Camino pavimentado con resiliencia
Baho Coffee tiene y dirige 10 estaciones de lavado en toda Ruanda, situadas en diferentes regiones cafeteras con distintos potenciales de calidad, y otras dos en Burundi. La empresa que vende café de pequeños agricultores a clientes de todo el mundo, tiene más de 1000 socios, incluyendo cafeteros. También trabaja con agricultores de la República Democrática del Congo para ayudarlos a entender y aplicar las mejores prácticas de los métodos de procesamiento del café.
El fundador Rusatira Emmanuel estudió ingeniería agrícola, de desarrollo rural y agroindustria en la universidad.. Después de graduarse, pasó 12 años trabajando en una exportadora de café multinacional de Ruanda que tiene operaciones en todo el mundo. Estableció Baho en 2017, motivado por el deseo de empoderar a los pequeños agricultores de Ruanda que están marginados a pesar de producir café delicioso.
Conocimos a Emmanuel en la exhibición comercial World of Coffee 2022, celebrada en Milán, Italia. Él irradiaba energía como el sol, brillando con luz sobre todos los que le rodeaban. Sólo después nos enteramos de sus proezas como productor de café y de un capítulo de su vida tan oscura como un abismo.
En kinyarwanda, un idioma oficial de Ruanda, “baho” significa “mantenerse fuerte” y ” nunca rendirse”. El uso de la palabra para el nombre de su empresa fue una decisión que está entrelazada con su pasado, uno en el que salió de las entrañas de la desesperación. En una entrevista con nosotros, Emmanuel habló de lo que quiere conseguir con el negocio del café.
Vender Ruanda con la familia
Cuando Emmanuel dice que quiere ser un socio de los cafeteros 365 días al año, no es un eslogan que suene agradable. Lo dice en serio, como demuestran los programas diversos de Baho que están dirigidos a estrechar las relaciones con los agricultores. Para Baho, los cafeteros constituyen la base del negocio.
Uno de estos programas trata de ayudar a los agricultores a mejorar sus técnicas de producción. Empleados expertos en ingeniería agrícola visitan regularmente las fincas y aconsejan mejores métodos de cultivo.
Baho organiza a sus productores asociados en pequeños grupos y nombra a un líder en cada uno para poder gestionarlos mejor. Los líderes se encargan de identificar los problemas que tienen los agricultores de su grupo e informan a los ingenieros agrícolas. El objetivo de Baho es mejorar la calidad general encontrando soluciones juntos con los agricultores.
Baho también tiene un programa de apoyo a la vida de los productores. Por ejemplo, la empresa les ofrece ayuda financiera cuando solicitan ayuda para pagar la matrícula, el seguro médico o los fondos operativos antes de las temporadas de cosecha.
Queremos que nuestros agricultores se sientan parte de Baho cuando trabajan. Cada vez que alguien compra su café, les damos un incentivo como si les diéramos un regalo. Eso es porque son de la familia.
Se dice que Ruanda, un país de unos 10 millones de habitantes, cuenta con unos 500.000 pequeños cafeteros. Producían un gran café pero su precio se mantenía bajo porque el país no era muy conocido en el mercado internacional del café. Esto era una causa de la pobreza de los agricultores.
Cuando vendemos café, no sólo estamos vendiendo café. Estamos vendiendo todo el país de Ruanda. La cuota de café especial en el mercado nacional ha aumentado hasta el 50%, frente al 10% de alrededor de 2010. Además, cada vez más personas reconocen que Ruanda es un origen de café de alta calidad.
Quiero estar entre los promotores que promueven este cambio. Nuestro objetivo es convertirnos en la primera opción para todos los tostadores e importadores cuando quieran pedir especialidades de café de África Oriental.
Un defecto del grano de café que es común en Ruanda y sus vecinos, como Burundi y la República Democrática del Congo, es el defecto del sabor a la papa. Los granos verdes con este defecto emiten un olor parecido al de la papa cruda que, al tostarse, destruye los sabores delicados de la especialidad de café.
