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2023.02.06

InitiativeHeleanna Georgalis : Moplaco

Primero, me gustaría agradecer por hoy. Está siendo un evento que supera toda las expectativas. Tan bien planificado y organizado que creo que tenéis que venir a Etiopía a ayudarnos. Es un verdadero placer estar aquí entre tantos países productores de café, y que nos hicieran preguntas que nos han hecho reflexionar, como en la visita al santuario.

Mi nombre es Heleanna, soy de origen griego, pero nací y crecí en Etiopía hasta los seis años. Tras esto, abandoné el país por la llegada del régimen comunista.

Pero mi familia se quedó allí, somos la cuarta generación. Y a diferencia de muchos de ustedes nunca he querido que mi hija fuera la quinta generación. ¿Por qué? Porque el café es tan difícil y desafiante, tan poco transparente y tan flexible en el mal sentido.

Llegué a trabajar en el café de forma inesperada, a pesar de haber nacido en una familia caficultura. Yo estaba en Europa disfrutando la vida, viviendo en España. Tras haber obtenido mi MBA, trabajé en un banco como economista, y gané mucho dinero por mí misma. Pero entonces, de forma repentina mi padre falleció en 2008.

Estos son momentos en la vida en los que uno se encuentra con hechos inesperados. Para mí lo inesperado era el café, volver a Etiopía. Era el país al que pensaba que nunca regresaría. Porque durante la era comunista, el país entró en una auténtica edad oscura. Desde Grecia o España, no le veíamos ningún futuro. Pensaba que no era el lugar para mí.

Pero entonces no tuve otra opción. Porque a veces el destino decide por ti. Me mudé a Etiopía en 2008.

Desde entonces, han pasado 15 años. Tengo que decirles que es el país en el que más tiempo he vivido, porque solía mudarme de país cada dos años. Así que he vivido en Grecia durante 10 años, Etiopía durante 15 y en ningún otro país he vivido por más de dos o tres años.

Soy ciudadana del mundo y me gusta pensar de mí misma de este modo. Acepto todas las culturas, todas las religiones y todos los países.

Nuestra empresa se fundó en 1906. Y durante todo este tiempo, ha seguido evolucionado. Comenzó como proveedora de café en las montañas de Harar. Se convirtió en exportadora de café en Dire Dawa. Y finalmente, se trasladó a Addis Ababa, donde todo el café de exportación se producía.

Y en 2007, mi padre fue quien creo el primer café de especialidad. No exagero si digo que fue pionero en todo el mundo. Porque en aquel entonces, el café secado al sol solo se producía en patios. Y en Etiopía, solo exportábamos de grado cuatro y cinco.

Así que con la ayuda de algunos comerciantes japoneses, decidió que el café secado al sol no sería tan malo, ya que la fruta deshidratada no es para nada mala. De hecho, la fruta deshidratada es más compleja. Así que con la ayuda de los japoneses desarrollaron las camas africanas, que ya existían, pero cuyo control de calidad no estaba establecido.

Ese café ganó en dos ocasiones el premio Taste of Harvest. Desde entonces, el mundo produce café de especialidad secado al sol. Fue el primer café de especialidad que llegó a Japón. En esa época, el café en Etiopía se vendía a 90 céntimos por libra. Mientras que este café se vendía a 10 dólares/kg. Fue algo revolucionario para todos nosotros.

En 2009, se creó la Bolsa de Productos Básicos de Etiopía. Esta cambió por completo todo lo que sabíamos acerca de Etiopía en aquel entonces. Y el resto es historia. La industria del café ha cambiado. El sistema también ha cambiado.

Y nosotros estamos aquí, también evolucionando, tanto como el sistema. ¿Así que qué hacemos nosotros como una empresa que representa al café de Etiopía? De nuevo, Masa me estuvo haciendo muchas preguntas filosóficas.

y creo que lo esencial es que respetamos el café, ya que la mayoría de las personas no lo respetaban hasta ahora. También hemos aprendido sobre el café. Nosotros también viajamos. Porque el conocimiento nunca es suficiente. Porque como Sócrates decía “Solo hay un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia”.

A continuación, nuestra visión y filosofía. Yo me levanto todas las mañanas pensando que quiero beber un buen café. Y me decepciona ir a restaurantes y hoteles y que el único café que nos ofrezcan sea malo. Me pregunto por qué.

Si hay tantos productores que se esfuerzan día a día para producir una mejor calidad. Mi visión es producir el mejor café posible. Y Etiopia se merece eso, porque tiene uno de los mejores cafés en el mundo.

Por otro lado, deseo centrarme en el largo plazo, en vez de solo en el corto plazo. Mi filosofía es que hay un mercado para todo, pero que no todo es nuestro mercado.

