Vender el café a un buen precio no lo es todo. Demostrar con el café que la unión hace la fuerza.
La región del Valle Central es de entre las siete zonas productoras de café de Costa Rica, la que tiene una mayor historia, con más de dos siglos dedicados a la producción de café. En esta zona se presentan los elementos necesarios para poder producir un café de buena calidad: su ubicación sobre un altiplano a más de 1200 metros de altitud, sus ricas precipitaciones, el número de horas de sol, un suelo fértil, entre otros.
Coopelibertad, una cooperativa arraigada a esta región del Valle Central, recibe el apoyo de clientes de todo el mundo, principalmente de Norteamérica y Europa, quienes valoran su cuidadoso método de producción que saca el máximo provecho de las características locales de la región. Una de las razones por las que en Coopelibertad han logrado una calidad estable y ganarse la confianza de todos sus clientes es porque una de sus cinco marcas, la marca Matinilla Fancy, ha sido ganadora durante varios años consecutivos de una competición celebrada por una institución de comercio justo.
Su director general, Guillermo Trejos, quien se unió a Coopelibertad en el año 2017, ha sido el responsable de liderar esta transformación. Con el apoyo de Martín Padilla, responsable de comercio y gestión de calidad, y todo el resto del equipo, han promovido una estructura para la producción de café de alta calidad, centrada en las personas, que se ha traducido en que el número de miembros de la cooperativa haya registrado un aumento desde los 400 miembros en el año 2017, hasta los 600 miembros actuales. En esta ocasión nos adentramos en el secreto que les ha permitido establecerse con una firme posición en el mercado del café de Costa Rica, a pesar de tener que competir actualmente con empresas multinacionales.
Para proteger la libertad y la independencia
El término “libertad” que se recoge en el nombre de la cooperativa “Coope+libertad” hace alusión al ferviente anhelo perseguido por los agricultores que lideraron la fundación de esta cooperativa en el año 1961.
En aquella época, en la industria de café de Costa Rica prevalecía una práctica comercial explotadora de los grandes caficultores hacia los pequeños caficultores. El café de los pequeños caficultores era comprado en condiciones abusivas decididas unilateralmente por los grandes caficultores, y en caso de que no fueran capaces de devolver hasta el plazo fijado los préstamos otorgados para su financiación, los grandes caficultores arrebataban sus tierras a los pequeños productores.
En la década de 1960, los agricultores decidieron unirse y pasar a la acción para liberarse del yugo de este injusto sistema y alcanzar la libertad. Esta era justo la época en la que comenzaron a surgir movimientos para la formación de cooperativas a lo largo de toda Costa Rica. Y como resultado de estos movimientos, la cooperativa Coopelibertad fue una de las ocho cooperativas fundadas en la región del Valle Central. Este nombre fue aprobado de forma unánime por los miembros de la cooperativa.
Ha pasado más de medio siglo desde la formación de la cooperativa Coopelibertad, bajo los compromisos de crear oportunidades para que los pequeños caficultores puedan comerciar de forma libre, y de no regresar nunca más a la relación de subordinación. Desde entonces el mercado ha experimentado grandes cambios, entre otros, por la entrada también en Costa Rica de empresas multinacionales dedicadas a la exportación e importación de granos de café verde. Sin embargo, por mucho que hayan cambiado los jugadores presentes en el mercado, todavía hoy día la realidad de que los pequeños productores están en una posición de debilidad permanece inalterable.
Frente a esto, Coopelibertad se ha asegurado su propia posición en el mercado haciendo hincapié en la calidad del café y la sostenibilidad, con el fin de poner freno al mecanismo de mercado que tiene el afán de lucro como única fuerza motriz. En Coopelibertad además de comprar el café a un precio superior al de la media nacional de Costa Rica y al precio ofrecido por las empresas multinacionales, también brindan asistencia en todo el ámbito agrícola como: apoyo técnico por parte de agrónomos, financiación a los caficultores, programas de apoyo en fertilizantes, apoyo a la obtención de la certificación de la Alianza para Bosques, entre otros. Pero no solo esto, también están confrontando a las empresas multinacionales brindando diferentes apoyos a la vida de los pequeños caficultores asociados como la oferta de un servicio médico para caficultores, o la oferta de descuentos especiales por el que pueden comprar más barato el café destinado a los consumidores. Guillermo nos contó lo siguiente:
Las empresas multinacionales solo ven el café, no tienen interés por las personas que lo producen. Mientras que nosotros nos centramos en las personas. El café es el medio que nos une con los caficultores. Este es un trabajo que nos hace reflexionar sobre diversidad de problemáticas incluido sobre qué podemos hacer para que los caficultores mejoren su calidad de vida.
