligentsia en los Estados Unidos, una empresa pionera en café de especialidad, y en 2011 ingresó a Metric en Chicago. Como gerente, estuvo a cargo de comprar granos verdes de todo el mundo y adquirió experiencia como tostador. Al mismo tiempo que se sentía pleno en su trabajo, tenía sentimientos amargos. La evaluación de los compradores acerca del café peruano era sorprendentemente baja. Incluso Metric no manejaba café peruano.

“Me rompió el corazón que a nadie le importara la calidad del café peruano. Compradores de todo el mundo me preguntaban: “¿Qué está pasando con el café peruano?”, “¿Por qué es tan malo?” Quería gritar a los cuatro vientos que “Hay buenos cafés en Perú, como los de Centroamérica, Colombia y África”.

La única forma de probarlo ante la industria del café es mostrárselos. Con esto en mente, José participó con café peruano en la competencia estadounidense “Good Food Awards”. Aunque era su primera competencia, logró avanzar a la final y obtuvo el segundo lugar. El Bourbon de Perú atrajo la atención mientras que los granos verdes de Etiopía dominaron la competencia.

“Soy una persona más o menos conocida en la industria del café en estados unidos. La situación dio un giro radical y todos elogiaron ese café como “maravilloso” y “con mucha personalidad”. Muchos de mis amigos empezaron a comprar café peruano, y pude demostrar que, si compites de frente con la calidad como arma, puedes cambiar la reputación de la industria”.

Además, José renunció a Metric y fundó OCL en 2017 con el objetivo de “Ser un salvador que les infunda valor a los productores”. Para solucionar el problema de la pobreza, colocó como pilar el comercio directo, que paga un precio adecuado por el trabajo del productor y el valor del café. Metric fue el primer cliente a quien entregaron café peruano.

El camino hacia la reducción de la pobreza, no solo con el comercio directo

El establecimiento de OCL coincidió con un período en el que cayó el precio del café comercial en el mercado. Para apoyar el sustento de los productores, José decidió comprar café de especialidad a casi el doble de su precio.

“Estaba orgulloso y me sentí feliz, porque es un negocio que permite dar a conocer a los compradores cuánto aportan a los productores.”.

Sin embargo, José se dio cuenta de que el comercio directo por sí solo no puede resolver el problema de la pobreza de los productores. Se esperaba que los productores que entregan café al mercado local ganaran tres veces más por mes, pero sus condiciones de vida no han cambiado. Al revisar los gastos de los productores, se dio cuenta de que a pesar de que aumentaran los ingresos, las ganancias no aumentaban de la misma manera.

“Es frustrante, pero esta es la realidad del ciclo de la pobreza. Los productores no tienen suficiente educación y conocimiento financiero, y no pueden acceder al mercado por sí mismos. Un problema elemental es la falta de conocimiento y disciplina para administrar y gestionar los recursos”.

Desde entonces, José se ha enfocado en aumentar las ganancias de los productores. No es que rechace el comercio directo. La industria del café ha estado reformando su cadena de suministro con el objetivo de corregir las disparidades y garantizar la transparencia, pero él cree que nada es perfecto.

“Creo que es necesario entender bien los antecedentes, la cultura y las tradiciones de los productores de cada región. Los sistemas de certificación y el comercio justo también se crearon con ideales elevados en un principio. Pero los problemas y las necesidades cambian dependiendo de la época, y tienen que seguir avanzando. Cada año, mejor dicho, cada día tiene que seguir cambiando”.

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La revolución apenas empieza

Desde el principio, OCL ha tratado directamente con los productores y ha catado todo el café que le entregan. En ese momento, era un estilo comercial novedoso, en su ciudad natal incluso lo miraban con frialdad y decían: “Probar cada café es una locura”. Sin embargo, en el segundo año, siguiendo a OCL, otras empresas de la industria establecieron instalaciones de control de calidad. Cajamarca está su mejor momento, con empresas de talla mundial, comercializadoras de granos verdes como Falcon Coffee y Caravela que también establecieron puntos de venta, así como pequeños especialistas de Europa y Colombia que están estableciendo operaciones en los alrededores.

“Si no hubiera comenzado con OCL, no creo que nadie en esta región estuviera evaluando los cafés. Si bien creo que aún quedan muchos desafíos por delante, estoy feliz y orgulloso de ver que la situación en la industria de cafés de especialidad de Perú está cambiando”.

El énfasis puesto en mejorar la calidad de vida de cada individuo ha sido muy elogiado entre los productores, y el número de productores que comercian con OCL ha aumentado a 360. En ocasiones los contactan por parte de personas y organizaciones que son miembros de cooperativas, atraídas por los canales de venta únicos y la estructura de precios. En ese caso, se notifica a la cooperativa y la transacción empieza después de confirmar la intención de la persona interesada.

Junto con eso, también ha habido un cambio en la conciencia de los productores. La variedad Catimor está siendo reemplazada por las variedades Bourbon y Caturra, que son más rentables, y el cultivo de la variedad Gesha es más popular que antes. Producir solo Gesha no es necesariamente lo más deseable desde el punto de vista comercial, pero muestra el deseo de producir café de alta calidad.

“Durante los últimos cinco años, ha aumentado el número de personas que se han vuelto autosuficientes con la producción de café, y ahora podemos abordar problemas del siguiente nivel, como el tratamiento del agua potable y la gestión laboral. También tiene un impacto positivo en las personas que están alrededor, que se dan cuenta de que “Existe esta forma de vida”. La revolución de OCL ha cambiado la mentalidad y el estilo de trabajo de los productores.

Ahora se considera que el café peruano es más delicioso que antes, pero en comparación con el café colombiano, todavía no es muy conocido. Dicho de otra manera, esto quiere decir que Perú tiene el potencial para producir un café aún mejor. Aún hay mucho trabajo por hacer, pero estoy seguro de que se puede lograr. La revolución apenas empieza”.

Texto: Takuya Takemoto

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