Desde la cosecha hasta la exportación, no dejamos de hacer esfuerzos en el control de calidad. Eso ha reducido drásticamente el riesgo de que se produzcan defectos. Garantizamos si se convierte en un problema, encontraremos juntos una solución.
Para los más pequeños
La carrera de Emmanuel en el café comenzó en 2005, después de graduarse de la universidad, cuando aceptó un trabajo en una gran empresa de exportación de café. Empezó como gerente de una estación de lavado y ascendió a jefe de certificación biológica y sostenibilidad. Pasó a encargarse de 37 estaciones de lavado (15 propias y 22 asociadas).
Emmanuel no estaba descontento con el trabajo. Pero en el fondo, ansiaba algo más. Se estaba dando cuenta de que había una brecha entre lo que podía hacer en la empresa y lo que realmente quería conseguir.
Muchos de mis familiares y parientes se dedicaban a la producción de café. Así que entiendo el dolor de los agricultores. No paraba de preguntarme cómo podía cambiar sus vidas y hacerlos felices. Así fue como se me ocurrió la idea de fundar Baho.
En 2015, Emmanuel renunció a la empresa y les dijo a sus supervisores: Tengo un sueño. Tengo que ir por él. Movido por el deseo de hacer lo que pueda, aunque sea pequeño, por los más necesitados y vulnerables, empezó a prepararse para montar su propio negocio.
“Baho” significa “mantenerse fuerte” y “no rendirse nunca“. Es una palabra emocional con la que animas a tus amigos cuando tienen problemas con la vida o a la gente que se siente desgraciada o deprimida”.
Pruebas y tribulaciones
En 1978, Emmanuel nació como el hijo mayor de una familia de agricultores. Además de café, producían plátanos, yuca, patatas y frijoles. La familia tenía cinco hijos. No era fácil proporcionarles comida y ropa, y pagar sus gastos escolares.
Tal vez fueron estas circunstancias las que despertaron el sentido de la misión en Emmanuel. Él era el más útil de sus hermanos. Por eso, a veces se aprovechaban de su carácter trabajador y le pedían que les hiciera las tareas. Pero cuando lo hacía, los elogios de su madre le producían una alegría sin igual.
Como en tantas otras familias de África, la madre de Emmanuel se ocupaba sola de todo en la casa. Emanuel la ayudaba casi todos los días, y su vínculo se hacía cada vez más fuerte. Cuando estaba cansado, una palmada en la espalda de su madre era todo lo que necesitaba para rejuvenecer. No había ningún secreto entre ellos. Ella ocupaba un lugar especial en su corazón.
La pobreza tiene una forma de destrozar a las familias. Puede sacar lo peor de la persona más amable. Emmanuel quería a su padre. Pero cuando vio a su padre poniendo su mano sobre su madre, sintió como si una parte de él muriera. Mientras consolaba a su madre, Emmanuel prometió ser su mayor apoyo en el futuro.
Después llegó el genocidio de 1994. Alrededor de un millón de personas fueron asesinadas en un conflicto étnico entre hutus y tutsis en cuestión de 100 días. Entre las víctimas estaban los padres de Emmanuel y su hermano menor.
Cuando encontró sus cuerpos, su corazón se hundió hasta lo más profundo de la desesperación. Intentó tirarse a un río cercano para seguir a sus padres. Aún no era su momento. Alguien se lo impidió pero la vida de un superviviente viene con pruebas y tribulaciones.
En los hogares ruandeses, se espera que el hijo mayor sea el líder de la familia. Emmanuel tuvo que asumir esa responsabilidad a los 15 años. Limpiaba restaurantes y transportaba cargas pesadas, esforzándose para mantener a sus hermanos. El poco dinero que quedaba lo gastaba en transporte para ir a la escuela. Pero no podía permitirse un uniforme escolar, ni siquiera un jabón para lavar sus zapatos.
