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Pura vida —El país suave, Costa Rica—

El nombre de Costa Rica viene de “costa próspera” ​​en español. Sin embargo, no tiene recursos como el petróleo. Su riqueza radica en su humanidad. Al llegar al aeropuerto de San José, la capital, se ven carteles en la pared que dicen: “Bienvenido a Costa Rica. El país más feliz del mundo”. De hecho, este país ocupó el primer lugar en la Encuesta de la felicidad de las Naciones Unidas. Fue el café lo que trajo la felicidad a un país en vías de desarrollo, pero rico en humanidad.

Número uno en ser el país de la eterna primavera

Se despejan las ráfagas del aguacero, y un arco iris brillante colorea el cielo azul profundo. El fuerte viento que sopla a lo largo de la ladera desde el pie de la montaña es fresco. A pesar de que se ubica en una zona tropical a 10 grados de latitud norte, el cafetal de la ladera está a una altitud de 1300 metros. Se siente un frescor parecido al que se experimenta en un lugar de veraneo.

Los trabajadores, bronceados por el sol, toman un toldo de plástico negro de la “cama africana”, una estantería de metal. Cuando emerge la montaña de granos de café procesados, se revuelven lentamente a mano para que se sequen. El viento sopla desde la parte inferior de la estantería para que se sequen de manera uniforme.

Los granos de café están esparcidos en el patio de hormigón rodeado de toldos de vinilo. Se secan al calor del sol y del hormigón hasta que su contenido de agua alcanza el 10% y se revuelven con un rastrillo de madera cada 30 minutos. Parecía fácil, pero al intentar hacerlo, resultó ser un trabajo muy duro.

Costa Rica es un país pequeño con menos del 80% de Hokkaido (mayor isla de Japón). Los volcanes de 3000 metros y las cordilleras montañosas se extienden en el centro, mientras que las principales ciudades se concentran en la cuenca central rodeada de montañas. Su capital, San José, también es una de ellas e, incluso en los suburbios de la misma, hay pequeñas fincas cafetaleras. Su suelo de ceniza volcánica rico en materia orgánica cuenta con precipitaciones anuales de hasta 1500 mm. Es la tierra de la “eterna primavera”, con una temperatura promedio de alrededor de 20 grados centígrados. También hay diferencias de temperatura entre el día y la noche, lo que lo convierte en un lugar ideal para el cultivo del café.

Personas revolviendo granos de café a mano en una “cama africana” en el cafetal Brumas del ZURQUÍ (2015).

Actualmente nos encontramos en una finca llamada Brumas del Zurquí, ubicada en la mitad del cerro Zurquí (1900 msnm), en la provincia de Heredia que, a su vez, forma parte de la cuenca. Fundada en 1890, actualmente la administra su cuarta generación. Producen variedades muy en boga como Geisha y Villa Sarchí, una variante de Bourbon hallada en Costa Rica. Hay 35 fincas pequeñas de 5000 metros cuadrados, y cada una emplea a 45 personas para cosechar los granos uno por uno. La cosecha es desde mediados de noviembre hasta finales de febrero del año siguiente. Además del cultivo, también están trabajando en micro moliendas de procesamiento de producción a pequeña escala.

Después del secado, se eliminan las impurezas. Es un trabajo manual que requiere el trabajo de 6 personas para tratar un saco de 69 Kg en un día. Los sacos de café se apilan en el almacén y se dejan reposar durante aproximadamente un mes antes de enviarlos. En 2002 comenzaron a exportar a Japón. En 2012 obtuvieron el primer lugar en la Copa Internacional de la Excelencia (COE, por sus siglas en inglés), y en 2015, cuando los visité, eran los segundos.

Photo: DaseinDesign

Distintas fincas cafetaleras

Visité Costa Rica por primera vez en 1984. Desde entonces, he estado en fincas de todo el país cada vez que he venido. En los campos de la meseta que conduce al norte, las laderas de las montañas están cubiertas de cafetos de casi dos metros de altura. Frente a la finca encontré una carreta tradicional tirada por dos vacas, cuya caja de madera tenía dibujos de flores y pájaros, pintados de rojo y amarillo; sus ruedas de madera unidas por un eje de fierro también llevaban dibujos. El café se solía transportar con estos instrumentos. Ahora solo se usan para llevar el pasto cortado, pero siguen activos. Es un paisaje verdaderamente idílico que, al contemplarlo, causa una sensación de paz.

