El Salvador
El país de El Salvador
El Salvador es el más pequeño de los siete países centroamericanos. Situado entre Guatemala y Honduras, está salpicado de volcanes y lagos, y cuenta con algunas famosas playas para practicar surf. A pesar de que las principales industrias del país son la agricultura de la caña de azúcar y del café, carecen de recursos naturales y no son autosuficientes en granos y otros productos alimenticios, por lo que dependen de importaciones. Ha perdido en gran medida sus bosques naturales y el 80% de sus árboles son plantaciones. Muchos salvadoreños emigran a Estados Unidos para trabajar y mantener a sus familias enviando remesas. El país se considera relativamente pro-estadounidense entre los países de América Central, siendo popular la educación en inglés y utilizándose el dólar estadounidense casi exclusivamente como moneda, pero viéndolo de otro modo puede decirse que tiene una debilidad que le obliga a depender de las grandes potencias.
Además de una larga historia de guerra civil, El Salvador ha sufrido una serie de desastres naturales, como un huracán en 1998 y dos grandes terremotos en el 2001. Esto no sólo causó un daño directo a la población, sino que también provocó un deterioro de la seguridad pública. Muchos salvadoreños llegaron a Estados Unidos huyendo de la guerra civil y los desastres naturales, pero la mayoría emigraron ilegalmente y fueron deportados. Algunas de estas personas trajeron la cultura de las pandillas de Los Ángeles y formaron grupos de pandillas (maras) en El Salvador. La seguridad en El Salvador siguió deteriorándose, y en un momento dado el país tuvo la tasa de asesinatos más alta del mundo.
La situación cambió drásticamente con el joven presidente Nayib Bukele, quien puso en marcha una serie de nuevas políticas que permitieron reducir a la mitad la tasa de homicidios en un año. Además, acaba de lanzar una audaz iniciativa política para ser el primer país del mundo en adoptar el bitcoin como moneda corriente. En un país en el que alrededor del 20% del PIB se remite desde Estados Unidos y alrededor del 70% de la población no tiene cuenta bancaria, esta política tendrá un impacto significativo en la economía. Esta noticia me dio un poco de esperanza de que El Salvador pudiera cambiar su situación mediante la sensibilidad milenaria y la tecnología.
Aunque suena aterrador escuchar que “El Salvador tuvo una vez la tasa de homicidios más alta del mundo”, la realidad es que El Salvador es un lugar tranquilo. Fuimos en auto desde la capital, San Salvador, hasta la segunda ciudad más grande, Santa Ana, donde el centro está repleto de tiendas de cadenas americanas como Starbucks y Burger King, pero yendo más allá el paisaje cambia a rural. Alejandro, un curador de café, nos dijo que sólo hay algunas zonas peligrosas, y que en cualquier país siempre hay una zona así.
La producción de café en El Salvador
El café ha venido dividiendo en gran medida la luz y la oscuridad del país de El Salvador. Alrededor de la década de 1880, el café sustituyó al índigo como cultivo principal, pero la Gran Depresión de los años 30 hizo que el precio del café cayera, lo que provocó un estallido de descontento entre los campesinos empobrecidos y un levantamiento campesino a gran escala (La Matanza) en 1932. Entre 10,000 y 40,000 perdieron la vida como resultado de este enfrentamiento. Luego la producción de café cayó, pero a partir de los años 70 los inmigrantes europeos reactivaron la producción de café y se convirtieron en una clase dominante oligárquica conocida como las “Catorce familias” (14 Familias). Obtuvieron una gran riqueza con la producción de café y controlaron la mayor parte de las tierras de cultivo, convirtiendo a los pequeños caficultores de las zonas rurales en mano de obra. Este descontento desencadenó la Guerra Civil de El Salvador. Esta guerra civil entre facciones de izquierda —principalmente clérigos que clamaban la liberación de los campesinos—, y facciones de derecha financiadas por las “14 Familias”, duró más de una década hasta que la ONU consiguió un acuerdo de paz en 1992.
Con las profundas cicatrices que dejó la guerra civil y el azote de las catástrofes naturales, la producción de café en El Salvador sigue disminuyendo. Un informe de World Coffee Research publicado en el 2019, identificó a El Salvador como uno de los países caficultores que podría seguir disminuyendo y desaparecer.
Sin embargo, el café salvadoreño tiene un atractivo insustituible y único. Como la guerra civil cerró una vez el país, quedan muchas variedades puras, como la Borbón. Además, la variedad Pacamara —un cruce entre Pacas y Maragogipe— creada por el Instituto Salvadoreño de Investigaciones del Café (ISIC), tiene un gran sabor y textura. La naturaleza de El Salvador, que en su día ostentó el cuarto lugar en producción en el mundo, y el esfuerzo y perseverancia de la gente, tienen un gran potencial como región productora de café.
Nos hemos asociado con Alejandro, líder comunitario que trabaja con pequeños caficultores con una historia de opresión, para crear un nuevo comercio de café en El Salvador. Confiamos totalmente en que esto tendrá un impacto positivo en el futuro de El Salvador.