Además, intento a diario enseñar a mi personal que ser honesto es muy barato. Pero que esta honestidad genera mucho dinero. Así que intentamos vivir con esta filosofía y visión.

Además, intento a diario enseñar a mi personal que ser honesto es muy barato. Pero que esta honestidad genera mucho dinero. Así que intentamos vivir con esta filosofía y visión.

Trabajamos muy duro, y no hay vuelta atrás en esto. Mantenemos nuestra mente abierta, porque aprendemos en todo momento. Innovamos mediante el aprendizaje. Y viajamos, aprendemos y aplicamos.

Las mayores lecciones en mi vida sobre el procesamiento de café las obtuve en Colombia en 2012. Un país que nunca pensé que visitaría. Pues ya todos saben de la fama de Pablo Escobar. Yo también pensaba que en Colombia solo estaba Pablo Escobar. Y cuando llegué, era un paraíso, con personas que eran muy innovadoras.

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¿Cuáles son los resultados y la concienciación que estamos generando? Pienso, que a causa del cambio climático, el café no continuará con nosotros durante mucho más tiempo, si no nos volvemos realmente proactivos. Nosotros somos proactivos e intentamos preservar lo que tenemos. Ahora tenemos una finca en el último bosque nativo de Etiopía llamado Sheka,

les enseñamos a los caficultores acerca de la importancia del bosque. Una cosa que debemos entender en nuestra mente de blancos es que los caficultores necesitan carbón para cocinar y mantenerse calientes. Cuando no comprendemos por qué las personas cortan los árboles, debemos comprender la verdadera razón por la que necesitan cortar un árbol.

La primera vez que fui a Sheka no había electricidad. El agua estaba muy fría y tampoco podía cocinar. ¿Qué se hace en esta situación? Pues cortamos un árbol. ¿Así que cómo tenemos que educar a los caficultores? Les tenemos que dar alternativas. Eso es lo primero.

¿Así que qué les damos? A la gente de Sheka les suministramos biogás. También hemos instalado paneles solares y estamos usando energía hidroeléctrica ya que un río atraviesa nuestra finca. Y trabajamos estrechamente con el gobierno para instalar un generador en el río y abastecer de electricidad a la aldea más cercana a la fina.

Tomé como referencia un proyecto en Guatemala, en una finca muy famosa llamada El Injerto, ellos han construido una planta hidroeléctrica en el interior de su finca. Al principio los caficultores eran muy reticentes. No creían que pudieran cambiar su vida pero poco a poco, están apreciando un cambio.

¿Y qué más hacemos para crear resultados y concienciación? Tenemos muchas cosas que aprender. Siempre llevamos a personas para que enseñen a nuestros caficultores nuevas cosas. Por ejemplo, ahora les estamos enseñando acerca del biocompostaje. También les estamos enseñando sobre cómo crear combustibles por ellos mismos.

Porque aparentemente muchas ONG habían creado estaciones de biocombustible, pero no había ningún seguimiento posterior. Por lo que la población dejaba de usarlo. Nosotros damos un apoyo continuado y hemos creado tres estaciones de biocombustible en el interior de la aldea con la que trabajamos.

¿Y cuál es el valor que esperamos crear para que el consumidor se lleve el mejor recuerdo del café de Etiopía?

Hasta ahora he visitado Japón en múltiples ocasiones. En mi primera visita, la única imagen del café de Etiopia era la de café soluble. El café soluble solo sabe a la leche y el azúcar que lo acompañan. De verdad quiero crear este valor en las personas de mi entorno, que degusten un verdadero de café y lo disfruten tanto como cuando deleitan un vino.

¿Cuáles son los retos a los que nos enfrentamos? Creo que el cambio climático es un reto que nos afecta a todos. La deforestación, que es muy triste de observar delante de nuestros propios ojos. Las enfermedades y la recesión económica. Nos es muy fácil hablar sobre cómo el café cambia nuestras vidas. Pero tenemos que pensar en cómo el café transforma las vidas de los que lo producen.

¿Así que qué consejo quiero darle a la comunidad? Y esto es lo que Masa y Ayane me preguntaron. La siguiente es una cita filosófica de Aristóteles. “Nunca harás nada en este mundo sin coraje. Es la mejor cualidad en la mente junto al honor”.

Muchas personas me han preguntado, “¿Por qué a nosotros nos compran el café tan barato?” Mary y también algunos bolivianos preguntaron varias veces sobre esto. Pienso que es porque nos falta valentía para apreciar nuestro valor. Y creo que desde ahora debemos de creer en nuestro valor. Muchas gracias a todos por esta oportunidad.

