Joelito Efrain Huaranca / Arminda Tola Castro

Efrain Huaranca / Arminda Tola Castro

Joelito

Siempre juntos

ボリビアのコーヒー農園Joelito

Efraín y su esposa son dueños de un cafetal en la zona de Uchumachi, a una hora y media en auto de la región de Caranavi, en Bolivia. Los dos amigos de la infancia empezaron a salir cuando tenían 15 años y se casaron a los 19. Siguen juntos después de 10 años de matrimonio.

Después de trabajar un tiempo en la ciudad, compraron tierras de cultivo y empezaron a cultivar café porque se enteraron de que el café daba dinero.

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Además del café, la pareja también produce una pequeña cantidad de hojas de coca (para el té de coca), pero debido a la altitud y el clima frío, la planta se muere, por eso se dedican principalmente al café.

Fue hace unos seis años cuando la pareja empezó a hacer varias innovaciones para producir café de especialidad, como espaciar los árboles y cambiar los fertilizantes.

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Cuando nos mudamos aquí trabajé tiempo parcial en un cafetal, donde adquirí muchos conocimientos y habilidades antes de montar mi propio negocio. Si bien es cierto que trabajo en la producción de café para ganarme la vida, también me motiva el deseo de trabajar duro para producir buenos productos.

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Efraín y esposa están ampliando poco a poco sus tierras de cultivo y aumentando la producción, pero no descuidan el trabajo de lavar y escoger a mano los granos de café verde, trabajos que determinan la calidad del café.

Cuando pensamos que nuestro café, producto de nuestro esfuerzo y dedicación, va a ser distribuido por todo el mundo, aumentamos no solo la producción, sino también nuestro deseo de mejorar la calidad. Estaríamos muy felices de que nos apoyaran comprando nuestro café y tomándolo mucho, ya que eso nos ayuda a sustentarnos.

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Efraín parece ser un hombre serio y de pocas palabras. —¿Qué les gusta del otro?— les pregunté. “Su carácter trabajador” me contestó ella sonriendo. “Que siempre me acompaña” respondió él, sonriendo por fin. Se nota que tienen una relación pacífica y amable: “A veces no estamos de acuerdo, pero no nos peleamos”, dicen. A la hora de despedirnos, la tímida pareja nos regaló un poco avergonzada un plantón de café.

Su sueño es, al parecer, trabajar en la producción de café siempre juntos hasta envejecer, y sus hijos, que crecen viendo a sus padres trabajar así, seguro elegirán naturalmente el camino cafetero.

Texto original en japonés: Tatsuya Nakamichi

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