Hay pocas fincas grandes, pero una que destaca es Café Britt, fundada por un estadounidense en 1985. Ahora han ampliado sus canales de venta no solo a nivel nacional, sino también hacia Centro y Sudamérica. Para el 2002 visité la finca y participé en un tour de café, que fue sumamente interesante.

Según el guía comenzó a dar su explicación en medio del campo, un joven que estaba recogiendo café alzó la voz diciendo “Esa explicación está mal” y empezaron a discutir. Los espectadores nos quedamos como diciendo: “¿cómo es posible que empiecen a discutir y nos dejen tirados así?” De pronto, aparece una mujer vestida de traje colonial, y nos guía hasta una habitación que parece un teatro. En el escenario aparece el barco de Colón. A bordo están el capitán (el tipo que nos empezó a dar el tour) y un marinero (el muchacho que recogía cerezas de café). La mujer del traje colonial recibía al barco en el puerto. Todo era parte de una pieza teatral. Entre los 3 hicieron una función al estilo de un musical de la historia de Costa Rica. El guía culminó diciéndonos que las parejas que se conocen en los cafetales costarricenses terminan casándose. Sin querer todos los participantes nos quedamos mirándonos mutuamente.

Carreta tradicional de bueyes que antiguamente transportaba café, en una colina del centro de Costa Rica (2020).

Visitamos la hacienda Alsacia, fundada por la internacional Starbucks en la cuenca central, donde hay un cafetal y un centro de investigación de cultivo en una vasta área de 240 hectáreas al pie del hermoso volcán Poás, el cual se asemeja al monte Fuji. También se puede encontrar una instalación donde al aire libre se enfilan los esquejes de café y se explica sobre el procesamiento. Hay una cafetería y una tienda en la colina con vistas a la finca, todo esto diseñado en un ambiente moderno y muy al estilo de Starbucks. Sin embargo, es demasiado urbano y parece no encajar con el entorno.

Photo: Luis Salazar/Crop Trust

Igualdad para los pequeños agricultores

El cultivo de café de Costa Rica se caracteriza por que la mayoría de los agricultores producen a pequeña escala. Las plantaciones de café tradicionales en Centro y Sudamérica eran en su mayoría grandes explotaciones dominadas por un puñado de personas adineradas, siendo Costa Rica la única excepción. Las pequeñas fincas se han venido ayudando mutuamente, construyendo así una relación igualitaria. En el trasfondo de esto, subyace una historia de cómo superaron las adversidades a base de buena suerte.

Empezaron a producir café porque no tenían otra opción. Cuando Centroamérica era colonia de España, en otras zonas se producían tintes y tabaco los cuales tenían demanda en la metrópoli. Pero Costa Rica es un país limítrofe, así que no podía producir lo mismo que sus vecinos porque no se vendería. No hubo más remedio que cultivar ese nuevo producto llamado café que acababa de llegar.

Latinoamérica no es todo un territorio igual. Cuando los españoles colonizaron el “Nuevo Mundo”, establecieron sus centros de poder en Perú, donde podían obtener oro en América del Sur, y en México, donde podían obtener plata en América Central, haciendo trabajar a los pueblos originarios como esclavos para usurpar sus riquezas. En Guatemala, que está al lado de México, se estableció la Gobernación general de América Central, pero a Costa Rica, lejana y sin recursos, no llegaban los funcionarios del gobierno. Como había pocos pueblos autóctonos, los inmigrantes españoles no tuvieron más remedio que autogobernarse y desarrollarse por su cuenta. De allí nació la solidaridad entre los más desfavorecidos.

En 1821, cuando Centroamérica se independizó de España como estado federal, el gobierno costarricense entregó a sus habitantes esquejes de café y tierras para fomentar su cultivo. Por esta razón, nacieron muchos pequeños agricultores que producían en reducidas parcelas de tierra. Pero no había compradores para un producto de lujo como el café…

La buena suerte llegó una Navidad de 1843, cuando barcos británicos entraron al puerto de Puntarenas —ubicado en la costa del Pacífico de Costa Rica— en busca de productos para mercar. De esta manera se inició un comercio regular de exportaciones de café de Costa Rica al Reino Unido. Como resultado, un país que por aquél entonces era pequeño y pobre, con una población de solo 80 000 habitantes, se convirtió rápidamente en el país más próspero de América Central. Las inversiones del Reino Unido hicieron que la economía creciera a pasos agigantados. El cielo dio un maravilloso regalo de Navidad a esas personas que trabajaron de manera constante.