El hecho de que en Costa Rica existan competidores como nosotros ha hecho que las empresas multinacionales también tengan que retribuir más a los caficultores, y además para competir en el mercado se ha vuelto indispensable ofrecer una amplia gama de variedades de café. Yo mismo he sido testigo de la realidad de otros países en los que la industria del café ha quedado sumida en un sistema insostenible, a causa del debilitamiento de sus organizaciones cooperativas y de la bajada del precio de compra del café ofrecido por las empresas multinacionales. En este aspecto, también se podría decir que en Costa Rica, las cooperativas, las empresas privadas y las empresas multinacionales tienen una relación de coexistencia.
Por supuesto, tenemos muchos retos pendientes. Creo que en las empresas multinacionales y en la industria del café ya hay muchos aspectos sistematizados y establecidos, sin embargo, nosotros debemos estructurar nuestra organización mientras seguimos creciendo e innovando. Y también es necesario atender a los cambios en el entorno externo a nivel local y mundial, provocados por el cambio climático.
La innovación resultante de una visión
Por lo general, las organizaciones a medida que van acumulando una mayor historia, a cambio de ganar estabilidad, se hacen más conservadoras y pierden su espíritu innovador. Sin embargo, en el caso de Coopelibertad, en estos 6 años se ha vivido una transformación radical. Esto nos relata Martín quien ha liderado diferentes iniciativas para aumentar la motivación de los caficultores.
Nuestra innovación más importante ha sido comenzar a trabajar con métodos de procesado del café que hasta entonces no habíamos experimentado. Hemos implementado un protocolo sumamente estricto en todos los procesos desde la recogida de las cerezas de café hasta el apilamiento de los sacos de grano de café verde en los contenedores.
Una de las razones que también ha permitido aumentar la motivación de los caficultores ha sido el programa de microlotes por el cual comercializamos café de alta calidad procesado individualmente, que va etiquetado con el nombre del cafetal y del caficultor. Los microlotes representan para los caficultores una oportunidad de aumentar sus ingresos, y de que su presencia sea reconocida por el mundo. Gracias a la implementación de nuevos métodos de procesado como el anaeróbico, el doble lavado, el triple lavado, entre otros, tenemos cafés con perfiles únicos.
Todo esto probablemente se sustenta en el liderazgo de Guillermo.Pienso que ha dirigido un crecimiento e innovación en todos los campos, ha desarrollado un método de marketing completamente diferente al tradicional, así como ha tomado un enfoque comercial, con nuestra participación en ferias de comercio internacionales, que ha realzado el nombre y presencia de la cooperativa.
La implementación de estas medidas se ha traducido en que de las 3 categorías de calidad (A, B y C) en la escala propia de Coopelibertad, el café clasificado con la máxima categoría de calidad A ha aumentado de la tasa del 66 % registrada en el año 2016, hasta una tasa del 88 %.
Guillermo: Esta es la prueba de que los caficultores han seguido esforzándose para mejorar la calidad de su café. El área de cultivo individual por cada caficultor en la región del Valle Central es pequeña de solo unas 4 hectáreas, para ellos es imposible obtener suficientes ingresos solo con la actividad agrícola. Lo cierto es que hay un cierto número de personas dedicadas a la agricultura como actividad secundaria, que desean deshacerse de los terrenos heredados de sus antepasados, a causa de estas características locales del terreno, sin embargo, últimamente cada vez son más los casos de agricultores que cambian de opinión al obtener determinados ingresos con la producción del café.
