Los desafíos me apasionan y ya no puedo salir del mundo del café
Gujoo Trading posee tres estaciones de lavado y cuatro plantas de beneficio natural en Guji, Etiopía, y exporta café de 1300 caficultores a todo el mundo. Biniyam Aklilu —quien fundó la empresa en el 2018— es un “pura sangre” que continúa con la labor del café en la familia, tradición que se remonta a su bisabuelo.
Binyam comenzó a involucrarse en el negocio del café desarrollando clientes cuando tenía 20 años y cursaba la universidad en Estados Unidos. Luego de adquirir experiencia en Nardos Coffee, el emprendimiento de su padre, puso su propio negocio en el 2018, dejando voluntariamente el puesto que tenía asegurado de próximo gerente y forjó su propio camino. ¿Qué pensará ahora Binyam a vísperas de cumplir 30 años?
Centrarse más en la especialidad
En Guji, Etiopía, la naturaleza se considera un regalo de Dios. El café, producto regional, no es una excepción y es bastante especial.
Por ejemplo, cuando hay una disputa, es costumbre que los ancianos sabios del pueblo traigan café y lo preparen antes de discutir las soluciones. El café está presente en todas las ocasiones y lugares; es costumbre que los ancianos regalen café a los recién casados y es su cultura agasajar a los invitados sirviéndoles café.
Gujoo compra las cerezas de estos caficultores y las beneficia en sus estaciones de lavado para exportarlas. Los agricultores reciben una prima y orientación técnica sobre la preparación del suelo y los métodos de poda.
Los cafés de especialidad representan actualmente alrededor del 40% del café que se maneja en Gujoo. Con el afán de incrementar ese porcentaje, Binyam, al construir nuevas estaciones de lavado, optó por ubicarlas en lugares a más de 2000 metros de altura, con pendientes pronunciadas y cafetos jóvenes.
—Si el terreno es llano, el agua se acumula y se pudre. En el beneficiado sólo utilizamos agua limpia de los manantiales subterráneos. Es que, en el lavado, al café se le retira la pulpa y se deja remojando en un tanque 36 horas, y absorbe todos los componentes del agua.
En cierto modo, Gujoo es una start-up. En su ambición por crecer, Binyam exige el mismo entusiasmo a sus casi 20 empleados fijos.
—Durante los tres o cuatro meses de recolección al año, el café se cosecha de día y se recoge de noche, por lo que tenemos que trabajar las veinticuatro horas, excepto los domingos. Creo que es difícil crecer si no podemos mantenernos en contacto todo el tiempo.
No me interesaba nada más que el café
Con sede en Guzi, la familia Aklil lleva generaciones en el negocio del café. Con cada generación la empresa se ha ido diversificando: comenzando con el bisabuelo, quien fundó el primer cafetal en Gusi, seguido por el abuelo que puso la primera estación de lavado, y el padre, que inició un negocio de exportación en 1998.
Quizá por saber semejante historia es que Binyam nunca dudó sobre dedicarse al café. Tal vez sea porque desde pequeño jugaba en las plantas de beneficio y en los cafetales y, naturalmente veía a la gente que trabajaba ahí. De alguna manera, el café se grabó en sus genes.
A los 16 años, Binyam se fue a estudiar el bachillerato a Estados Unidos donde tenía parientes, y ahí tuvo la oportunidad de escuchar la voz del cliente y del consumidor. Su motivación aumentaba cada vez que escuchaba comentarios positivos como “¡Me encanta el café!”.
Binyam siempre fue introvertido, pero en un entorno donde no tenía ni amigos ni conocidos, su timidez no ayudaba. Sobre todo, en Estados Unidos, que es un país donde tienes que imponerte para sobrevivir. Su personalidad fue cambiando al verse obligado a comunicarse con sus amigos y clientes.