Cafetos plantados ordenadamente en el centro de Costa Rica (2019).

Una potencia educativa forjada por el café

Al hacerse rico, el país construyó el Teatro Nacional en la capital, siguiendo el modelo de la Ópera de París. Es un edificio de estilo palaciego blanco. Después de pasar por un pasillo custodiado por esculturas, al levantar la vista se puede apreciar en el techo un fresco de una plantación de café. Pero hay algo extraño en él: los cafetos maduran en una playa y son cosechados por mujeres bien ataviadas. Todo fue dibujado en base a la imaginación de un pintor italiano que desconocía las fincas caficultoras.

La economía en auge dio lugar a pensamientos libres en la política. El primer presidente de Costa Rica, quien asumió el cargo en 1847, era un joven de 29 años. Fundó una universidad y un periódico. Su primera obra como presidente fue crear una escuela secundaria para niñas. Se basó en la idea de que la ignorancia es la raíz del mal social y que la libertad de prensa promueve el desarrollo de la sociedad.

Se sucedieron políticos impulsados ​​​​por un fuerte sentido de la misión, aboliendo la pena de muerte en la constitución de 1871. Además, hicieron que la educación primaria sea gratuita y obligatoria para que todos puedan recibir educación. Por esta razón, se convirtió en una potencia educativa con una tasa de alfabetización excepcionalmente alta en América Latina en una etapa muy temprana. La calidad de los trabajadores en las fincas mejoró, y la de sus productos también.

A fines del siglo XIX, el café representaba el 90% de las exportaciones. Pero cuando las fábricas de procesamiento amenazaron las ganancias de los campesinos, éstos formaron la Federación Nacional de Cafeteros de Costa Rica para hacerles frente. El gobierno estableció el Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE) para promover la coexistencia y la prosperidad mutua de ambos frentes. Esto también es algo único en América Central y del Sur. En otros países, los gobiernos se confabulaban con las grandes corporaciones y los capitalistas para explotar a los agricultores, pero este país es diferente. De esta manera, se arraigó la confianza hacia el gobierno y un sentido de igualdad entre los ciudadanos.

Pintura que representa la cosecha de café, en el techo del Teatro Nacional.

La realización de un país pacífico y responsable con el medioambiente

El país creció aún más después de la Segunda guerra mundial. Estalló una guerra civil por los resultados de unas elecciones presidenciales y, al reflexionar sobre el hecho de que personas de un mismo país se mataran entre sí, se llegó a la conclusión de que las disputas deben resolverse a través del diálogo y no de la fuerza. En 1949, la nueva constitución abolió el ejército, creando la segunda constitución pacifista del mundo después de Japón. No obstante, a diferencia de Japón, realmente eliminaron su ejército. Es, pues, un país pacifista poco frecuente en el mundo.

Con el fin de emplear el presupuesto para el desarrollo de la sociedad en lugar de matar gente, los gastos militares que ya no eran necesarios se utilizaron para la educación. El lema fue “crear tantos maestros como lo que hubiera habido de soldados”. Desde entonces, se destina el 30% del presupuesto estatal en educación. Hoy en día, los niños pueden recibir 13 años de educación obligatoria gratuita desde el jardín de infancia hasta la escuela secundaria. Es una potencia educativa que está más avanzada que Japón.

Eso no es todo. Este país se ha convertido en una nación medioambientalista de renombre mundial en donde una cuarta parte de su territorio son parques nacionales. A pesar de ser un país pequeño, tiene más especies de mariposas que todo el continente africano. Además, aquí no hay zoológicos. La idea es que los humanos deben ir a la naturaleza si quieren ver animales, en lugar de convertirlos en un espectáculo. En las zonas rurales, los osos perezosos se pueden ver colgados de los árboles en la calle de los autobuses.

Un oso perezoso colgando de un árbol comiendo hojas en la calle de los autobuses, en el Parque Nacional Tortuguero (2012).