【Q&A】

Q. Heleanna, muchas gracias por tu fantástica presentación. Gracias por también servir de inspiración para las mujeres que trabajamos en la industria del café. Tu presentación ha sido espectacular. Mi pregunta es la misma que le hiciste tú a Nadine. ¿Cuál ha sido el mayor reto que has vivido hasta ahora en esta industria?

Como Nadine, ser una mujer joven. Aunque ya no más, si no cuando tenía 35 años. Nunca antes había vivido en Etiopía.

La gente me veía como aquella persona que de vez en cuando iba a ver a sus padres y tras eso se regresaba a su vida en Europa. Y así era realmente. Por lo que nunca creyeron que fuera a quedarme en Etiopía por tanto tiempo, y ni siquiera yo lo pensaba.

De hecho, en aquel entonces trabajaba en la industria farmacéutica. Le dije a mi jefe que me iba durante dos meses y que regresaría. Pero yo soy muy ingenua, me pensaba que en dos meses iba a arreglarlo todo y regresarme. Y pasado un año, volví y le dije a mi jefe: “Muchas gracias por haberme guardado mi puesto de trabajo. Pero, ya no voy a volver”. Y desde entonces, han pasado 15 años.

Y otra dificultad que experimenté, Angelica, fue el hecho de que tenía que cargar con una gran responsabilidad. Mi padre era un hombre muy poderoso y famoso. Y yo no era nadie. Ganarme el reconocimiento de los demás fue un gran reto, que tuve que aceptar.

Q. Muchas gracias por tu presentación. He reservado tu café, tengo muchas ganas de que me llegue. Has mencionado sobre la importancia de tener la mente abierta. ¿Tienes alguna rutina para crear ese entorno?

Bueno, esta es otra pregunta complicada. Sigo mostrándole a las personas que pueden cambiar. ¿Cómo? A veces algunas personas me dicen “No, no, no. Heleanna, no podemos hacer esto porque no va a salir bien”. Y yo les digo “No hacemos todo por el éxito”. Y he tenido que continuar repitiéndome esto.

Porque la mayoría de las personas piensan que “Tenemos que hacerlo como hasta ahora. Es la forma más segura”. Y claro que hacerlo como hasta ahora es lo más seguro, ¿verdad? Se piensa que es mejor el camino conocido que el camino por conocer.

Así que yo no tengo ninguna rutina. Solo les doy a las personas muchos libros. A veces los leen, otras veces no.

También expongo a mi personal a muchas nuevas experiencias. De hecho, llevo a mi personal de viaje. Porque cuando vives en un país y ves lo mismo todos los días, te crees que esa es la realidad.

El mundo que ves se convierte en tu realidad. Pero cuando comienzas a viajar, y observas cómo las personas viven de formas diferentes, con diversidad de valores. Es entonces cuando la mente también comienza a abrirse.

Por ejemplo, la primera vez que llevé a mi personal a Etiopía. Quedaron impactados porque Ruanda es tan diferente a Etiopía. Primero, su disciplina hace que sea el Japón de África. Extremadamente limpios. La gente es muy organizada. La gente es muy respetuosa. Pero a la vez, hacen las cosas de forma diferente a nosotros.

Les contaré una experiencia que tuve en Ruanda, que me dejó realmente impactada, y que fue de casualidad. Estábamos conduciendo junto con un equipo de Starbucks para visitar algunas estaciones de lavado. Y por casualidad, el presidente de Ruanda iba detrás de nosotros. Pasamos una estación de lavado que vertía su agua en el río.

En ese viaje iba con mi personal de Etiopía, y de repente, el vehículo del presidente Kagame se detiene. No sabíamos qué estaba pasando porque no nos dimos cuenta que estaba detrás de nosotros. El presidente se bajó de su automóvil. Y se hizo esta pregunta “¿Cómo puede la gente de aquí vivir con este olor?”.

Yo estaba desconcertada porque nadie en mi país, ni en Grecia ni en Etiopía, se cuestiona que por qué contaminamos los ríos. A la población de ahí no les parecía raro. Y el presidente de Ruanda se detuvo y les exclamó “No, ustedes son sucios”.

El presidente no los castigó. Ni tampoco les gritó. En vez de eso, solo les reprochó que ¿cómo podían como seres humanos vivir de tal modo? ¿Aceptar aguantar tal olor?

Y convocó a Starbucks y les instó a que encontraran una solución de inmediato para este problema. Llegaron a la solución de filtrar sus estaciones de lavado con cal.

Fue una decisión muy rápida. Y repito, para mi personal de Etiopía arrojar la suciedad en el río era algo muy normal, y ellos presenciaron esto. No pensaban que nadie en África pudiera vivir de otro modo.

Viajar expande la mente, es por esto que dentro de lo posible me llevo a mi personal de viaje. Esta es la única rutina que puedo aplicar, junto con los libros. Gracias por tu pregunta.