Cuando Emmanuel terminó la educación secundaria a los 19 años, dio clases en un instituto durante cuatro años antes de ir a la universidad. El sueldo era justo para cubrir los gastos de manutención, pero tener una fuente de ingresos estable le parecía una vida soñada. Cuando tenía 23 años, mandó construir una casa por unos 500 dólares, con el dinero que había ganado en sus cuatro años de trabajo que pagaban unos 25 dólares al mes.
He intentado suicidarme dos veces en mi vida. No podía soportar el peso de la responsabilidad como hijo mayor para proteger a mi familia. Fracasé las dos veces. Sobreviví con la ayuda de Dios. Seguí luchando hasta convertírme en la persona que soy hoy. Durante todo ese tiempo, fue la palabra ‘Baho’ la que me hizo seguir adelante.
Vivir para otros
Al haber superado todas las adversidades, las palabras de Emmanuel tienen una fuerza especial. En su caso, el término “alma en llamas” no es un mero eufemismo. Es una llamarada de energía, como si su alma estuviera literalmente en fuego.
Siempre les digo a los agricultores y a mi personal que nunca deben rendirse y ser fuertes. Quiero que se sientan motivados por el hecho de que un hombre que ha tratado de quitarse la vida dos veces está ahora dirigiendo un negocio como éste. ¿Quién hubiera pensado que me entrevistaron en Japón y Estados Unidos y que viajaría a Europa?
No tengo miedo de hablar con mi personal sobre mi historia. Baho soy yo. Lo empecé y no hay nadie más que yo. Pero no puedo hacerlo todo solo. Necesito a los agricultores, necesito recolectores, necesito mi personal, necesito tostadores. Sin ellos, no puedo hacer realidad mi ideal. Esta es una cadena. Juntos, Baho.
Se perdieron muchas vidas durante el genocidio. Fue como si la historia de Ruanda hubiera terminado. Pero con el liderazgo actual, con nuestro gobierno, Ruanda se ha convertido en uno de los países más seguros del mundo. Ahora, Ruanda está atrayendo la atención de los inversores extranjeros como un país con una gran oportunidad de negocio en el mundo.
Aunque hoy no sea un buen día, no debes perder la esperanza porque mañana será un mejor día . No hay que rendirse. Esta es la energía que hace avanzar a Baho.
Emmanuel se casó en 2009 y está felizmente casado con tres hijos. El ya no tiene que preocuparse de poner comida en la mesa y ropa en la espalda de sus seres queridos. Sin embargo, aún no ha terminado de buscar la felicidad.
Sigo trabajando duro porque sé sí trabajo, otra persona podrá comprar comida y ropa, porque sé que otras personas pueden cambiar su vida. Mi vida no es sólo mía. Vivo para mi mismo y también para los demás.
Ahora Emmanuel invierte su propio dinero en un proyecto para distribuir gratis 5 millones de plantones a los cafeteros. Su deseo es ayudar a mejorar la vida de los cafeteros a través del café, y hacerlos felices.
Sin embargo, Emmanuel también es un ser humano. Hay veces que tiene ganas de darse un respiro y tomar las cosas con calma. Pero cada vez que se le ocurren esos pensamientos, recuerda la frase de su madre: “Si no trabajas duro, te comerán los perros”.
Para la gente de Ruanda, los perros son sólo animales. Así que cuando alguien dice que los perros te comerán, significa que te volverás inútil. Tengo muchas más cosas que lograr. Tengo que seguir trabajando duro.
Han pasado 30 años desde que Emmanuel perdió a su familia en el genocidio y la oportunidad de cumplir su promesa a su madre de ser el mayor apoyo. Pero ese arrepentimiento le ha dado la empatía y la compasión que hoy prodiga a todos los cafeteros.