También es en este país donde poco después de la II Guerra Mundial nació el ecoturismo, que ahora se ha extendido por todo el mundo. Para vivir la experiencia, decidí quedarme en un hotel ecológico en la Reserva Natural de Monteverde que está rodeada de selva tropical. Al bajar a toda prisa del autobús con dos maletas bajo un aguacero, el anciano que estaba en la recepción salió corriendo a ayudarme a cargar una de ellas y también resultó empapado. Una vez que completé el registro de entrada en el hotel, su señora me acompañó resguardándome con el paraguas.

Al día siguiente me enteré de que este señor había sido presidente de la nación y su señora, la primera dama. Me sorprendió oír su nombre: se trataba de don Rodrigo Carazo. Siendo presidente, propuso a las Naciones Unidas en su Asamblea General, la fundación de la Universidad de la Paz. No pude evitar preguntarle qué hacía en la recepción de un hotel.

Me contestó: “Costa Rica prohíbe la reelección consecutiva de presidentes y congresistas. Esto se hace para no crear poderosos. Después de terminar mi mandato, decidí dejar el mundo de la política de tajo y servir a las personas como un ciudadano más. Como ya se había establecido el camino hacia una nación pacífica y educativa, decidí allanar el camino para convertir el país en una nación respetuosa con el medioambiente. Invertí mis ahorros para construir un hotel ecológico y comencé a hacer eco tours”.

El expresidente Rodrigo Carazo, que fundó la Universidad para la Paz (UPAZ) de la ONU, en Monteverde (2002).

Pura vida

Esto es sorprendente. En cualquier país del mundo, los políticos se aferran al poder. Me gustaría que hubiera políticos así en Japón. Mejor dicho, en el mundo. El concepto de igualdad y de respeto por la naturaleza, arraigado en el pueblo costarricense a través de la historia del cultivo del café, dio lugar a una política transparente y a una conciencia medioambiental verde.

Hablando del medio ambiente, Costa Rica no tiene plantas de energía nuclear. El 99,5% es energía renovable. Cuando visité Costa Rica por primera vez en 1984 y pregunté al personal del gobierno sobre su situación energética, ya estaban orientados hacia las energías renovables. Económicamente es un país en vías de desarrollo, que no tiene dinero para reparar las carreteras llenas de baches y, al ser un país latino, las obras de reparación tardan mucho; pero la gente siempre está alegre.

Al ir a este país, se experimenta una sensación de felicidad. Hay mucha gente que ha emigrado desde países donde hay mucho estrés como Estados Unidos o Japón. Aquí, aunque no se sepa español, con aprender un saludo basta para comunicarse. Es “Pura Vida”.

Fue en el 2002 que visité una plantación de café muy típica de Costa Rica. 3500 pequeños agricultores se reunieron para formar nueve cooperativas y despachar juntos sus productos. Los nombres de estos productos son Café Paz y Café Forestal. Nombres que son las dos características principales de este país. Los exportan a Alemania y Francia y las ganancias son usadas para comprar computadoras para los niños, otorgar becas y construir instalaciones en las aldeas.

El café de Costa Rica refleja la forma de vida perseverante y justa de su gente. Su sabor es suave y redondo. Es perfecto para beber mientras se lee o para relajarse después del trabajo. Las plantaciones de café de Costa Rica están disminuyendo debido al cambio climático, así que, saboreémoslo bien.

Periodista internacional

Chihiro ITO

Periodista internacional, nacido en la prefectura de Yamaguchi en 1949 y graduado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tokio. De estudiante trabajó como voluntario internacional para cortar caña de azúcar en Cuba. Investigó al “pueblo romaní” —pueblo nómada de Europa del Este— como líder de la expedición de investigación de los “Gitanos” en la Universidad de Tokio. Se incorporó al periódico Asahi Shimbun en 1974, donde fue jefe de las oficinas de Sao Paulo, Barcelona y Los Ángeles. Fue miembro del equipo redactor fundador de la revista del mismo periódico: AERA, cubriendo la revolución de Europa del Este. Se jubiló en septiembre de 2014 y ahora es copresidente de la ONG “Grupo para Paz con Ticos y Ticas”. Hasta ahora ha hecho entrevistas en 82 países.
Su sitio web oficial es https://www.itochihiro.com/