Por otro lado, también hubo realidades que salieron a la luz durante su estancia. Aprendió que existe un mundo en el que hay que peleársela para triunfar. También conoció a muchos etíopes, cuyo nivel de vida no era bueno. ¿En dónde se triunfará más rápido, en EE. UU. o en Etiopía? Tras sopesar ambas opciones, Binyam dejó la universidad, y en el 2013, con 20 años, regresó a Etiopía.
Ahora disfruto de los desafíos
Binyam comenzó como cajero en una estación de lavado del negocio de su padre, Nardos, y llegó a ser gerente de cuatro de las plantas, aprendiendo sobre el beneficiado. Después se mudó a Addis Abeba, donde trabajó como director de marketing, para luego hacerse cargo de la exportación. Como gerente responsable de todo el negocio, participó en la importación de café, así como de bolsas GrainPro de las Filipinas.
Binyam no tuvo que enfrentarse ningún calvario hasta la creación de Gujoo. Para el banco no era más que una nueva empresa creada por un joven veinteañero sin antecedentes, así su padre haya hecho crecer su empresa Nardos. Experimentó el sin sabor de no poder hacer lo que quería por no poder conseguir un préstamo al no obtener crédito. Cuando dejó Nardos, le dijo a su padre: “No te preocupes que estaré bien. No te pediré ayuda y me las arreglaré solo”, pero, a las finales tuvo que pedir apoyo económico a su padre.
—Por fin tuve la financiación. Los problemas que enfrento hoy también el tiempo los resolverá. Cuando trabajaba en Nardos discutía con el personal que no trabajaba bien, pero nunca me había enfrentado a problemas tan graves como ahora. En aquella época no estaba en condiciones de asumir toda la responsabilidad ni de tomar la decisión final.
—Mi mentalidad cambió desde que fundé Gujoo y me hice gerente. He aprendido a aprovechar las luchas y los problemas. Por ejemplo, pedir consejos para resolver los problemas es una oportunidad para profundizar las relaciones con los demás.
—El periodo de recolección de 3-4 meses es muy difícil. Aparecen problemas por todas partes y tengo que estar correteando de un lado a otro. Las pistas tampoco están en buen estado, así que las llantas de los autos pueden pincharse o averiarse en el camino. Pero esas situaciones en las que las cosas no salen como queremos nos hacen más fuertes.
El mundo del café es difícil alejarse
“Una vez que te metes en el café, ya no sales…” Binyam aún recuerda a su padre diciéndole esto cuando era niño.
—Tu amor por el café se profundiza hasta el punto de no poder pensar en otro trabajo, se convierte en una especie de adicción. Te genere ganancias o no, tu mente solo piensa en el café. Ahora siento en carne propia lo que mi padre me decía.
—Lo que pasa es que, a través del café nos conectamos con diferentes personas en todo el mundo, y a través de este compromiso podemos aprender más sobre el café. Y, sobre todo, las dificultades y los problemas hacen más difícil dejar este mundo.
Binyam quiere ampliar sus iniciativas sociales paralelamente a su negocio. Un ejemplo es la reciente distribución de kits de compresas reutilizables a niñas de primaria y secundaria en colaboración con sus clientes. Esto se desencadenó al oír a una persona mayor de la comunidad hablar del problema de muchas niñas que se ven obligadas a abandonar la escuela por no tener artículos sanitarios.
—Por suerte, gracias a mi relación con los clientes de mi etapa en Nardos, nunca me ha faltado a quién vender, pero muchos clientes se enfocan solo en los negocios.
—Mi objetivo es resolver los problemas de Etiopía. Quiero aumentar las exportaciones de café y ayudar a resolver la escasez de divisas, así como mejorar las condiciones de vida de la población de las zonas rurales donde están las estaciones de lavado.
—Hay muchas cosas que las comunidades necesitan, como construcción de escuelas, suministro de agua potable limpia y pavimento de las vías. En Gujoo queremos reforzar las relaciones con clientes que estén interesados en esto.