Martín, previamente trabajó en una cooperativa en la zona de Valle de los Santos, cuyo nombre goza de un mayor reconocimiento mundial que el del Valle Central. Él se encarga de las catas de café como parte del Departamento de Gestión de Calidad, así como ayuda en las funciones de marketing. Y al igual que él, todos los miembros de Coopelibertad trabajan de forma transversal, más allá de una función o cargo establecidos. Y aunque a veces puedan sentirse abrumados por tener tantas cosas que hacer, nadie se queja porque todos lo hacen bajo su propia voluntad. El secreto de que hayan logrado estos resultados es que ninguno de los miembros se enfrenta al trabajo asignado como si fuera una obligación, sino que de forma proactiva sienten el deseo de desempeñar su función.
El café conecta personas
Para Guillermo, hijo de un agrónomo, quien nació y creció en la zona caficultora del Valle Central, trabajar con el café era su trayectoria natural. Él estudió dirección de empresas en la Universidad de Costa Rica, en donde como actividad de trabajo comunitario estudió sobre las cooperativas de caficultores, mientras que como tema de su tesis de licenciatura investigó sobre el tostado del café.
Tras graduarse, primero trabajó durante 5 años como asistente de dirección empresarial en una cooperativa, y después otros 5 años como director del Departamento de Finanzas en otra cooperativa, hasta que finalmente comenzó a trabajar en Coopelibertad. En estos 16 años en los que Guillermo lleva trabajando en la industria del café, siempre concienciado de la problemática de que “En la industria del café no se da importancia a las personas”, ha podido comprender y experimentar de primera mano las fortalezas de las cooperativas.
Coopelibertad, una cooperativa con 60 años de historia, es una organización sólida y estable. No es una organización que vaya a desaparecer de repente de un día para otro. Creo que lo interesante del mundo del café, en el que es habitual crear relaciones a largo plazo con los socios comerciales, es crear una relación que va más allá del trato empresarial, hasta crear una relación de amistad entre las partes.
El café es un cultivo que se ve fácilmente influenciado por las condiciones climáticas. Esta es una industria complicada que se ve fuertemente impactada por aspectos como la fluctuación del precio, o la oferta y la demanda en la Bolsa de Nueva York. Es cuando uno comprende por completo esta estructura, cuando siente que hay esperanza en el futuro de las cooperativas en las que intervienen las personas.
Pero, en la misma medida que en Coopelibertad se centran en las personas, se necesita dedicar una gran cantidad de tiempo y esfuerzo, y no son infrecuentes las situaciones de tensión y estrés. Hubo una época en la que Guillermo, al compararse con otros antiguos compañeros de promoción de la universidad que trabajaban en otras industrias como el sector financiero o tecnológico, se comenzó a preguntar si había tomado la decisión correcta. Pero, al llegar la pandemia de COVID-19, se despejó de toda duda. Mientras que muchos de sus antiguos compañeros de promoción perdieron su trabajo, Guillermo no tuvo necesidad de buscar un nuevo camino.
Creo que la pandemia de COVID-19 ha expuesto las debilidades de otras industrias. Al fin y al cabo, como especialista que puede vivir gracias a su trabajo, y como persona individual me llena de felicidad apreciar que todavía se presentan posibilidades de crecimiento. Yo soy capaz de mantener mi motivación y seguir esforzándome, gracias a que Coopelibertad es una organización social que no se fija solo en los aspectos económicos. Pienso que toda mi vida hasta ahora ha servido como preparación para acometer mi trabajo actual.
Martín, quien se unió a Coopelibertad en el año 2018, también es un caficultor, cuarta generación de una familia dedicada a la producción del café. Para Martín acostumbrado al paisaje que solía ver cuando recorría los cafetales durante la cosecha de las cerezas de café, o cuando ayudaba en los trabajos del cafetal, el café recorre por sus venas desde que tiene uso de razón.
Creo que las cooperativas todavía tienen margen de crecimiento. El motivo por el que he proseguido mi carrera profesional en cooperativas y Coopelibertad es porque me importan las personas. Mi trabajo no solo consiste en apoyar en todo lo posible a los pequeños productores y comercializar el café a un buen precio. La máxima fuerza motriz de mi trabajo es priorizar las conexiones persona a persona entre los trabadores y los clientes, y expandir esta relación.
Autor: Tatsuya Nakamichi