Ayudar a los productores para que sean autosuficientes. No hay progreso sin unidad
Alpha Coffee compra granos verdes de 400 productores de café de varias partes de Papúa Nueva Guinea y los vende directamente a tostadores en Australia y Nueva Zelanda. El fundador es Redcoco Elijah Harro, quien anteriormente dirigía una constructora. Elijah fundó Alpha Coffee al darse cuenta de la situación actual donde la industria del café en su país está en declive debido a los bajos precios del mercado y la dificultad para conseguir mano de obra.
Con la finalidad de que los pequeños productores obtengan mayores ganancias, Elijah quiere enfocarse en el marketing directo y vender el café como “Café de especialidad de Papúa Nueva Guinea”. Elijah nos comparte cuál es la verdadera intención de esos planes.
La “Unidad” es la clave
Con la finalidad de entender las tendencias del mercado de los cafés de especialidad y con el apoyo de UK Aid y el ITC, Elijah participó en el World of Coffee que se llevó a cabo en Milán, Italia en junio de 2022. Actualmente está trabajando en un proyecto, de trata del establecimiento de una asociación para expandir y promover la producción de cafés de especialidad en Papúa Nueva Guinea.
Una de las principales iniciativas de esta asociación es brindar a los productores la oportunidad de aprender sobre el café de especialidad, dice Elijah. Por ejemplo, brindar capacitación para certificarse y aumentar el número de Q Grader y otro tipo de catadores de café en el país, que actualmente son solo unos cuantos. Tan pronto como la estructura esté lista, planean invitar a los pequeños productores a participar.
“La única forma de aumentar el volumen de producción y mejorar la calidad del café de especialidad es ser minucioso con lo básico. En primer lugar, llevar a cabo cuidadosamente cada proceso en la gestión de la finca, como la poda adecuada, el manejo de la sombra y la eliminación de malezas. Además, recoger solo las cerezas maduras y despulparlas dentro de ese mismo día y pasar al proceso de fermentación y secado. Planeamos transmitir la importancia de estos conceptos básicos a los productores a través de nuestro programa educativo”.
En la actualidad, Papúa Nueva Guinea no es conocida como una región productora de café de alta calidad. Aunque hay algunos productores que a través de grandes comercializadoras de granos verdes exportan café de especialidad a Estados Unidos y Alemania bajo el nombre individual de sus fincas, Elijah no está interesado en “ser el único que gane”.
“Para elevar el nivel de la industria en general, me gustaría desarrollar una marca llamada Café de Papúa Nueva Guinea. De hecho, creo que nuestro café tiene ese potencial. El clima y el suelo de Papúa Nueva Guinea son únicos. El café producido en áreas como Aiyura, Okapa, Siane y Obra es de granos grandes y sabores únicos, y tiene características y un encanto que no se encuentran en el café de África o Centro y Sudamérica.
El hecho de que estemos tratando de avanzar juntos, también es por estrategia. Dado que Papúa Nueva Guinea es un país insular en el Océano Pacífico, el costo de transporte para exportar café a los países consumidores es una desventaja para el negocio. Aun cuando los pequeños productores transporten en pequeños lotes, el incremento en el costo hará que el mercado los rechace. Es por eso que tenemos que unirnos y trabajar juntos”.
Los lazos “familiares” son una fortaleza
Para Elijah, el café ha sido parte de su vida desde que era un niño. El café era la principal fuente de ingresos de la familia y los ingresos del café permitieron que Elijah asistiera a la escuela.
“Cuando era niño, siempre esperaba con ansias la temporada de cosecha del café porque sabía que recibiría un regalo. Cuando tenía 11 años, me compraron mi primer par de zapatos en esa temporada”.
El café le dejó bellos recuerdos, pero no lo llevó a elegir esa profesión. Elijah participó en la construcción de casas y oficinas como arquitecto independiente, y fue alrededor de 2015 que comenzó a pensar seriamente en hacer del café su profesión.
La cadena de suministro del café está fuertemente dominada por intermediarios y los productores no pueden obtener ingresos decentes. Para resolver ese problema, Elijah estableció Alpha Coffee con la idea de conectar a los pequeños productores directamente con el mercado, encargándose del procesamiento y la exportación.
“En los últimos años, muchos agricultores de Papúa Nueva Guinea han dejado de cultivar café, y hay dos razones principales. La primera es el precio. La mayor parte del café producido es de grado comercial y se vende a precios extremadamente bajos. No es de extrañar que elijan cosechar verduras que tienen un ciclo de cosecha (ciclo de conversión de efectivo) más corto, considerando que los ingresos que representan son los mismos que con el café”.
“La segunda razón es que el número de personas dispuestas a trabajar en granjas está disminuyendo. El razonamiento detrás de esto también es simple: piensan que, si el ingreso es el mismo, es mejor trabajar en la ciudad y ganar dinero de manera más fácil”.
En estas circunstancias, el café de especialidad que puede generar mayores ingresos ha atraído a los productores. Empezando por la “familia” de Elijah, alrededor de 100 productores aceptaron participar y comenzaron a cultivar café especialidad.
“Nosotros los habitantes de Papúa Nueva Guinea, podemos tener una definición de familia diferente a la de la gente de otros países. Aun cuando no estemos directamente relacionados por sangre, si somos de la misma tribu, nos reconocemos como “familia”. Hace cientos de años, nuestros antepasados formaron alianzas para proteger sus tierras tribales en caso de guerra entre tribus. Las relaciones familiares que se han cultivado de esta manera están arraigadas en nuestra sociedad”.
Cultivar un espíritu de autoayuda
Papúa Nueva Guinea, que consta de la isla de Nueva Guinea y 700 islas grandes y pequeñas, tiene más de 800 idiomas y tribus. Una de las culturas tradicionales únicas del país es la comunidad “wantok” a la que pertenecen las personas de la misma tribu.
Wantok es un sistema donde las personas se apoyan a través de la ayuda mutua. Cuando un wantok sufre una pérdida o necesita ayuda, los otros wantok se unen y le ayudan. El apoyo viene en una variedad de formas, incluyendo dinero en efectivo, una dote (dinero dado por los parientes del esposo a los parientes de la esposa en el momento del matrimonio) y compensaciones. Es costumbre que toda la comunidad cuide de por vida a los discapacitados físicos y mentales.
Debido a que el sistema de seguridad social del país no está bien desarrollado, la única manera de sobrevivir es ayudarse unos a otros y crear una red de seguridad. Por otro lado, se puede decir que no hay necesidad de sistemas e iniciativas dirigidos por el gobierno porque las tribus han vivido de manera autosuficiente y han administrado las comunidades de manera autónoma desde la antigüedad.
“Cuento con más o menos 10 personas a las que puedo llamar de inmediato y pedir ayuda. Si mi hija se casara con alguien de la tribu vecina, la tribu de esa persona también se convierte en nuestra “familia”. Para vivir en Papúa Nueva Guinea, tienes que aprovechar al máximo esta conexión familiar”.
El mismo Elijah, que vive en un wantok, pudo mantener a su “familia” con los ingresos que obtuvo como arquitecto. Pero, ¿qué necesita hacer para ayudar a su familia? La respuesta a esa pregunta fue apoyar su independencia financiera.
“La economía de Papúa Nueva Guinea se sustenta en las exportaciones de aceite de palma, cacao, oro, cobre y gas natural, además de café. Pero, lamentablemente, el público en general no se ha beneficiado mucho de ello. La única forma de salvarlos es educarlos para que sean económicamente independientes.
“Ellos ya son dueños de una finca y saben cómo hacer y vender café, lo cual es una gran ventaja. Quiero mostrarles a los productores que existe un mundo más grande y que si hacen las cosas de la manera correcta, obtendrán lo correspondiente a su esfuerzo”.
Sin embargo, el grado de felicidad de las personas no aumenta con el desarrollo de la civilización. Aún en el siglo XX, la gente vivía usando herramientas de piedra, y en Papúa Nueva Guinea que es conocido por ser “el país más cercano a la Edad de Piedra en el mundo”, aún ahora, alrededor del 90% de la población depende de la agricultura para generar su propio sustento y para generar ingresos.
“No tienen la necesidad de ir al supermercado para comprar lo que necesitan para vivir. Esto se debe a que es normal para ellos producir por sí mismos lo que necesitan. Caminan 10 km para llegar a la finca, pero no lo ven como un trabajo duro o una pérdida de tiempo. Caminar largas distancias es parte de su estilo de vida. Su forma de pensar es que mientras puedan satisfacer sus necesidades ahora, eso es suficiente”.
También en Papúa Nueva Guinea se introdujo una economía monetaria en la sociedad, y durante mucho tiempo ha sido necesario obtener dinero para vivir. Sin embargo, el recuerdo de la época en que todo era autosuficiente sigue muy arraigado en las personas. El objetivo de Elijah es romper el “sentido común” de las personas y proponer nuevos valores y formas de vida.
“En Papúa Nueva Guinea, es necesario pagar cuotas escolares incluso para los nueve años de educación básica a partir de los seis años. Dependiendo de la situación económica, hay muchas familias que no pueden dar a sus hijos la oportunidad de recibir una educación. El dinero es necesario no solo para la educación, sino también para la atención médica y el vestido. Tener un poco de dinero extra es una gran ayuda para vivir”.
“Para cultivar una mentalidad económica en ellos, les decimos cosas como: “Ahorra todo lo que puedas para cuando lo necesites”. Ayudar a las personas a ser financieramente independientes y ayudarse a sí mismas. Ese es mi objetivo y mi deseo”.